En el desconocido.
Gaston.
A pesar de en mi antigua vida ser alguien conocido, simpático que siempre estaba rodeados de personas, la necesidad de querer encajar nunca me abandonó; quería ser lo suficientemente perfecto para que los demás quisieran rodearse de mi y ahora, que estamos en un nuevo mundo ese necesidad de esforzarme por encajar ya no esta, siento que encajo sin intentarlo. Que este es el lugar adecuado, donde pertenezco.
El océano frente a mi se mantiene en calma exceptuando algunas olas repentinas que se crean y provocan que la marea moje nuestros pies al llegar a la orilla, causadas por Kirk y Phoenix. La pequeña después de innumerables insistencias logre que el aceptara ayudarla en mejorar el manejo de su habilidad.
-¿Cómo te sientes?- Zenda, quien se encontraba de pie a mi lado, rompió el silencio. Una gran sonrisa adorna su rostro y en sus ojos se refleja la emoción. Entender a que se refiere no requiere demasiado esfuerzo, es de lo que todos hablan en los últimos días. Era la m ayor noticia que se distribuía por los reinos.
-Increible - Las risas de Phoenix y Kirk se oyen a lo lejos - Aun no puedo creer que haya ocurrido…
Hacía tres días, todo en mi había cambiado. La naturaleza me había considerado parte de ella, por lo que mi afinidad por fin salió a la luz.
Esa mañana me desperté y sentí como si mi pecho fuera liviano, parecía que una carga se había eliminado en mi. Cuando estaba por levantarme de la cama, observé mis manos que se sujetaban a ambos lados de esta y en ellas, escamas azules comenzaban a verse.
La alegría y la emoción inundaron la casa, Kirk rápidamente le informo la nueva noticia a Lilac y está informó citando sus palabras:
“Que ella sería la encargada de hacerme brillar y convertirme en un grande y poderoso ser del mar”
Aquello me emocionó aún más, desde el primer momento en que la vi su belleza me cautivó y su gran poder que emana me atrajo, saber que pasaremos tiempo juntos hace que mi corazón se acelere.
Se escucha una potente carcajada detrás nuestro, por lo que giro mi rostro discretamente para observar a quienes se encuentran allí.
Recostados en la arena Adler y Elena platican alegremente, la sonrisa en el rostro de mi hermana no me pasa desapercibida y me hace creer que por fin está comenzando a aceptar este lugar. Tal parece ser que mi hermana dejó entrar a su corazón a aquel muchacho que moría por ella.
Desde la muerte de Miguel hace ya una semana, ellos se habían unido, se los veía más cariñosos y contentos.
Adler provoca con su mano que una pequeña cantidad de agua salpique el rostro de mi hermana, lo que provoca que ella ría y se le tira encima, en un intento de provocarle cosquillas. El, siguiendo su juego, hace que ambos giren en la arena abrazados el uno al otro.
-Me preocupa… - Dije en un tono de voz bajo, pero lo suficiente como para hacerme oír a mi acompañante.
-Lo sé, a Adler igual. Pero seguro están exagerando y nada malo ocurrirá.
Su intento de calmar mis preocupaciones no sirvieron, a pesar de que no hayamos vuelto a hablar desde nuestra discusión, no significa que mi interés por Elena desaparecería. Después de todo seguimos siendo hermanos.
-Es que no lo entiendo. Ambos llegamos al mismo tiempo y no ha desarrollado ninguna afinidad ¿Porque yo si y ella no? y si...¿y si ella no tiene afinidad? - Baje mi tono de voz aún más para decir lo siguiente, en un susurro hable - ¿Y si muere?
-No sabemos que ocurrirá, quizás simplemente tardara más que tu....
Nuestra conversación se vio interrumpida cuando la mencionada y Adler se acercaron a nosotros y se pusieron a observar cómo la pequeña entrenaba.
Phoenix, en un momento de descuido al percatarse de toda la atención que estaba obteniendo, giro en su eje y nos saludó sacudiendo su mano en el aire. Tiempo que Kirk aprovechó para atacar con una ola que la zambullo en el mar.
Rápidamente lo abandonó, dejando atrás las carcajadas de este y se acercó a nosotros enfurruñada.
Elena le regaló una sonrisa y acarició con ternura sus cabellos, calmando así a la fiera.
Luego como si estuviéramos sincronizados, todos miramos hacia el frente. El océano se encontraba calmo, sin nada que descoloque aquella atmósfera de tranquilidad que nos rodeaba.
-¿Qué hay del otro lado? - Elena preguntó con interés, vi como nuestros acompañantes se daban una mirada extraña. Como si no comprendieran de qué hablaba.
-¿Del otro lado? - Zenda contestó con otra incógnita.
-Si, ¿algún otro reino? - Esta vez fui yo quien agregó otra pregunta.
Phoenix río despacito, tapando con sus pequeñas manos su boca.
-Ellos son muy graciosos… - Le dijo en un intento fallido de susurro a su hermano, ya que todos la oímos.
-No entiendo Ad, ¿qué es tan gracioso?
-Es que nunca nadie había hecho esa pregunta, porque todos saben la respuesta - Le contesto este obviedad a mi hermana y luego le sonrió al percatarse que la había ofendido - Pero es entendible que ustedes no lo sepan, son nuevos aquí.