UN VIAJE DE EN SUEÑOS
Ciudad del Vaticano-Roma
-¿No es increíble todo esto? es gigante, y aún nos faltan 17 salas más, es un sueño hecho realidad y lo mejor es que lo estoy compartiendo con mi mejor amiga- Le dije muy emocionada a Emma.
-Me parecería increíble recorrer las calles de Roma, no perder mi tiempo en un aburrido museo, llegamos aquí hace 1 hora y sólo llevamos esta sala- Mencionó Emma enojada.
-Seguro te va a gustar, además dicen por ahí que los italianos son muy atractivos ¿No te gustaría averiguarlo?- Le propuse intentando convencerla.
-¿Justo cómo ese chico que no te quita los ojos de encima?- Me preguntó señalandolo.
-No me está mirando a mí, de seguro él te está observando a ti- Le contesté mientras veía al chico con cautela.
Aunque no me molestaría que me estuviera mirando a mí, es un chico realmente guapo, su cabello negro, peinado hacía un lado, sus facciones bien pronunciadas, posee una mirada que te deja sin aliento, sus ojos son grandes, color miel, con pestañas largas y abundantes, y unas cejas negras pobladas, por otro lado me producía escalofríos; Cuando lo miré a los ojos una ola de corriente recorrió todo mi cuerpo, no sabía que era eso que me hacía estremecer, pero lo iba a averiguar.
-Tierra llamando a Alessa ¿Me estás poniendo cuidado? te estaba diciendo que yo sabría si me estuviera mirando a mí- Dijo volteando los ojos.
Me quedé callada observando las pinturas, pero en realidad no le estaba poniendo cuidado, sólo pensaba en lo que me dijo hace un rato, entonces me di la vuelta para buscar al chico, pero no estaba.
-¿Qué es lo que buscas tanto? no me digas que es al chico de hace un momento- Preguntó Emma con cierta picardía en su voz.
-¿Por qué lo haría? sólo estoy buscando mi pulsera ¡ah, mira aquí está!- Le mentí, simulando recogerla del suelo, no quería lidiar con ningún interrogatorio.
-Seguro, y yo soy boba, te conozco desde los 5 años, no me puedes mentir y lo sabes- dijo Emma presionandome para que aceptara algo que ella ya sabía.
-¡Ay que no! y ya dejemos el tema- Le dije un poco molesta.
Salimos a las 9 de la noche del museo, lo siguiente que hicimos fue ir a Piazza Navona, siempre había querido visitar ese lugar con las tres fuentes, pero la que quería ver, realmente era la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, y ahí estaba frente a esta magnífica obra, pero no estaba disfrutando ese momento, sólo podía pensar que mientras yo recorrí las 18 salas del museo La Pinacoteca, Emma habló con diferentes chicos, dejándome sola y eso me lastimó un poco, se suponía que este viaje era inolvidable, estuve ahorrando durante 6 años para poder venir el día de mi cumpleaños número 17 y ella lo sabía, pero pareció no importarle, esta vez no me quedaría callada como solía hacerlo siempre.
-No puedo creer que seas tan egoísta- Le dije disgustada.
-Pero ¿de qué estás hablando?- Me preguntó con recelo.
-Hoy es mi cumpleaños y como mi mejor amiga deberías estar conmigo, no ligando con cuanto hombre se te pasa por en frente- Grité exaltada.
-Tú me dijiste en el museo que mirara chicos lindos y eso hice- Me dijo cruzando los brazos y poniéndose a la defensiva.
-Lo dije para que me acompañaras en algo que quería hacer desde que tengo 11 años, pero nunca me hubieras complacido en nada, ni siendo este el día que he esperado por tanto tiempo, porque eres una egoísta y debí pensarlo mejor el día que te invité a venir conmigo- Le anuncié en voz alta.
Todas las personas que estaban visitando el Piazza Navona, dejaron de hacer lo que sea que estuvieran haciendo para mirarnos, yo me sentí demasiado incómoda, así que me di la vuelta y empecé a caminar hacía el hotel, mientras más avanzaba en las calles de Roma, me daba lastima no poder disfrutar de mi viaje soñado, cualquiera diría "pero ¿Por qué te vas?" y es porque sé que no voy a pasarla bien después de la discusión con Emma; Cuando llegué al hotel, llamé a mi aerolínea de confianza y pedí 2 vuelos lo antes posible a Londres, me dieron los vuelos para las 8 de la mañana y agradecí que fuera para mañana, entonces colgué y dejé él celular encima de la mesa de noche, cuando estaba a punto de irme a dormir, tocaron a la puerta, sabía perfectamente que era Emma, no quería lidiar con ella, pero no podía dejarla en la calle.
Para mi sorpresa no era ella sino el chico del museo.
-Hola ¿buscas a Emma?- Pregunté algo confundida.
-No, vine a verte a ti- Dijo sin expresión alguna en su rostro.
-No entiendo, no nos conocemos ¿Qué necesitas?- Pregunté sin entender aún que estaba pasando.
- Sólo quería decirte que debes tener más cuidado con las personas que te rodean- Soltó así sin más y se marchó.
-¿De qué hablas?- Le grité mientras lo veía irse por el pasillo.
La visita de ese chico me dejó desconcertada ¿Cómo sabía en qué hotel me estaba quedando? ¿Me habrá estado siguiendo? y peor aún ¿Por qué me dijo que tuviera cuidado? sabía que eran preguntas que no podía resolver por mi cuenta, decidí apartarlas de mi cabeza y acostarme a dormir, había sido un día largo y poco agradable.
A la mañana siguiente un ruido estruendoso hizo que me despertara desorientada ¿Quién tocaba así la puerta a las 4 de la madrugada? abrí la puerta y Emma estaba tirada en el suelo llorando.
-¡¿Qué sucedió?!- Le pregunté angustiada al ver que tenía un moreton en el ojo izquierdo.
-Uno de los hombres con los que hablé en el museo intentó violarme- Me respondió con un hilo de voz.
-Vamos, cuéntame adentro todo lo que pasó- Le dije manteniendo la compostura.
Tenía que estar calmada para poder ayudar a Emma, la ayude a levantarse y entramos a la habitación e hice todo lo posible para que estuviera cómoda, le di un vaso con agua, saqué una pijama y toallas con aceite para que se quitara el maquillaje regado, una vez que estuvo más calmada se sentó a mi lado.