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“Las cicatrices de mi alma aún no se reparan, tu aroma y tus ‘te amo’, disipan la oscuridad y el dolor, pero, retrocediste tres pasos y yo, volví al armario…y lo peor de todo es: que ya no estas a mi lado”.
Sábado 16 de octubre del 2021
Aislinn y Kenrick regresaban a la manada riendo y conversando todo el camino sobre ellos y su futuro, al acercarse a la mansión, Aislinn desde una distancia moderada visualiza a su amiga, que al percatarse de su presencia corre a su encuentro seguida de Ludovic.
— ¡Aislinn! —corre gritando Lizzie, ella suelta su mano del agarre de su lobo para correr hacia su amiga.
— ¡Liz! —dice Aislinn, con el mismo tono eufórico que su amiga abrazándola. — ¡Te extrañe! —sueltan ambas al unísono y riendo como niñas dándose manotazos. Los guardias que vigilan y rodean la mansión al escuchar el alboroto giran en su dirección y sonríen a sus adentros.
Desde que llegaron ambas muchachas a la manada, ésta dejo de ser silenciosa y fría, en cambio, siempre se escucha música, a su Luna y a su amiga cantando y bailando, y risas tan fuertes como si de un tumulto se tratara, y estos días, en que su Luna no estaba, la mansión volvió a su estado silencioso, y en parte, eso ya les incomodaba, se habían acostumbrado al caos que ambas chicas ocasionaban, pero sobre todo a ver ese lado cálido y desenvuelto de su Alpha y beta al unírseles.
Ambos lobos tan serios habían dado un vuelco al encontrar a sus compañeras, y más su Alpha, hacia lo posible por complacer y entender a su joven Luna, que desde que apareció dejo muy en claro que no era igual a las demás mates, ella tenía una personalidad tan fuerte y decidida como él que chocaban en ocasiones. Y ellos podían notarlo con claridad, cuando veían a su Alpha con el ceño fruncido y serio, sabían que había tenido un desacuerdo con su Luna, en ella no podían ver eso, ella no dejaba que lean sus expresiones y les era imposible saber si estaba molesta o no, era muy neutral y precavida con el resto.
Ambas jóvenes habían regresado a la vida ese lugar tan estricto, con su alegría jovial y su entusiasmo que no podían sentirse más felices porque sus líderes hayan regresado devuelta a la manada.
—Luna, Kenrick. ¡Qué bueno que están de regreso! —saluda, Ludovic un paso atrás de Lizzie. Aislinn asiente con la cabeza en saludo y Kenrick le da la mano a su amigo y beta cruzando algunas palabras.
—Ais, te extrañe tanto, es la primera vez que estamos mucho tiempo separadas. —dice su amiga, asiendo puchero y tirando de su mano. Ambas amigas se conocían desde niñas, y Aislinn al no tener esa unión con sus verdaderas hermanas, había encontrado en Lizzie eso que anhelaba, y esta era la primera vez que estaban separadas por varios días desde que se unieron en una fuerte amistad.
—Solo ha sido un par de días. —responde, sonriendo. —eres tan exagerada, Liz. —le brinda una sonrisa cálida y ella le da una mirada que no entiendo para luego soltar:
—Ais, se han ido por casi un mes, ¡qué has estado haciendo que han perdido la noción del tiempo! —responde, con un tono divertido enarcando los ojos y colocando sus manos en la cintura.
— ¡Casi un mes! —suelta sorprendida Aislinn, sin creerse lo que ha escuchado. —No es cierto, solo han pasado unos días… ¿verdad? —dice, girando y buscando con la mirada a Kenrick en busca de confirmación, pero este le da una media sonrisa. Se devuelve hacia Lizzie y pregunta: — ¿Qué fecha estamos? —pasándose un mechón rebelde tras la oreja.
Ludovic sonríe ante su reacción mirando a su mate y ella lo mira con una sonrisa en la cara y responde: —Octubre 16, enserio, Ais. ¿Qué has estado haciendo que has perdido la noción del tiempo?
«Casi un mes, no puede ser, salimos en setiembre una semana y media antes de fin de mes, creo. No lleve mi celular para ver fechas, solo había un reloj en nuestro segundo hogar. —piensa, uniendo sus engranajes a toda máquina. Este lobo me ha tenido en un sueño, he sentido todo este tiempo que solo había pasado tres o cuatro días, ya ponedle una semana, pero no un mes».
Sus pensamientos son interrumpidos cuando las manos de Kenrick pasan por su cintura y acerca su rostro apoyándose en su hombro, su cálido aliento rosando su lóbulo hace que Aislinn se muerda la lengua para reprimir un jadeo que amenazaba con salir. Se había vuelto muy sensible a su tacto, y Kenrick lo sabía y estaba más que satisfecho con la reacción de su loba.
— No olvides amor, que nuestro segundo hogar es un laberinto que hemos descubierto y estrenado juntos. Definitivamente no podemos hacerlo en solo tres días, mi loba. —le susurró, deduciendo qué pasaba por la mente de su compañera al ver su expresión. Y súmale que en algunos de esos lugares hemos repetido estreno. —musita, ardiente solo para ella, haciéndola estremecer, aunque era sabido que Ludovic también lo había escuchado con su súper oído lobuno. Y Aislinn lo confirmo viéndolo de reojo con un gesto socarrón. Rápidamente las mejillas se le calentaron, sabía que su rostro había cambiado de color y ahora debía estar expresando un degradado de rojos y rosa. Y Kenrick no estaba ayudando con la cabeza hundida en su cuello aspirando su aroma.
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Editado: 11.01.2021