Haber llorado me hacía sentir mejor, sentía los nervios de punta y no había nadie que me dijera algo sobre qué hacer cuando los nervios estaban a punto de hacer que mis piernas corrieran, Sebastián toca la puerta mientras ato mi cabello, tenerlo tan largo me estaba costando mantenerlo. Ninguno de los 2 habla pero el deja el diario de mi padre a la vista mientras veo como una hoja está marcada en especial.
—Se que estás nerviosa y extrañas a tu papá. Espero que eso te ayude un poco — Me dice sin muchos ánimos de entablar una conversación, pero aun así le pido que se quede.
La hoja estaba maltratada y la letra difícil de leer sin duda era del pero había algo que me hacía dudar de la veracidad del documento.
“La fuerza de la palabra está en la seguridad, pues palabras nulas ante líder que duda”
Pensaba que sería algo más emotivo pero solo era una reflexión que al más leerla más sentido tenía, la letra cae de cierta forma que entendía que era una copia de cada letra de mi padre, miro a Sebastián y sus manos manchadas de tintas querían disimular el actor intelectual de los hechos, quería arrancar la hoja pues sería el eterno recordatorio de que alguien más escribió en el diario de mi padre, pero no me atrevía a hacerlo, no era capaz de hacerlo.
—Eso fue algo que me dijo tu padre cuando lideré mi primera tropa simulada — Me dice mientras toma un trapo para limpiar sus manos, estaba molesta —. Trate de imitar su letra como tributo.
—No entiendo por qué haces todo esto — Le digo mientras el saca una flor.
—Feliz cumpleaños — Dudo en aceptarla pues me sentía incomoda, estaba realmente asqueada, el daba un paso hacia adelante y yo daba 2 hacia atrás, no quería que se me acercará y en su cara se notaba ese alejamiento. El collar salía de mis ropas y este estaba vacía pues el anillo estaba en mi mano, Ethan lo había pulido de tal manera que no lastimaba, ahora portaba el anillo de mi prometido —. Perdón…
—Te escuche anoche… — Su sonrisa se mira distorsionada un segundo antes de que Ethan me dé anuncio de que ya era hora, me pongo la capa con ayuda de este último para pararme en el balcón a dar el anuncio, mis manos temblaban, pero si me miraban dudar, también lo harían de mi palabra.
Respiro hondo antes de acercarme por completo, apoyo mis manos en el barandal mientras miro a Alexander apoyado en Hiro, mientras me sonríen.
—El lord Caleb Yilmaz se encuentra perdido, no se alarmen, tenemos eso bajo control pues como la delegada en esta misión, no pienso dejarlos caer jamás. El plan para entrar al norte será por el terreno de la encrucijada principal, nos separaremos en pequeños grupos para inspeccionar el área, toda la información será reportada al duque Sebastián — Este da un paso hacia mí, mientras aplauden —. El barón Alexander de Priego les ayudará y les dará más instrucciones para mantenernos comunicados ¿Están con nosotros?
“Dios bendiga a la madre de la rebelión” Desde el diamante bruto de la temporada, hasta la duquesa de hierro y ahora era la madre de la rebelión, sentía una satisfacción enorme, mientras me dan aplausos, y eso me da un recuerdo de cuando mi padre guio una flota siendo victorioso, salgo a prisas del balcón, me recargo en la pared mientras me pongo a llorar, el recuerdo de que estaba siguiendo sus pasos me daba en que pensar pues tal vez el estaría orgulloso de mí.
—Lo hiciste bien — Me dice Ethan mientras me acerca a él, me dolía mucho como se sentía todo esto, pues aun llevaba mi luto. Me limpio la cara mientras ayudo a bajar a Alexander al comedor, para hablar sobre quien iría en el primer grupo —. Se abre la mesa redonda, con 5 integrantes. El tema es ¿Quién irá al norte?
—Yo iré — Les digo añorando llegar en casa, quería volver a casa, Ethan asiente con la cabeza mientras que aprueba que vaya.
—Entonces iré con ella — Dice Alexander poniéndose de pie, mientras se toma del estómago, el aún seguía herido —. Soy el guardián de ella desde los 18.
—Estas herido, no puedes arriesgarte — Le contesta Hiro —. Propongo a Sebastián es bueno con la espada, podría complementarse con Sofía.
—Entonces quedará así, Sebastián, Sofía y yo, es mi obligación como emperador — Todos asienten y firman el acuerdo, nos iríamos esa misma noche, Alexander se quedaría a guardar reposo e introducir nuevas armas en caso de ser necesarios, había conocido a varios artesanos retirados de guerras para crear utensilios que les pudieran ayudar. Mi cabeza me dolía al entrar a mi cuarto, para ver regalos, no estaba de humor para nada referente a mi cumpleaños, para mi cumpleaños siempre hacia calor, supongo que estábamos tan confundidos que en realidad no era mi fecha de cumpleaños.
Pongo en una maleta cosas necesarias, cambio de ropa, y el libro que mi padre me había conseguido se cae de un armario juraba que no lo había puesto allí, pero las cosas ya estaban allí, decido abrir el regalo de Alexander este tenía una carta.
“Para mi dulce mejor amiga, mis mejores deseos Sofía Anahí que la gloria de dios siempre este a tu favor, y que el futuro nos una más adelante como la madrina de mis hijos”
Mis ojos se llenan de lagrimas al abrir el hermoso collar de mariposa, no era ninguna piedra preciosa, era cristal de ese que estaban hechas las copas, tan brillante tan hermoso, con el atardecer este absorbía su color, no me sentía tan sola, después de todo, el de Hiro dudo un poco más en abrirlo, y al no tener carta, me doy cuenta que eran unos guantes de cuero, eran especiales para la arquería, me quejaba mucho pues no era bien visto en casa están cosas en mujeres, debía de tener manos tersas pero era imposible.
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Editado: 13.06.2023