La confianza es algo objetivo, que, la mayoría de personas ven como algo inalcanzable, casi inexistente. Es algo que no se obtiene a la ligera, ni rápido; en ese aspecto somos selectivos, tenemos un número reducido de personas a las cuales les contamos todo (desligando ciertos detalles). Pero no podemos evitar, que haya una persona, que saque, lo que no nos gusta dejar ver; nuestros miedos, inseguridades, sueños y ambiciones.
Nunca me había mudado; y un día, casi de la nada, tuve, no solo de dejar mi hogar. También a mis amigos; personas que para los demás pueden o no ser insignificantes, pero que para mi eran familia.
Con una gran presión en el pecho, me dirigía hacia el café donde me encontraría con ellos. Uno pequeño y casi alejado del bullicio de la ciudad eso, justamente le da el toque mágico y acogedor que me encanta; luego de haber recibido la noticia de mi partida, les escribí, pidiéndoles que nos viéramos. Prefería decírselos en persona. En el camino recordé, todos los momentos que compartimos juntos; los problemas en los que nos habíamos metido a causa mía, fue ahí cuando el rencor hacia mi misma volvió. Recordar los buenos tiempos junto ellos me recordó, a la vez, lo estúpida que fui en el pasado. Eso me hizo sentir mal; me enfade mucho, no me gusta revivir el pasado y recordar mis errores. Luego una ráfaga de temor me invadió, << ¿Qué tal si no llegan? y si ¿Aun están molestos conmigo?>>.
Mientras caminaba sentí un "ligero" golpe en el hombro; había chocado con alguien. Note, a la molesta señora, recoger sus naranjas mientras refunfuñaba << ¿será conmigo?>>. Por alguna razón, por mas que intentaba no lograba enfocarme y poner atención a lo que me decía. Intente ayudarle, reparar mi equivocación, pero me detuvo con la combinación de un movimiento de mano y un "aléjate de mi niña"; al continuar con mi camino note, que, justo enfrente de mi ya estaba mi destino.
Ahí estaban, sentados, frente a la ventana hablando y riendo. Me puse nerviosa, aunque lo intente no pude evitar sentirme así; ese era nuestro lugar, hablando de cosas triviales. Pero con el tiempo fuimos perdiendo la costumbre, entre la escuela y el que los deje por una perra sin corazón que se decía llamar mi amiga.
Temblaba como Gelatina; mientras caminaba tenia que tropezarme o que mis piernas me dejaran caer. Al llegar hasta ellos, solamente me quede ahí, justo frente a la mesa viéndoles, probablemente esperando a que algo pasara.
- Hola ...- llamo alguien mi atención- Pensamos que no vendrías, nos tenias preocupados- era Aria quien me hablaba.
- Hola chicos... - dije con un temblor en mi voz.
Literalmente creí que me desmayaría, mi corazón estaba inhumanamente acelerado.
- Oye, no mordemos siéntate- espeto Alan
Hice justamente eso. Sentí como mis mejillas se calentaron. No supe realmente como iniciaría la conversación en ese momento, quería hablar de todo con ellos, pero si lo hacia nunca llegaríamos a ese punto, llegar al grano con algo de tacto.
- Les agradezco que vinieran- solté un tanto como un susurro. En eso escuche un golpe sobre la mesa, uno que llamo la atención de todos ahí.
- ¡Somos amigos Gabriela!- soltó Gael- Los amigos tienen malos ratos eso no quiere decir que ahí terminara todo...- estaba realmente molesto
- Lo siento...- Solté un suspiro preparándome para lo que les diría.
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Hola a todos.
Pues como verán este primer capitulo es un poco corto al igual que los tres capítulos siguientes, pero prometo alargarlos lo más que se pueda.
Dicho esto espero disfruten de la historia.
Con amor D.U.