Narra Eliana
Después de la fiesta me levante temprano para bañarme y vestirme con una ropa más informal, seque me cabello y después me puse una blusa color crema de manga larga y unos jeans negros, me encantan las faldas pero hoy no se me antoja usar una, alisto en mi mochila algunos suplementos mágicos que necesitare para mis enseñanzas porque aparte de recibir clases normales con los otros lobos Neferet me enseña algunas cosillas acerca de la magía y hechiceria, soy una loba aprendíz por así decirlo, al terminar bajo hacia el comedor donde estan mis padres y mi melliza desayunando en silencio, Ariadna sigue en pijama y con su cabello recogido en un moño mal hecho y aún con cara de dormida toma su café con crema, los saludo con gentileza con un beso en las mejillas.
-Eli no vas a sentarte a desayunar?- Pregunta mi mamá con una sonrisa suave.
-Nop, llegaré tarde con Neferet y a ella no le gusta que la dejen esperando así que no quiero que luego me convierta en algo feo jeje- Me despido y salgo hacía el bosque, no hago que mi loba Gemini salga ya que no es necesario de momento, además mi padre me ha dicho siempre que cuando vaya sola por el bosque no debo dejar que Gemini salga ya que su olor es un dulce atractivo para los lobos sin mate la razón aún me es desconocida así que camino alegremente hacía la cabaña de Neferet, de pronto siento una presencia que lejos de hacerme sentir incómoda o intimidada provoca en mi una sensación de estar siendo acompañada, de la nada Azazel se hace presente frente a mi con un ramo de rosas blancas y orquídeas del mismo color.
-Mira que el destino es raro de casualidad me encontre una loba muy bonita caminando sola- hace un reverencia dándome las flores mientras sonrío, siento que mis mejillas queman y su colonia tan varoníl hace que suspire, si alguna vez en mi anterior vida ame a alguien espero que haya sido él. tomo el ramo agradeciendo pero el recuerdo de ayer hace que mi mirada se apague un poco.
-Pasa algo? Dije algo que te molesto Eli?.
-No...es sólo que...lamento no haberte podido presentar formalmente a mis padres, y que todo haya sido tan forzado y raro.
-No me molesta, además ya conocía a tus padres desde antes, recuerda que soy un vampiro y no envejezco de la misma forma que los demás- Me rodea con sus brazos hacíendome sentir segura, por instinto correspondo a su abrazo olvidándome del tiempo y del espacio que nos rodea, es casi mágico lo que sucede siento como si lo conociera de siempre.
-Azazel...d-debo irme, Neferet me espera no me gusta llegar tarde.
-En ese caso...-Él me levanta en brazos y empieza a correr con suma rápidez como solo los vampiros saben hacer, apenas puedo escuchar mis gritos mientras me abrazo a su cuello con fuerzas, cierro mis ojos y los abro cuando se detiene, estamos frente a la cabaña de Neferet y yo bajo de sus brazos.
-Hiciste que envejeciera casi 10 años!!-Le reprocho en tono enojado y bromista.
-Lo siento, no sabía que eras tan temerosa- Suspiro dandole una media sonrisa, estaba frente a él y deseaba besar sus carnosos labios, Gemini adoraba su aroma al igual que yo pero el recuerdo de la discusión entre mi padre y yo me hizo alejarme de él, Azazel mi dulce mate estaba comprometido con alguien mas y eso me provocaba que mi pecho quemara de dolor.
-Azazel...yo quiero preguntarte algo...- Sus labios de repente chocan contra los mios con suavidad y pasión, no me dejo ni siquiera terminar la frase, estos pequeños sentimientos que guardo en mi interior empiezan a explotar en mi mente y corazón, sus besos me provocan una sensación agridulce que no me permite separarme, me encanta como me hace sentir, sus manos se posan en mi cintura y me apega más a su fuerte cuerpo, me abrazo a su cuello queriendo absorver mas de su amor, lo quiero para mi sola, detestaría compartirlo con alguien mas, nos separamos por falta de aire mientras mira hacía mis ojos con ternura y acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
-Espero que te haya quedado claro lo que en verdad siento por ti si eso era lo que ibas a preguntarme.
-En realidad no, pero estoy conforme- Él suelta una suave risa y tan pronto como llego se fue, grosero ni siquiera se despidio de mi, finalmente camino hacía la puerta y toco tres veces, mi "maestra" me permite pasar y se cruza de brazos.
-Tarde con cinco minutos, Eliana...
-Lo siento, me distraje en el camino.
-Si, y ya se con quien- Ella se ríe y yo bajo la mirada sonrojada, como lo esperaba de una oráculo tan respetada dentro y fuera de la manada, ella parece estar alistando un morral de cuero y que va a salir de viaje, me da curiosidad por aquello.
-Maestra, a dónde va con tantas cosas?- Neferet se acomoda su rojizo cabello y suspira.
-Debo irme hoy hacia una manada del sur, la Luna del Alpha Albany está enferma y nadie sabe que causa su mal, asi que me pidieron ayuda por lo que me temo que hoy no podre enseñarte nada.
-Entonces...puedo preguntarle porque no me lo dijo en la anterior clase?.
-No lo sabía fue todo repentino y no me dio tiempo de organizar muchas cosas, pero me alegra que estes aquí así puedo irme sin lamentar nada, quédate aqui tengo algo para ti- Sin duda, es una mujer enigmática y por tanto impredecible, después de desaparecer detrás de aquella cortina regresa con una jaula con una lechuza completamente blanca, es hermosa.
-Eliana Marcovich, te convertiste en una grandiosa aprendiz, en mi raza era un tradición dejar que los aprendices escogieran un familiar para que los protegiera, pero como siempre has dicho que te encantan las lechuzas me tome la libertad de escoger esta para ti- Era realmente bonita y me guiñaba sus lindos ojitos agitando un poco sus alas.
-Maestra es hermosa...tiene nombre?.
-En realidad no, esa es decisión tuya, es una lechuza hembra, normalmente los familiares de su tipo suelen ser independientes y no tan apegados a sus amos eso dependera mucho del lazo que vayas forjando con ella, te servira en todo lo que le pidas pero claro esta esa lealtad tiene que ser retribuida de lo contrario, perderás tu lazo y su servicio.