El sol apenas estaba saliendo. Kim entro seguida por Erick, mientras observaban de un lado a otro, sin repartir improperios ni gritar todo lo que tenían en mente con respecto a su responsabilidad con la ciudadanía y los deberes de cada individuo de presentarse a la autoridad.
La entrada daba a una instancia grande que comprendía un comedor y la sala. A cambio de un sofá se encontraba una cama bien arreglada y un nochero pequeño, como si ahí se quedara alguien a dormir y las habitaciones no fueran las suficientes. A mano derecha al frente del comedor se encontraba la cocina, con un piso tan brillante que ambos detectives vieron su reflejo al entrar escoltados por sus armas preparados para cualquier novedad. Hacía el otro lado, un pasillo pequeño conectaba con tres puertas, la primera que daba a un baño cuyo piso tenía las mismas características del de la cocina, y otras dos a los únicos cuartos de la estancia. El cuarto de la izquierda era el más amplio y por ambos asumieron que era el principal. La cama estaba tendida y sin una arruga, lo único que podría llamar la atención era que la luz mantenía prendida.
La otra habitación se encontraba igual, solo que esta ves tenía un ventanal enorme que daba a una especie de balcón, amplio donde seguro cabría un cuarto extra. En efecto, no había nada, todo estaba super normal, tanto que en realidad parecía demasiado sospechoso. En estos casos tanto Kim, como Erick, y seguro el lector esperarían la escena grotesca de una especie de asesinato o algún indicio de que las cosas han salido mal.
Ni ella, ni él, tenían permitido estar ahí y lo único que parecía estar desordenado era el reguero de astillas debajo de la puerta producto del golpe que del arma con la cerradura. Habían violado una de las normas más básicas de cualquier clase de tipo de sociedad, respetar el espacio privado. Estaban ahí por razones que desconocían y nadie sabía de eso.
Cuando has bajado tanto llega un momento en que no hay forma de subir, y por no quedarte quieto decides continuar descendiendo. Es un mecanismo de defensa equivocarse y seguirlo haciendo, intentando enmendar el error original. Eso es en realidad la teoría del porque Kim y Erick siguieron esculcando rincón por rincón de aquella vivienda, en vez de llamar a alguien y pedir perdón por su confianza exagerada.
En menos de una hora, en la que no se escuchaba nada; Kim y Erick habían despotricado la casa, lo que antes era un mar de armonía y perfección se convirtió en colchones mal puestos, ropa tirada por todo lado, un piso casi reluciente lleno de ollas, cubiertos y cocas de alimentos. Y nada, no había nada, ni un papel, ni un registro, ni dinero, joyas o cosas que valieran la pena.
Existen muchos acertijos en internet, demasiados dirían yo, algunos incluso se han sacado de libros ya antiguos de los que no queda rastro físico. Lo bueno de aquellos acertijos o problemas mentales es que las nimiedades, las pequeñas cosas y las observaciones vagas tienen demasiado sentido. Pasaron minutos sentados en lo que debería ser las mesas del comedor cuando a Kim se le ocurrió la solución a aquel pluzle, en todas las cosas que habían sacado no había ni una sola prenda que fuera de mujer.
De forma desesperada la detective comenzó a buscar por toda la casa, y ahora no solo era que no hubiera rastro de alguien en aquel apartamento, si no que no había rastro de que la tal Jessica hubiese vivido ahí en algún momento. Seguro si aquella mujer tuviera ciertas características relacionadas con la identificación de genero y le gustara vestir como hombre con corbatas, y trajes elegantes aquel guarda de seguridad que cuidaba el edificio algo hubiera nombrado, y aunque fuera una especulación, es difícil creer que una mujer no tengo al menos una prenda de ropa interior femenina que se acomode a sus necesidades, o un paquete te toallas, o tampones.