23 de junio, 1973.
Este es el quinto asesinato de la semana, mis hombres
y yo llevamos investigando estos casos desde hace más
de un mes. No sabemos mucho acerca del asesino, sólo
que es muy probable que sea la misma persona, que
trabaja solo, y que quiere que encontremos a los
cuerpos.
Nos estamos dirigiendo al norte de Oklahoma, donde fue
hallado el cuerpo de un hombre de 45 años llamado Tom
Hilton; un hombre puramente de campo. Según su
sobrino que nos dio la información, lo encontró cortado
por sus extremidades, las cuales fueron atravesadas por
palos gruesos para convertirlo en un espantapájaros.
Al llegar al lugar tomamos fotos, muestras de ADN, e
intentamos guardar la mayor cantidad de evidencia
posible, lo cual se reduce a una sola: una carta.
Otro cuerpo, otro reencuentro. Espero estén
disfrutando del paisaje campestre, coloqué un viejo
espantapájaros para que los pájaros no los
molesten. Mientras yo estaré aquí, observándolos,
como siempre dije que haría. Soy como la sombra,
puedo esconderme en plena luz del día, y como un
fantasma, invisible ante sus propios ojos. ¿Dónde será el próximo golpe? ¿Quién sabe? Tal vez un
mapa sería de mucha ayuda.
T.J.
La letra es idéntica a la de las demás cartas
encontradas en las escenas de los crímenes anteriores,
al igual que su firma. Pero la pista del mapa nos deja
pensando a todos. Varios comienzan a buscar algún
mapa por el campo, pero es una búsqueda sin
fundamento, pues nadie asegura que lo encontraremos
aquí.
Llevamos todo a la oficina forense, y volvemos a la
estación. Comienzo a redactar el informe de hoy, me
encuentro muy exhausto; no importa cuánto café tome
para mantenerme despierto, o cuántas bebidas
energizantes beba para estar alerta, mi cuerpo comienza
a ceder ante el agotamiento.
Acabo el informe bastante apresurado, apago mi
computadora, y me dirijo hacia mi casa. Mientras
conduzco me siento observado, pero por más que
busque con la mirada hacia todas partes no puedo ver a
nadie. Ningún vehículo me sigue, puedo asegurarlo
luego de todas las vueltas que di y los semáforos en rojo
que crucé, y alguien a pie sería imposible que me
siguiera el ritmo. Comienzo a creer que trabajar tantas
horas y en estos casos tan perturbadores me están
jugando una muy mala pasada.
Llego a mi casa, entro lo más rápido posible y cierro con
llave justo detrás de mí. Cierro todas las ventanas y
persianas, y aún así puedo sentir una mirada penetrante
sobre mí. Intento convencerme de que todo es producto
de mi agotamiento y me acuesto en mi cama para
dormir.
Él está allí, asesinando a toda mi familia, a mis amigos,
mis camaradas… Me acerco pero parece que nunca
logro estar cerca suyo realmente. Lo veo, pero no parece
un ser normal, es una sombra, un fantasma… y me dice:
“Voy por ti, Octavio. El siguiente eres tú”. Me lanza un
mapa y allí veo cruces en varios lados formando algo,
pero no logro ver bien qué es. Sus iniciales rebotan en
mi cabeza hasta aturdirme: T.J. T.J. T.J. T.J. ¿Quién es
T.J.? ¿Cómo es posible que sus crímenes sean tan
perfectos hasta el punto de no dejar más rastros que una
mísera carta sin ADN en absoluto? Necesito encontrarlo
y acabar con todo esto. T.J….EL MAPA… EL
SIGUIENTE ERES TÚ… SOY COMO UNA SOMBRA…
UN FANTASMA… ESTOY AQUÍ OBSERVÁNDOLOS…
Todo retumba en mi cabeza, hace eco, no consigo
continuar avanzando, la oscuridad me rodea, se hace
espesa, el aire me falta, me debilito, y él se acerca a
mí…
Me despierto sudando frío y con una taquicardia de los
mil demonios. Enciendo la luz de la lámpara que está
sobre mi mesita de noche y observo todo el cuarto con
detalle. No hay nadie. Recuerdo el mapa en mi pesadilla y me levanto casi corriendo a buscar uno y colocarlo
sobre la mesa. Tomo un marcador y comienzo a dibujar
una equis en cada lugar donde se encontraron los
cuerpos. Al principio parece no tener forma alguna, pero
luego me doy cuenta de que se trata de una espiral. Aún
falta el centro, que luego de un par de vueltas terminaría
en… la estación de policía… Me estremezco de pies a
cabeza al ver la imagen. Eso significa que él vendrá por
nosotros… El miedo me inunda por un momento pero
luego recobro la razón. ¿De verdad cree que podrá
entrar a la estación y asesinarnos así como si nada?
Estamos hablando de un lugar con más de 100 policías
armados y bien entrenados para todo. No podría ni
rasguñar a uno sin que le caiga una lluvia de balazos
encima. Le tomo una foto al mapa y la envío al grupo de
la estación, yo soy la mayor autoridad en este pueblo, se
metió con el hombre equivocado. Con una sonrisa de
satisfacción en el rostro vuelvo a la cama. Ésta vez para
dormir plácidamente lo que resta de la noche; ningún
idiota va a joderme el sueño.
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Editado: 28.12.2019