Entre tu Vida y mi Vida.

01.✓

Martes, 14 de Marzo.

 

Lena James.

 

Había idealizado mucho como sería mi estadía en Canadá, en como sería mi primer día viviendo sin mi hermano Leo, sin mi madre y Briana. Lo cierto es que aún no me adapto en no escuchar ruido, en no estar constantemente quejándome de la música infantil de mi hermanita o de las órdenes de mi madre en que haga mis quehaceres. Al entrar al recibidor sentí un ambiente realmente helado, tanto que tuve que frotar los brazos suavemente buscando calor, me senté en mi sofá y encendí la televisión para tratar de distraer mi mente de mi realidad tan solitaria.


Y pasó… 


Cortaron la electricidad haciendo que de mis labios expulse un quejido y un suspiro. “Bueno, al menos solo fue la luz”, me dije a mi misma, haciéndome la idea de que era más aceptable esto que cualquier otra cosa. El celular que Leo me obsequió en la navidad pasada suena, brillando el nombre de mi madre.


—Sea lo que te haya dicho Leo me encuentro muy bien.—. Me adelanté en hablar, haciendo que mi dulce y joven madre ría suavemente.


Mi madre tuvo a mi hermano Leo a a una edad crítica junto con su primer esposo y quién es mi padre biológico, tiempo después ambos me concibieron y fue cuando su matrimonio se fracturó. Él era un hombre machista, dominante y que sometía a mi madre cuántas veces le diera la gana. Y ella como toda mujer maltratada se cansó, lo abofeteó, exigió el divorcio y nos mudamos de casa completamente alejados de él. Con lo que no contó mi madre es que ese mismo hombre años después, cuando yo tenía 12 me buscaría a exigir verme, compartir conmigo y tener una relación de padre e hija, lo cual mi mamá le negó. Ella no quería que su hija mantuviera contacto con un hombre de esa calaña.


—Lena mi amor relájate, solo llamaba para saber de ti y de tus clases.


Estudio primer año en actuación y de momento no ha sido todo un sueño color rosado como lo habían maquillado en el introductorio a la carrera, todo ha sido complicado, duro y con bastante esfuerzo. Veía clases prácticas y teóricas casi que todo un día y eso no me convenía mucho, debía buscar algún trabajo para costear los gastos diarios y mi colegiatura en la universidad.


—Me han agotado todas mis energías y eso que es la primera semana.—. Estaba cansada, tanto física como mental.


—Todo pasará mi amor, solo recuerda que eres una James. Y las James somos unas mujeres con mucha valentía, mucha fuerza y guerreras. Allah siempre está de nuestro lado mi cielo y más del tuyo, todo el tiempo voy al templo a pedir por ti.


Mi madre era una mujer muy religiosa que fue obligada a casarse por sus padres aún cuando tan solo era una adolescente y también a ser madre demasiado joven, siempre he sentido admiración por esa mujer. Era para mí la más guerrera.


—Amén mamá, te prometo que seré fuerte.—. Suspiré y me calmé, debo entender que si estoy aquí es para buscar un buen provenir para mí madre y hermana.— ¿Sabes? Estaba pensando en buscar un trabajo de medio tiempo con el que pueda sustentar gastos diarios.


Muerdo mi mejilla interna, jugué con mis piernas esperando ansiosa su respuesta.


—En todo l que tu quieras te voy apoyar, hazle con ganas Leni.
Oh dios, es que amaba con locura a mi madre.


—Te amo mamá, gracias por siempre estar para mí.—. Sollocé bajo, en momentos así es cuando más extraño a mi mamá y mis hermanos.


—Yo más Lena, cuídate mucho y recuerda llamar en la mañana a Leo.—. Nos despedimos y colgó.


Dejé mi celular en la mesita y nuevamente siento ese vacío al encontrarme en una casa donde la oscuridad reina, dónde todo está cubierto de soledad y tristeza. Cerré mis ojos y respiré profundamente, de pronto, una fuerte brisa me asustó al abrir con rudeza mi ventana. Mi pulso tembló, muerdo mi labio inferior mirando a todos lados asegurándome de que no ha entrado nadie a mi hogar. Puse una de mis manos en mi pecho y me tranquilice, solo había sido una brisa muy fuerte. Me levanté y la vuelvo a cerrar está vez pasando los seguros que tiene. Al ver que la luz no llegará por un buen rato me convenzo de que lo mejor es irme a dormir y ver qué me prepara la vida para mañana.


Me recuesto en mi cama ya con mi pijama puesta y cubro mi cuerpo entero con la sábana gruesa, me giro a la izquierda abrazando a la almohada restante, y me quedé viendo aburrida a la pared deseando que el sueño aparezca. Quería creer que aquellos pasos raros que escuchaba era producto de mi imaginación y que no era nadie, pero es que se escuchaban pesados, como si viniera a mi habitación.


Y cuando presentía que la puerta era abierta es cuando caigo en un profundo sueño.


A la mañana siguiente al despertar, me preparo mi desayuno lo más rápido posible para subir a mi habitación y darme una ducha rápida. Y fue lo que hice. Peiné mi largo cabello castaño con mis dedos, pasé un bálsamo de fresa por mis resecos labios y bajé lentamente, en el perchero agarré mi chaqueta para el frío. Dándole una rápida mirada al pequeño departamento me voy para hacer las compras de la semana al supermercado cerca.


Al llegar agarro uno de los carritos para comenzar con mis compras, siendo lo primero en comprar una caja de cereal.


El celular nuevamente suena pero está vez es mi hermano Leo.


—Menos mal que tu me llamabas.—. Se quejó al atender.


—Se me había pasado, tengo tantas cosas en mi cabeza, una disculpa hermano.—. No valía de nada discutirle por lo que preferí culpar mi falla de memoria y continuar con la llamada y mis compras, ahora en la sección de artículos de limpieza personal.


—No importa. Mejor cuéntame qué tal todo en la universidad.


Mi hermano Leo se encuentra viviendo en Rumanía trabajando como modelo de marcas de ropas masculinas, en ropa interior y campañas de perfumes masculinos. Mi hermano era un chico con rasgos marcados hermosos, hoyuelos en ambas mejillas, ceja pobladas, cabello castaño y un par de zafiros azulados por ojos. Era realmente guapo y eso le daba cierta ventaja al postularse como modelo ya que lo terminan aceptando.




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