***
Lizzie y yo regresamos al campo de entrenamiento después de obtener la información acerca de Ivanov. Aunque Leah dijo seguirle la corriente, tengo esa cosquillita de encararlo, realmente no entiendo porque mintió.
Al llegar al campo empezamos con los estiramientos, Lizzie y yo aún estamos apartadas del entrenamiento conjunto con los demás lobos y lobas, ellos ya cuentan con experiencia en combate, y a diferencia de ellos, nosotras y los lobeznos llevamos un entrenamiento diferente. Aunque no entiendo porque hay niños entrenando no deben tener menos de diez años.
¿Será que se preparan desde esa edad? Pero, no pueden convertirse aún, deben esperar al igual que los lobeznos la mayoría de edad, pero, se ven tan agiles moviéndose.
Mis pensamientos son interrumpidos cuando entro en cuenta que todos están con la cabeza baja incluida mi amiga.
¡Pero, que rayos! He estado estirándome como tonta sola.
— ¿Por qué no se mueven? —hablo atropelladamente girando hasta que figuro a Kenrick parado como una piedra, presionando su mandíbula. ¿Y ahora qué? Sí que tiene sus momentos este lobo tonto.
Lo miro frunciendo el ceño, ¡quiero partirme de risa! Pone una cara graciosa cuando está molesto, aunque eso solo tiene efecto para mí, para los demás es intimidante.
—Aislinn, ven. —habla con sequedad.
—Hay que hacerlo uno a uno. —sugiero. Está bien chistoso si cree que iré a él como si fuera el juego de: Simón dice. Además mirándome con su carita de desafiante.
Frunce el ceño. Parece que no entiende lo que hablo.
Da un paso hacia mí, y yo daré otro hacia ti. Uno a uno.
Pone los ojos en blanco y se acerca, así que hago lo mismo, no puedo evitar sonreír.
—Sin juegos. —Dice ya teniéndolo frente a mí.
—Pero acabas de hacerlo justo… —me interrumpe.
— ¿Estuviste llorando? ¿Qué pasó? —frunce el ceño mirándome fijamente.
— ¡¿Qué?! No. —niego.
Acerca su rostro cerca de mi barbilla y aspira.
— ¿Qué pasó? —vuelve a repetir.
—Nada.
Sujeta mi mano y gira para ver mi palma con un trozo de gaza que coloqué sobre la herida. Vuelve su mirada a mí.
—Eso fue para firmar los papeles que envío el consejo.
—Ya lo sé, por eso vengo.
—Ya están firmados y el mensajero ya se fue, Ludovic lo acompaño a retirarse.
—Ya me informo sobre eso mi beta, lo que quiero saber son los detalles. Vamos. —dice guiándome de la mano devuelta a la mansión.
—Espera. —digo deteniéndome. — ¿Qué detalles quieres? Son solo papeles, además, Byron el mensajero, me dijo que tú has revisado los papeles antes que firme y ahora estoy en mi entrenamiento.
—Aislinn. —arrastra mi nombre con sus ojos rojos y palpitantes. Por una extraña razón sentí un impulso a no objetar y caminar en silencio. Además cuando lo dijo mis ojos picaron, con eso sé que habían cambiado al de mi futura loba.
Acaso aplicó uno de esos efectos sumisos que utiliza con la manada. ¡Me lo aplico a mí! ¡Cómo se atreve este tonto!
Llegamos a la mansión y nos dirigimos hasta nuestra habitación. Al entrar me fijo que no ha comido lo que traje, la fuente con la comida sigue en la misma posición.
Lobo tonto.
Giro y cruzo los brazos, él me mira fijo apoyado en la puerta.
— ¿¡Qué!? —digo alzando las manos.
Sonríe de lado. Realmente no lo entiendo.
¿Qué quieres saber Kenrick?
— ¿Te pidió algo Byron cuando rellenabas los papeles? —dice haciendo un puño en ambos lados de su cuerpo.
— ¿pedirme? Uhm.
Flash back
—Luna Fao, necesito cortar las líneas de su palma. Por favor. —estira su mano para alcanzarle la mía y luego llenar un bolígrafo con mi sangre como tinta.
#174 en Fantasía
#119 en Personajes sobrenaturales
#23 en Paranormal
#9 en Mística
vampiros lobos mates amor odio crueldad, mate humana alfa magia y secretos, romance tragedia y fantasia
Editado: 11.01.2021