Cuenta una leyenda que hace 200 años un pequeño vampiro llegó al mundo, uno de cabello azul, ojos violeta y de piel pálida como cualquier vampiro que existe. Los padres de este se encontraban realmente alegres por tener entre sus brazos a su pequeño bebé, solo que la tragedia llegó rápido a su hogar. El reino fue invadido por él más poderoso brujo de su especie, ya no se había escuchado nada sobre magos, pensaron que estaban extintos por que ellos mismos se habían asegurado que fuera así. Con todo el odio en el corazón del brujo, lanzó una maldición al recién nacido; cualquier sangre sería de total desagrado a excepción de una el cual sería su compañera o enemiga de por vida.
Por usar tal maldición el brujo falleció, dejando permanente la perdición del vampiro. Pasaba el tiempo y los padres le hicieron probar de cualquier tipo de sangre pero él sólo las vomitaba diciendo que era lo más asqueroso, no había solución, no encontraban a ningún mago que pudiera romper el hechizo que lanzaron sobre el inocente. Su fuerza a falta de sangre no se pudo desarrollar bien junto con sus poderes, era un vampiro que no iba a durar mucho sin consumir sangre, 200 años eran máximo para vivir, muy pocos años para los vampiros y mucho para los humanos. Sus padres al no poder hacer nada más, lo desterraron de sus tierras con un solo sirviente y un lugar en donde podría vivir sus últimos años que le quedaban. El pueblo maldito se hace llamar, en donde la desgracia llega por solo llegar.