Entre Sombras y Secretos

Capítulo 2

Kia.

Mi cuerpo tiembla de frío, cada ligero movimiento me hace sentir como si tuviera clavos enterrados en la piel.

Abro lentamente mis ojos y lo primero que veo es un techo de madera.

¿Qué diablos pasó?

Me siento en el borde de la cama en la que... ¿Dormí?

Miro a mi alrededor, estoy en casa de mi abuela.

No entiendo nada...

Me pongo de pie y bajo a la sala, Gloria está en la cocina preparando el desayuno.

– ¿Abuela? – me acerco a ella.

– Oh querida – toma mis mejillas y las aprieta de forma cariñosa – al fin despiertas, creí que dormirías todo el día.

Le doy una sonrisa algo forzada, no logro comprender su repentino cambio de comportamiento.

– ¿Y mi madre? – me aparto un poco de su toque y ella avanza hacia mí otra vez.

– Vendrá en un momento – toma mis manos y las aprieta con suavidad, luego me dedica a una sonrisa antes de señalar la mesa redonda que está en medio de la sala – ve a sentarte, el desayuno está listo.

No refuto, me siento como Gloria me indicó.

Sin embargo, no puedo quitar de mi mente la imagen de aquella cosa que vi en el bosque.

Esos ojos rojos y la oscura niebla.

– Abuela... ¿puedo preguntar algo? – Gloria me mira con una radiante sonrisa que es idéntica a la de mi madre, ella asiente entonces continuó – ¿Por qué me advertiste sobre los cuervos?

Mi abuela me mira sin borrar su sonrisa, coloca un plato de panqueques frente a mí.

– ¿Cuervos? No sé de qué hablas, Kia – la abuela apoya su mano en mi frente.

– Si, ayer... Hoy, no lo sé – hago una pausa, no entiendo cómo es que no lo recuerda – me dijiste que tuviera cuidado con los cuervos.

Gloria sonríe, pero esta vez como si entendiera lo que sucede.

– Ayer, cuando llegaste con tu madre te mostré tu habitación y luego fuiste al bosque. – explica – regresaste al anochecer, estabas empapada e hirviendo de fiebre.

– ¿Regresé?... No. No recuerdo eso – me siento completamente confundida.

– Pero así fue, cielito. El cambio de horario pudo afectarte, el viaje debió ser agotador.

Justo en ese momento mi madre entra a la sala, nos susurra a un pequeño 'hola' antes de subir las escaleras y perderse su habitación.

– Termina tu desayuno – Gloria se sienta frente a mí y devora sus panqueques – hoy será tu primer día en un nuevo colegio.

****** 

– Que tengas un lindo día, Kia – mamá me sonríe desde el asiento de su coche.
 


Le devuelvo el gesto, avanzo hacia la institución, el lugar es un gran edificio que fue fundado en los años mil ochocientos y por eso mantiene su fachada antigua.

En otras circunstancias este lugar me habría parecido espléndido, pero ahora no puedo quitarme la desagradable sensación de que algo anda mal.

No solo porque la abuela actuó extrañamente amable, sino porque mamá estuvo extrañamente callada.

Estoy segura de que lo que vi en el bosque no fue causado por una simple fiebre.

Y si así lo fuera ¿Por qué se sintió tan real?

Al entrar al edificio noto muchos estudiantes caminando de un lado a otro, no les prestó atención.

Busco el salón número seis que es el que me asignaron y lo encuentro al final del pasillo.

Entro al salón y no veo ningún estudiante entonces me siento en una de las mesas del fondo.

Miro en todas direcciones, me siento observada, pero no hay nadie cerca.

Pasan unos minutos y el sitio se empieza a llenar de personas.

Una chica rubia se sienta a mi lado, no puedo evitar notar su colorido vestido de lunares naranjas.

– ¡Hola!, ¿eres la nueva? – la rubia me mira con una amplia sonrisa – soy Becky ¿Y tú cómo te llamas?

Sus ojos azules me miran esperando una respuesta.

– Soy Kia – le doy una amable sonrisa.

Un hombre mayor, quien supongo es el profesor Gregorio, ingresa al salón y todos los alumnos de inmediato sacan sus libros.

Me quedo quieta sintiéndome una tonta, no tengo un libro, el profesor lo nota.

– ¿Sucede algo, señorita Streppon? – siento que mi rostro arde de vergüenza y no sé dónde esconderme.

– Es que...no sabía que había un libro específico.

Algunos estudiantes ríen por lo bajo, el profesor intenta volver a hablar, pero Becky lo interrumpe.

– Podemos compartir ¿no? – ella me mira y esta vez soy quien sonríe primero.

– Claro.

La clase transcurre con normalidad que hasta logro olvidar el evento del bosque.

Quizá la abuela tenía razón y solo fue una alucinación provocada por la fiebre.

Cuando finalmente el día escolar llega a su fin, guardo mis cosas en la mochila, lista para regresar a la cabaña.

– Podría darte un tour por el pueblo si quieres – Becky mantiene una suave sonrisa.

Ella me agrada así que no me niego, le envío un texto a mi madre para mantenerla al tanto y salgo de institución junto a Becky.



 


 



#3753 en Fantasía
#1647 en Thriller
#649 en Suspenso

En el texto hay: #misterio, #suspenso, #fantasía

Editado: 28.05.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.