Entre Romance y Dragones

Capítulo 12

Pasaron tres días desde el ataque a la casa de los Mattorini y Danica estaba viviendo en las calles. Escondida. No había tenido el valor de volver a su casa o de intentar reunirse con sus padres por el simple hecho de que no sabía si los cazadores seguían en su casa, o de si sus padres también habían sido atacados. Algo dentro de ella le decía que por el momento no debía reunirse con sus padres. Que era demasiado peligroso intentarlo por el momento. Aunque tal vez fuera el miedo del momento. Después de todo, su vida había vuelto a dar un vuelco en tan solo cuestión de veinticuatro horas. Atacaron su casa, se vio obligada a escapar y vio como su guardaespaldas, quien la cuidó desde que tenía uso de razón y que Danica consideraba un segundo padre, era asesinado justo frente a sus ojos mientras intentaba protegerla. Y ahora debía mantenerse escondida sin saber siquiera si sus padres estaban bien.

El ataque a su casa estaba en todos los noticieros y hacían mención de su secuestro de hace algunos meses. Los reporteros atribuían todo a un grupo de mercenarios o delincuentes que iban tras la fortuna de sus padres. Por obvias razones no había imágenes claras de lo sucedido en los noticieros por lo que las teorías de parte de las personas no se hicieron esperar. Algunos aseguraban que sus padres estaban metidos en asuntos de drogas y contrabando y que por eso los habían atacado. Otros, con algunas teorías más descabelladas, decían que había sido el mismo gobierno quien los atacó porque supuestamente sus padres iban a rebelar algo que no debería salir a la luz. Danica no sabía si reírse o si estar molesta por las ocurrencias de la gente. Después de todo, con los casi nulos detalles que la prensa tenía sobre lo sucedido, era normal que la gente comenzara a sacar conclusiones apresuradas.

Todavía le costaba asimilar todo lo que había sucedido. Le costaba asimilar la muerte de Eduardo. Ese hombre había sido para ella como un segundo padre. Cuidó de ella desde que tenía uso de razón y estuvo para ella cada vez que lo necesitó. Incluso más que su propio padre. Cuando volvió a casa luego de su secuestro, fueron Penélope y Eduardo quienes la ayudaron cuando aún estaba sufriendo las secuelas más grandes y graves de lo sucedido. Cada vez que tenía una pesadilla o un ataque, eran ellos dos quienes estaban para ella. Y luego de saber la verdad, Eduardo y Penélope fueron quienes la ayudaron a asimilar todo y la entrenaron. Le enseñaron a defenderse en lo que de ahora en adelante era su realidad. Siempre estuvieron para ella, y ahora, no tenía ni la más mínima idea de cómo estaba Penélope y Eduardo había muerto protegiéndola. Desde hace tres días que no duerme bien; y no es por el hecho de que ahora estaba durmiendo en la calle; sino que cada noche, al cerrar los ojos, tenía exactamente la misma pesadilla. Ella, encerrada y encadenada en una celda, viendo una y otra vez la muerte de aquel que fue como su segundo padre mientras que escuchaba cientos de gritos de dolor de fondo. Por culpa de su mal dormir y de su mala higiene y alimentación, nadie que la viera en la calle la reconocía. Y eso le beneficiaba bastante.

Danica sabía perfectamente que los cazadores aun la estarían buscando, así como también de seguro la buscarían los hombres de sus padres. Pero ya la habían engañado una vez haciéndose pasar por trabajadores de la empresa de sus padres. No podía arriesgarse. Ir a la policía tampoco era una opción. Primero, porque no sabía exactamente si los cazadores estaban infiltrados en algún organismo del estado y por ende, no sabía si estarían infiltrados en la policía. Y segundo, ¿Qué se supone que debería decirle a los policías cuando le preguntaran qué fue lo que sucedió? "Mire oficial, unos cazadores de dragones atacaron mi casa y ahora me persiguen posiblemente para matarme". De seguro la internarían en un hospital psiquiátrico antes de llamar a sus padres. 

Eran apenas las dos de la tarde y la joven caminaba por una de las calles menos transitadas de la ciudad. Trataba de mantenerse alejada del ojo publico para intentar evitar que la localizaran. Como mencionamos anteriormente, la chica no quería arriesgarse a que la engañaran y la capturaran otra vez. Su estomago sonó, señal de que el hambre que tenía ya no se podía disimular. No había comido bien últimamente y al pasar frente a una panadería se le hizo agua en la boca con tan solo sentir el olor de los biscochos recién horneados. La idea de entrar y robar algunos de los que estaban en la vitrina cruzó por su cabeza, sin embargo resistió el impulso y siguió caminando en búsqueda de un lugar dónde descansar y pensar en lo que debería hacer.

Al pasar frente a un callejón, fue cinchada por un joven, aparentemente de su edad, vestido con una chaqueta de cuero negro, un pantalón de mezclilla del mismo color, zapatos deportivos y en su cabeza tenía el casco de una moto cubriendo su rostro. Antes de que pudiera reaccionar y gritar para pedir ayuda, el joven le tapó la boca con una de sus manos mientras que con la otra le hacía una señal de que permaneciera en silencio y viera en dirección a dónde estaba caminando anteriormente. Ella obedeció y, entre sorprendida y asustada, pudo ver a dos hombres que parecían estar en sus veinte, que tenían el tatuaje de los cazadores en sus brazos. 

El joven que tenía el caso le hizo una señal para que lo siguiera. Al principio ella dudó pero luego de considerar todas sus opciones no le quedó de otra que seguir a su extraño salvador; que hasta el momento no había dicho ni una sola palabra; hasta una calle paralela a la que transitaba anteriormente. Caminaron en silencio hasta una moto estacionada que tenía un casco blanco enganchado en el manubrio.

-Ni sueñes que me voy a subir a la moto con un completo extraño. Mira, agradezco tu ayuda pero no se quien eres y en lo que a mi respecta, todo esto puede ser perfectamente una trampa- dijo Danica, frenando en seco a una distancia considerable del chico.



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En el texto hay: dragones, magia y amor, cazdores

Editado: 29.05.2022

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