Capítulo 23

Pasó una semana desde el ataque a la casa de los Mattorini. Poco a poco, los padres de la chica comenzaban a sentir más afinidad con Nasim mientras más lo conocían. En especial la reina. Pues lo veía como un buen guerrero que protegería y cuidaría de su hija llegado el momento; tal y como la había estado haciendo hasta ahora; gracias a todo lo que le contaba su hija. Lucas Mattorini aun sentía cierta desconfianza en cuento al chico; pero, igual que su esposa, esa opinión cambiaba poco a poco debido a todo lo que les contaba Danica les contaba sobre Nasim. Todo lo que había hecho por ella. De modo que el rey de los dragones decidió darle al chico el beneficio de la duda.

En cuanto a la recuperación de Nasim, ésta iba avanzando considerablemente bien a pesar de tan solo haber pasado una semana. Aunque aún no podía pararse de la cama, venían médicos fisioterapeutas para guiarlo con algunos ejercicios para que no se le terminaran dañando las articulaciones por todo el tiempo que de seguro tendría que estar en una cama. Ejercicios que para él funcionaban perfectamente, pues no lo hacían sentirse tan inútil y, complementando los calmantes y medicamentos, aliviaban los dolores de sus articulaciones. Danica pasaba con él el mayor tiempo posible. Ayudándolo con sus ejercicios y en lo que podía. Debatían sobre lo que harían con Cocidius, como lo enfrentarían. Pues el joven aseguraba que era la única forma de no sentirse tan inútil por la situación. A veces se hacían compañía; o simplemente conversaban como dos adolescentes, hablando de sus actores favoritos o películas favoritas o de la música que más les gustaba escuchar; aunque eran pocas veces pues Danica debía continuar su entrenamiento como dragón dorado ahora más que nunca.

Una cosa que había estado dando vueltas por la cabeza de Danica desde que escapó de aquella iglesia fueron las palabras de aquella cazadora. Era demasiado obvio que se trataba de una trampa para ella pero aún necesitaba saber el por qué Cocidius se empeñaba tanto en capturarla con vida. Lo único que sabía era que necesitaba su poder pero no entendía el cómo se supone que lo obtendría al capturarla. De repente se le ocurrió una idea para poder descubrir los planes de su enemigo. Cocidius estaba loco, pero sabía que tendría que haber una buena razón para todo lo que estaba haciendo. Y si la descubría, tal ves podría incluso terminar la guerra que Cocidius había comenzado. Sabía que Cocidius jamás retrocedería en sus acciones y sus deseos de vengarse de él eran demasiado fuertes...pero tendría que intentar llegar a un acuerdo por el bien de todos.

Hablaría con sus padres para poder idear un plan para el peor de los casos. Un plan de ataque en el caso de que un enfrentamiento directo con aquel hombre fuera inevitable. De alguna forma u otra, sería un plan para poder acabar con la amenaza que representaba Cocidius tan rápido como fuera posible. No quería que ésta guerra se alargara más de lo necesario...Pero ella sabía que Nasim no se tenía que enterar de absolutamente nada. O de lo contrario intentaría intervenir para ayudar y sería demasiado arriesgado para él en el estado en el que estaba. Y Danica no quería que nadie más volviera a arriesgar su vida por ella. No quería que Nasim siguiera arriesgando su vida por ella. No quería perderlo. Ya había perdido personas muy importantes para ella y la sola idea de perder a Nasim hacía que la herida de su alma ardiera dolorosamente y su pecho doliera. 

Estaba en la oficina de sus padres hablando con éstos sobre su plan. Los tres generales también estaban presentes y cabe destacar que ninguno estaba muy contento con lo que la princesa les estaba planteando. Les parecía una idea suicida y ninguno de ellos permitiría que se llevara a cabo...O eso era lo que pensaban.

-¡Danica es una verdadera locura!- decía la reina de los dragones.

-¿Planeas intentar razonar con nuestro enemigo? ¿Con quien asesinó a tantos de los nuestros? ¡¿Planeas razonar con quién te intentó matar tantas veces y con quien intentó matar a tu madre hace una semana?!- le recriminó su padre.

-En primer lugar, no me intentó matar. Siempre me intentó capturar con vida. Y soy perfectamente consciente de lo que es capas. De todas las vidas que se perdieron por culpa de Cocidius; y es precisamente por eso que quiero intentar razonar con él. ¡No quiero que nadie más muera! ¡Ningún dragón o humano debería morir!-

-Danica deberías comenzar a pensar como una verdadera princesa dragón y entender que es una locura lo que estas intentando hacer. ¡No se puede razonar con los humanos! ¡Mucho menos con un cazador!- dijo la reina.

-¡Estoy pensando como una princesa! Por primera vez desde que me enteré de toda la verdad estoy pensando como una líder que busca la mejor opción para su pueblo. No debe haber derramamiento de sangre innecesario en una guerra sin sentido si se puede llegar a un acuerdo. Ya se logró una vez; fue nuestra ancestro, la reina Auset quien negoció con un cazador y logró crear un tratado de paz que se mantuvo durante siglos...¡incluso milenios!. Si puedo hacer lo mismo y llegar a un acuerdo con Cocidius para evitar el derramamiento de sangre; ¡entonces debo intentarlo padre, madre! Y quiero que sepan que llevaré a cabo mi plan de detener ésta guerra así deba enfrentarme sola a Cocidius- dijo con decisión la chica.

Los generales estaban muy sorprendidos por las palabras de la chica. A pesar del riesgo en su plan, sabían que la princesa solo pensaba en la mejor solución para los suyos. Estaba comenzando a pensar como una verdadera líder y los tres sabían que llegado el momento sería una poderosa y benevolente reina. Y estarían a su lado siempre para protegerla. Los reyes, estaban igual de sorprendidos que sus generales, no se habían dado cuenta de lo mucho que había madurado su hija. Y sabían que seguía siendo una idea demasiado peligrosa e ingenua por parte de su hija. Así que intercambiaron miradas y soltaron un suspiro de resignación.