Ephemeral Temptation

Metamorfosis

La tensión era muy notoria durante el desayuno. A Brent le incomodaba demasiado, apenas el día anterior todo estaba perfecto y después de la salida a la pista de patinaje, su mejor amiga había tomado una actitud que no entendía ni un poco. Los cuatro comían en silencio, mientras Kendra revisaba su móvil y Scarlet mantenía la mirada fija en el plato.

Quería preguntar, pero no estaba seguro de si sería conveniente en ese momento. No iba a arruinar aún más la comida. Acercó su plato al de la pelinegra, al igual que su silla, para poder hablarle en voz baja. Las otras dos chicas ni siquiera se inmutaron.

— ¿Qué es todo este ambiente?, ¿sabes que pasó ayer con ellas?

— Entre menos te involucres, mejor, — Lo miró de reojo. — no quieres que te echen en cara alguna cosa que hayas hecho en el pasado.

— ¿Qué?

— Lo mismo dije. — Se le escapó una risita. — Dales tiempo, sea lo que sea, deben arreglarlo ellas solas, nosotros sólo vinimos a pasar unas merecidas vacaciones.

El chico asintió con la cabeza, aceptando el consejo. Ciertamente no quería hacer más grande su pelea, mucho menos volverse el centro de atención. Enfrentar a un par de chicas enfadadas no formaba parte de su muy estructurado itinerario.

Luego de unos minutos, Victoria terminó de comer y se levantó de su asiento sin decir ni una palabra. Kendra hizo lo mismo, pero al salir del comedor, tomaron direcciones diferentes.

— Qué fastidio… — Suspiró Scarlet. — Tu amiga es bastante rencorosa.

— ¿Me dirás qué pasa?

— Peleas de pareja, siempre es mejor no meterse. — Alejó la comida, asqueada. — Es cansado tener que tratar con esto, habla con Victoria y dile que al menos se tome el tiempo de escuchar y analizar lo que sea que esté pasando. Una relación no puede ser mantenida por una sola persona y tampoco se resuelven los problemas alejándose. No sé por qué tienen esa idea estúpida.

— Victoria no es así… Debió ser algo importante para que ella se molestara. Por lo visto tu sabes cosas que yo no, así que no tengo nada más que decir. No puedo opinar sobre un tema del cual no tengo ni el más mínimo conocimiento. — Se levantó para ir detrás de su amiga.

La menor de las hermanas lo miró mientras se alejaba hacia la salida. No le agradaba la interacción con los humanos, pero tenía que aceptar entendía relativamente como se sentía Brent. Ver a una persona cercana en esa situación, era estresante. Ella no tenía amigos, sólo a su hermana, era la única a la que quería proteger. Saber que estaba en riesgo de morir por el amor que le tenía a Victoria le enfermaba, no lo entendía, sin embargo, no estaba en contra de que fuera feliz. Como demonios ni siquiera eran capaces de sentir esas emociones, vivían para ellos mismos, jamás por alguien.

Desde que eran pequeñas, Kendra siempre fue más hábil en batalla y al alcanzar su madurez, destacó en tareas de exploración y obtención de energía humana. Era la “mejor”, su madre estaba orgullosa de ella, a diferencia de Scarlet, quién tuvo que entrenar más de lo debido para al menos dominar algunos movimientos básicos, además de que sus poderes no eran tan fuertes, tenían un límite en cuanto al tiempo y era mucho más desordenada al cazar. Fue castigada por esa razón, en innumerables ocasiones.

— El amor es un tesoro que nuestra raza no suele encontrar. — Dijo en voz baja. — Y no voy a permitir que te sea arrebatado por un imbécil egoísta.

***

Kendra estaba recostada en la cama de la habitación, tenía los ojos cerrados, pero no estaba dormida. Se concentraba en analizar las opciones que tenía y las consecuencias de cada una, antes de decidirse por alguna. Sabía que todo resultaría mal si dudaba o no tomaba la decisión correcta.

— Si elimino a Zachary, se confirmará que no quiero entregarla… Y si no lo hago, él será quién intente matarme. — Se dijo a sí misma. — De una o de otra manera tengo que pelear contra él.

— Todo es mejor si somos dos.

— Scarlet, — Su hermana había entrado por el balcón. — te hace falta un poco de práctica para actuar como una humana real. — Bromeó la castaña.

— No estoy hecha para ser una chica que pase desapercibida, soy fabulosa. — Kendra soltó una carcajada. Scarlet era muy buena diciendo tonterías, todo para hacerla reír.

— Eres incorregible.

— Eso es lo que Lilith dice todo el tiempo, — Se aclaró la garganta e imitó la voz de su madre. — “Deja de ser tan irresponsable, Scarlet, ¿alguna vez pondrás en alto a nuestra raza?, piensa en que serás la mano derecha de Kendra, compórtate como una adulta y no como una chiquilla malcriada”


— Lamento que sea tan dura contigo… — Siempre estuvo en contra de la forma en la que su madre educaba a su hermana, trataba de protegerla, pero no era de gran ayuda. Scarlet siempre terminaba encerrada en una celda oscura, en dónde la mantenían encadenada como si fuera una bestia. 

— No fue culpa tuya, nunca lo ha sido. — Se sentó a su lado. — Nuestra madre siempre quiso que resaltaras, que fueras la que dirigiera los ejércitos de demonios sexuales. Yo sólo fui una más que logró sobrevivir. 

— Eres mucho más que eso, tú lo sabes, tus poderes se han fortalecido y tu olfato es el mejor, incluso me atrevería a decir que es el mejor del universo.

La pelinegra empezó a reírse. Kendra era la única que veía eso en ella, porque también era la única que lo sabía. En cuanto se enteró que Liber era el que originalmente debía cumplir la profecía, hizo de todo para esconder su desempeño. Era consciente de que dejarle todo el peso a su hermana, no era lo mejor que pudo haber hecho, pero no estaba lista ni se sentía con la capacidad suficiente de involucrarse en esa tarea. Prefería seguir siendo la apestada, antes que entregar su mera existencia a un montón de demonios malagradecidos.

— Gracias, Kendra.

— Si esto se resuelve, créeme que sólo te quiero a ti a mi lado, no puedo confiar en nadie más que en ti, Scarlet.




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