Diario New Star
Agosto de 2020
Milagro del Cielo
Hace unos días un conductor en estado de ebriedad arroyo a una chica de diecisiete años dejándole serias heridas. Durante el trayecto al hospital el corazón de la chica dejo de latir, sin embargo, de un momento a otro volvió a funcionar dejando a la joven en estado de coma. Al no responder a los tratamientos, los padres tomaron la decisión de desconectar el cuerpo, con lo que no contaban era que su hija reviviría adentro de la morgue.
La chica es Ana Evans, hija de Fernando Evans; presidente de la famosa marca de maquillaje Evans. Para los médicos esto no tiene ninguna explicación, para muchos otros se trata de un “Milagro del Cielo”.
¿Crees que haya vida después de la muerte? ¿La vida le dio una nueva oportunidad a esta chica?
15 de agosto de 2020
Día quince con Ana. ¡Día quince!
Después de mi pequeño colapso que me llevo a renunciar y regresar a la Terminal, con las palabras de Cristopher he tomado las cosas con calma y sorprendentemente todo ha ido de maravilla. Bueno, no tan de maravilla, pero lo estoy intentando. Las cosas iban bien con Ana hasta que tuve esa ridícula discusión con Salma. Prefiero no hablar de ella, ya está agregada a mi lista de personas menos favoritas.
No puedo creer que vaya ir de campamento con esos chiquillos. En toda mi vida solo he acampado una vez. Papá y la abuela aborrecen ir acampar y yo también, no es que odiemos la naturaleza, solo que sufrimos de las malditas alergias. Lo bueno es que ya no me tengo que preocupar por eso.
─No creo que esto sea buena idea.
Y lo digo enserio, Ana quiere que pase dos días con su amiga loca y su chico con sombrero, es como encerrar en una habitación a dos gatos junto a un perro ─yo soy el perro─. Lo soportaría si no tuviera que convertirme en humano, es la segunda vez que uso estas pastillas y tengo miedo, le tengo pavor a todo lo que crean los ángeles inventores.
Me parece que la señora Sarah piensa que nos iremos por una semana, preparo las mochilas con muchas cosas excesivas. No puedo evitar estar amargado, pero por Ana soy capaz de hacer lo que sea con tal de que ella sea feliz.
Salimos al escuchar un claxon, ignoro completamente cuando Juan Pablo abraza a Ana. Tengo que mantener la compostura, por dos días me mantendré feliz y relajado.
¡Yupi, nos vamos de campamento!
─Él es Alonso. Va a venir con nosotros, espero que no les moleste.
─Para nada ─dice el novio de Salma, su nombre siempre se me olvida─. Soy el fabuloso y el encantador Abraham. ¿Tocas el bajo? Estamos buscando a un bajista.
─No, no toco el bajo. De hecho, ningún instrumento ─miento, no es necesario que sepan que toco el piano.
─Soy Juan Pablo.
Nos estrechamos la mano y por primera vez lo veo a los ojos, espero que la galaxia no explote por este encuentro.
─He escuchado mucho de ti ─le digo con la voz más seria que puedo.
Por dentro estoy tratando de aguantarme la risa. El chico me mira de una manera muy extraña.
“¿De dónde salió este tipo? ¿Es amigo de Ana?”
Durante el trayecto no dejo de pensar en mi familia de la Terminal, los extraño a todos. Aún tengo muy presente la despedida con mi abuela, ella quería venir conmigo para cuidarme. Solo de recordarlo me da mucho sentimiento.
─Cristopher, él no puede ir a la Tierra. No lo pueden mandar a ese infierno ─los ojos se le llenan de lágrimas─. Mi niño va a sufrir allá abajo, no voy a soportar que tenga que pasar por todo eso. Yo iré con él, alguien tiene que cuidarlo.
─Abuela, esto es algo que yo tengo que hacer, algo que tengo que pagar ─tomo sus manos y la miro a los ojos─. Yo soy el culpable de que Ana este aquí y soy el único que debe pagar las consecuencias.
─Dos meses es mucho. Yo sé todo lo que esa chica te produce, si te hace daño aquí arriba… allá abajo te va a destrozar ─las lágrimas se le deslizan por las mejillas─. Ya no quiero que sufras.
─Ella no me hace daño, yo me hago daño. Yo soy el que se aferra y el que está enamorado, ella no tiene la culpa de nada, solo yo.
─Alonso…
─Abuela, ya no te preocupes más por mí, ¿sí? Voy a estar bien y dos meses se pasan volando, cuando me recuerdes ya voy a estar de regreso ─acaricia mi mejilla y limpia la lagrima que se me escapo─. Por favor, por favor, por favor… no vayas a buscar noticias mías, no me veas por la nube. Espera a que regrese y que yo te cuente sobre la misión. Esto no va a ser fácil para ninguno de los dos, pero quiero que sea así.
─Mi niño, yo siempre me voy a preocupar por ti. Eres lo más importante que tengo en la vida, eres el mayor regalo que el Supremo me pudo dar. Eres mi jugador estrella.
─Abuela, te amo y no sabes cuándo lo lamento. Prométeme que no te preocuparas y que no pensaras en mí. Por favor, prométemelo.