Entre Piratas

Día 216

              

                                                                                                                                                                            

                                                                                                                   

Era diecinueve de noviembre, ya habían pasado unos tres meses desde que nos eligieron para unirnos al capitán Maynard. Acompañamos al teniente a los muelles de Hampton, de nuevo un carruaje nos llevo hasta allí, el muelle era más grande que el de las instalaciones de la marina, El capitán Maynard nos esperaba. Era bastante alto, con el pelo castaño y rizado llevaba el típico traje blanco pero con una casaca azul de capitán.

—¿Estos son los elegidos? —Pregunto Mayard

—Si, los mejores grumetes que han salido este año.

Mayard me miro con el ceño fruncido.

—¿Eres una mujer? —me pregunto.

—¿Tú que crees?—Le respondí.

—Bueno, si te han elegido sera por algo —Levanto el brazo y señalo su barco—. En marcha.

En el muelle estaban fondeadas dos balandras de tamaño medio, de color blanco y con la bandera de la marina británica elevada en todo lo alto. En el casco ponía sus nombres The Ranger y The Jane. Lo que más llamaba la atención era que ninguno de los dos barcos tenían cañones.

—No tienen cañones—Le dije.

—Necesitamos barcos rápidos. El que perseguiremos lo es, y mucho.

—¿A quien vamos a perseguir?—Le pregunto Alex.

—Si lo supierais no querríais venir.

Los cuatro nos subimos a la balandra "The Ranger"

Los días en aquel barco se me pasaron muy rápido, comíamos, limpiábamos la cubierta, hacíamos y deshacíamos nudos para controlar el velamen y luego dormíamos. La monotonía me estaba agotando y para colmo tenia que aguantar las bromas del resto de los marineros.

—¡Eh! tu muchacha, ten cuidado esta noche, puede que te visite un viejo amigo mio.

—Pues puede que le corte el cuello a tu amigo.

El resto de marines se rieron de él. Desde entonces les pedí a Alex y a Mike que hiciéramos guardia por las noches, no me fiaba de ellos.

Todo iba muy tranquilo durante esos dos días, la mar en calma, el cielo despejado. Pero la cosa iba a cambiar.

—¡Barco a la vista!

Nos encontrábamos cerca de la costa de Ocrakocke, el sol se estaba poniendo, Me asome por la borda, era un buque mediano con varios cañones, ninguna bandera ondeaba el mástil como la de la marina inglesa, la española o la pirata. Pusimos las velas en facha para estar lo más parados posible, lo que costo una barbaridad. Un bote con un par de hombres se acercó a la costa para comprobar si el barco era amigo o enemigo. Cuando el bote estaba ya cercano al buque se escuchó un cañonazo seguido de humo debido a la pólvora.

El buque desplegó la bandera negra, como sabrá todos los piratas tienen su bandera insignia, pero desde allí no logre distinguirla. Elevo anclas y se metió por los canales para intentar despistarnos. Era rápida, como decía Mayard sin embargo la idea de no poner cañones a nuestros barcos ayudo bastante a alcanzarlos.

Pasamos al lado de la costa sorprendiéndonos un grupo de piratas los cuales fueron dejados tirados, cuando se dieron cuenta de nuestra presencia se subieron a unos botes, al pasar por su lado algunos piratas consiguieron lanzar unas cuerdas atadas a unos ganchos para subirse al barco.

Un pirata me intercepto, me lanzo una estocada la cual esquive con habilidad. Le di una patada en forma de empujón, seguido de un golpe de espada. El pirata la bloqueo. Ya no nos encontrábamos en las práticas de la marina, era un combate real, con espadas reales y personas reales. Por detrás alguien me agarro poniéndome un cuchillo en la garganta, creí que estaba muerta. Ya esta, pensé, he aguantado demasiado tiempo viva.

Estaba a punto de rebanarme la garganta entonces fue cuando una espada se cruzó en su camino desde un lateral, clavándose en sus costillas. Le di un codazo y me deshice de él.

James me guiño un ojo y siguió combatiendo. Me salve por los pelos.

Centre mi mirada de nuevo en el pirata enfrente miá, estar tan cerca de morir me hizo entrar en un estado de euforia, a base de tajos y arcos con la espada logre tumbarlo de un golpe.

Mire a mi alrededor, el barco estaba más tranquilo hasta que una bala paso cerca miá.

—¡Agachaos! —Grito Mayard No le ha dado tiempo a embarcar a sus compañeros debe haber pocos en el barco.



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En el texto hay: piratas, mujer, accion

Editado: 26.10.2018

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