Entre Romance y Dragones

Capítulo 2

En la actualidad, nadie sabe ni recuerda aquella guerra. Los restos de aquellas civilizaciones perdidas jamás fueron encontrados, y si lo hicieron, fueron atribuidos a otras civilizaciones posteriores. Los dragones pasaron a ser meras criaturas de leyendas y fabulas y los cazadores fueron completamente olvidados. Aunque hasta el día de hoy, los descendientes de aquellas dos civilizaciones que se enfrentaron en el pasado, siguen en el anonimato y manteniendo firmemente el acuerdo de paz.

Ahora mismo, en una lujosa casa en el centro de la ciudad, una familia se estaba preparando para otro día repleto de rutinas. La familia Mattorini. Una de las familias más adineradas del país, y por ende, una de las familias con mayor influencia en la economía a nivel nacional e internacional. Eran dueños de una empresa multinacional de desarrollo de tecnologías de todo tipo.

Cada miembro de la familia se preparaba para un nuevo día. Helena Mattorini, la madre de familia, era una coqueta mujer de cabellos color cobre, más alta que su marido y siembre iba vestida con su traje color vino y zapatos de tacón bajo y nunca podía faltarle su enorme cartera de cuero negro. Era la vicepresidenta de la empresa que dirigía junto a su marido, y a pesar de lo que algunos pensaban, Helena era más que capas para estar en su puesto. En éste momento, la mujer se encontraba maquillándose y preparándose para ir a trabajar.

Lucas Mattorini, el padre de familia y presidente ejecutivo y dueño de la empresa que dirigía junto a su mujer. Era un hombre no muy alto, de cabellos oscuros y de una complexión poco atlética. Siempre iba vestido con un traje de negocios negro, corbata cuyo nudo se lo tenía que arreglar su mujer y un portafolios color caoba con sus iniciales grabadas en el. Ahora se encontraba buscando unos importantes papeles que debía preparar y no podía encontrar.

-Helena, querida. ¿De casualidad no viste los papeles que dejé ayer en la mesa de noche?-

-Si, creo que los pusiste en el tercer cajón de la cómoda anoche- contestó la mujer sin dejar de maquillarse.

-Ah, aquí están. Gracias querida- dijo Lucas mientras acomodaba y guardaba los papeles en su portafolios.

La joven, Danica, de tan solo 16 años, ahora mismo se encontraba estudiando para un importante examen en le liceo al que iba. Un examen que le ayudaría a decidir la carrera que continuaría, a nivel profesional, en un futuro que para ella era tan cercano y lejano al mismo tiempo. Siempre fue una buena estudiante y el orgullo de sus padres, pero si se trataba de elegir que carrera debía seguir, a diferencia de sus compañeros, ella estaba completamente perdida.

-¡Danica, cariño! ¡tu padre y yo ya nos vamos! ¡No olvides que Eduardo te llevará a clases hoy!- le dijo su madre desde el piso de abajo.

-¡De acuerdo mamá! ¡Nos vemos luego, los quiero!-

-¡Nosotros también te queremos hija! ¡Suerte en tu examen de hoy!- 

-¡Gracias papá!- y luego de eso se escuchó la puerta cerrarse y el sonido del motor del auto afuera.

Algunos minutos después, Danica bajó hasta la sala donde Penélope, la cocinera personal de su familia, ya tenía preparado el desayuno y Eduardo, su chofer, alias guardaespaldas, ya la estaba esperando listo para llevarla a clases. La chica desayunó y casi enseguida emprendió su camino a la limosina en la que sería llevada al liceo.

Danica fue todo el camino leyendo las notas de su cuaderno, repasando y estudiando para su examen. Puede que para algunos un examen de ése estilo no fuera la gran cosa. Que ni siquiera era necesario estudiar para un examen así. Pero para ella la cosa era diferente. Ella era una Mattorini. Sus padres tenían muchísimas expectativas puestas en ella y sentía que, hasta el más insignificante de los fallos, podía costarle todo y terminaría defraudando a sus padres.

Eduardo veía por el espejo retrovisor como la joven adolescente leía concentrada las notas de su cuaderno. Como se esmeraba cada día para impresionar a sus padres. Veía cada gesto que delataba el estrés y el cansancio por una noche de mal sueño por estudiar.

-No se preocupe, señorita Danica. Yo conozco como son ese tipo de exámenes. No es necesario que se preocupe tanto, es mas bien un examen para ayudar a los estudiantes a decidir que carrera va mejor con ellos. Verá que todo va a salirle bien-

-Gracias...se que me lo decís para calmarme pero...no puedo dejar nada al azar. No puedo arriesgarme a defraudar a mis padres haciendo que el resultado del examen sea una carrera que no tenga nada que ver con la empresa- con eso dicho, la chica volvió a su lectura y la conversación dio por terminada.

Aproximadamente veinte minutos después, llegaron a su destino. Danica bajó del auto y estaba por ir donde sus amigos la esperaban para entrar cuando escuchó a Eduardo decir:

-Recuerde que pasaré por usted a la salida...y tranquila, ya verá que todo estará bien señorita Danica-

-Lo recuerdo, gracias Eduardo- 

Luego de eso, la limosina en la que había venido arrancó y vio como se perdía entre el trafico de la mañana. Escuchó sonar el timbre y se reunió con sus amigas que la estaban esperando para entrar. Pero para estrés de la joven, en lugar de hablar del examen que tendrían en un par de horas, no paraban de hablar sobre el próximo concierto de la banda de turno, de el grupo de chicos o chicas que les caía mal, algunas hablaban de sus libros favoritos pero ninguna tocaba el tema que la había mantenido en vela casi toda la noche. ¿Es que solamente ella estaba preocupada por el dichoso examen?. Disimuladamente y sin que se dieran cuenta, se alejó del grupo y se sentó algo apartada para poder dar unos últimos repasos antes de que la primera profesora entrara en el salón.

La primera mitad de las horas de clase transcurrieron normales. Pues no pasaba nada fuera de lo normal y en tan solo un par de horas se presentaría la adscripta del liceo para presentarles el examen. A Danica no le caía bien esa mujer en lo absoluto. Pues las expectativas que ella tenía sobre cada uno de ellos eran incluso más altas que las que sus propios padres tenían sobre ella. Sumado al horrible carácter que la hacía parecer un ogro, era la receta perfecta para que Danica despreciara a la desagradable adscripta.



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En el texto hay: dragones, magia y amor, cazdores

Editado: 29.05.2022

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