Murmurios se escuchan, el aire se cuela por la ventanilla del autobús en donde más de quince adolescentes hormonales hablan de su patética perfecta vida, olores extraños se mezclan y una cantidad exagerada de loción llega a mis fosas nasales; John Blake está enfrente de mí con una estúpida sonrisa, maldito engreído.
-¿Está ocupado ese asiento? –señala el lugar a mi lado.
-Ahora si—respondo alzando mi mochila para dejarla en el asiento ahora ocupado.
-Oh vamos Sarah solo será un segundo –insiste.
Y claro, nunca puede faltar la chica popular con su vida perfecta; Ashley Wayne.
-Cariño –se acerca a él dejando un beso en su mejilla – Te extrañe oye ¿porque no fuiste a la fiesta de papá?
Ruedo los ojos soltando un suspiro.
-¿Tu qué? –se dirige hacia mi – que haces hablando con la piojosa.
Piojosa tu madre.
-Solo quería que me pasara una tarea ya sabes que el Mr. Henderson siempre me exige una calificación decente –explica.
-¿Y no la tiene? –pregunta como si le interesara.
Sus ojos se conectan y mis sentidos se activan poniéndome en alerta, intento levantarme y la mano de John se posa sobre mi hombro forzándome a sentarme, logro pararme y justo cuando creo que voy a escapar de este momento, una mano se enrolla en mi brazo jalando de él.
Mi cuerpo gira y la cara de Ashley entra en mi campo de visión, su mano aprieta con fuerza mi brazo que por un momento temo que deje un moretón.
-No tienes a donde correr – susurra solo para las dos.
Me preguntaba a mí misma por qué yo era el objetivo de sus burlas he humillaciones, no encontraba respuesta pero sin duda tenía claro que bien no le caía, ¿quiere mi tarea para su novio? ¿disfruta humillar? ¿hacia esto por su novio? tanto que presume el feminismo en las redes sociales y termina igual que el agresor, creí que entre mujeres nos apoyábamos pero una vez más me equivoque.
-Sabes, deberías de tragar maquillaje, quizás así también eres bella por dentro –Ataque tratando de sonar un poco ruda.
Vi como su mano izquierda se levantaba y estaba segura que no era para saludarme.
¡Dale donde no le da el sol!
¡Dale donde no le da el sol!
Bien si, aceptaba que mi voz interna me gobernaba, tal como me lo pidió, tal como lo aplique. Sentí satisfacción al ver su cara de dolor y ni siquiera me importaba el que reaccionara más violenta, quería verla llorar.
La voz agresiva de John me hace retroceder cuando se me viene encima con una mano en el aire, el maldito me va a golpear. El puño impacta en mi rostro haciéndome caer cuando un hilo de sangre se esparce por mi boca, siento mis músculos entumirse cuando suelta una patada en mi estómago haciendo que el aire se atore en mis pulmones.
-¡Pelea!--gritaban todos alrededor de nosotros, rogaba que el conductor del autobús apareciera rápido.
Si había un dios le suplicaba que bajara y le lanzara fuego a estos bastardos, pero claro, era imposible que tal cosa sucediera aun así me llenaran de golpes sabía que nadie los iba a apartar.
Una patada, dos, tres, la vista se me nubla y los ojos me piden a gritos un descanso; cinco segundos, solo cinco segundos.
Un sollozo me hace abrir los ojos, enfoco a la mujer que llora en el sofá que está enfrente de la camilla del hospital ¿cómo sé que es un hospital? oh sorpresa ya había estado aquí. Cientos te veces recorría este hospital, cientos de veces estas paredes escuchaban mis llantos, gritos y pantaletas, siempre estuve rodeada con todo lo que tenga que ver con un hospital.
Me remuevo incomoda cuando noto cambios en mi cuerpo, siento algo atascado en mi garganta que me hace llevar las manos a mi boca tocando la mascarilla de oxígeno, intento quitármela tratando de respirar sin tal aparato, pero es inútil.
-¡Mi niña! –el grito de mi madre me hace prestarle atención cuando corre a abrazarme, esta pálida y ya no carga una cola de caballo, ahora solo trae un pañuelo que adorna su cabeza. Me besa y abraza con desesperación, como si en tanto tiempo no lo hubiese hecho, se le desbordan las lágrimas haciendo que mi corazón se apachurre. Solo ella causa ese efecto en mí.
Se separa y me observa como si…..como si.....
El fuerte estallido en mi cabeza me hace volver a cerrar los ojos perdiendo la conciencia, series de imágenes pasan por mi mente, no las reconozco y solo causan dolor, sangre se esparce por todos lados, mi vestido blanco se tiñe de un color rojo carmesí, estoy parada en el bosque descalza, los altos arboles tapan la luz del sol y el camino de sangre me hace avanzar sin tener algún control sobre mi cuerpo, intento parar pero mi cerebro no acata la orden, me encuentro perdida y con un vacío en el estómago que me hace un fuerte nudo en la garganta, dos personas caminan a lo lejos he intento gritar pero es como si estuviera muerta en vida, estoy segura de que este es mi cuerpo pero no estoy segura de ser yo.
A lo lejos veo una pareja riendo, reconozco esa voz, reconozco a esas personas, John y Ashley se abrazan mientras el chico reparte besos por la cara de ella, intento gritar pero al segundo me arrepiento, mi cuerpo se mueve tomando una navaja que no estoy segura de haberla visto en toda mi vida. Puedo sentir lo desorientaba que estaba, ahora solo puedo sentir odio y el impulso, lucho contra lo que siento pero la gran parte de ese odio es la misma que gobierna al cuerpo.
Nuevas imágenes aparecen en mi mente, llanto de un bebe, gritos de dolor, tijeras, cabañas, piscinas, un hombre, mi madre, cuerpos y más sangre. El chillido en mi cabeza cala cuando sigo viendo a John y Ashley riéndose, les grito cuando mi cuerpo avanza preso del odio pero no logran escucharme, la mano ensangrentada cubre la navaja y mis manos se preparan listas para atacar a dos presas.