Jamás hubiera esperado presenciar una escena como esa, incluso más atroz que aquella vez cuando bajo su gobierno decidió colgar a ese hombre, pero esto, fue diferente, despiadado, tanta sangre azul derramada, y él… que representaba la imagen misma de la fortaleza, la inmortalidad, jamás nos preparó para algo así, como hubiera querido ver a ese malnacido pudriéndose entre cuatro muros, pero como un hábil de las sombras logro escapar, y a diferencia de los demás, ya no regreso, aún continuaría de nosotros burlándose como todo un canalla mercenario.
El palacio no había cambiado mucho con la ausencia indefinida del Rey, es cierto, todos estaban más felices, incluso la tempestad se volvía calma, su funcionamiento seguía siendo el mejor, pero ahora se podía descansar, debo reconocer, mi niño era mucho más complaciente que su padre, me había permitido el acceso a la tinta, sabe cuánto adoro escribir todo lo que me sucede, desde que me dio lecciones a escondidas para que aprendiese a hacerlo, nunca lo considere un desperdicio, lo agradezco tanto… fue valiente solo por mí.
Pero ahora me preocupaba él, tenía ese aspecto de muerte, de quien sabe que pasara algo, los hechos que se disponían a suceder no representaban un buen presagio, no para él, la inalterable espera no ayudaba, ahora pasaba su tiempo merodeando por esa inmensa sala, frente a la ventana. Por el día, Victoriano encontraba la forma de distenderlo de todos sus problemas y obligaciones, pero al caer de la noche, esa ventana se volvía su lugar favorito, no existía fuerza que lo moviese de ahí, no decía palabra alguna, solo observaba.
Intente varias veces que por lo menos comiera su cena, pero ante eso, él respondía siempre: --No tengo hambre, gracias.
Desganada pero educadamente. Bueno, aunque, nadie espera menos, creo que en ese caso, compartía con su primo aquella virtud de la sencillez, a pesar de que su vida no era, precisamente, la más sencilla, ninguno de mis dos niños, se olvidaba de la cortesía, me ponía tan orgullosa oírlos hablar de esa forma, seguro a Eleonor le habría encantado verlos. Sé que, muy pocas personas lo habían conocido como lo que realmente era, muy pocas sabían lo que de verdad quería, jamás hablaba de sus aspiraciones, sus sueños, anhelos, aunque bueno… es de suponer que la gran mayoría creía poder imaginar lo que él deseaba, lo mismo que todos se esforzaban por ocultar, ese inexorable deseo de poder, ahora, en esta pérfida situación del destino, con el verdadero rey incapaz de ejercer su tiranía, cualquier prejuicioso pensaría que su hijo esperaba la idoneidad del momento para por fin coronarse, ya que en estos tiempos no valen más los lazos sanguíneos, la muerte es sobrellevada con la idea de la inevitabilidad, y los intereses personales son justificados con la guerra, siempre necesaria, para establecer dominio. Sí así es pues, como muchos crearían una expectativa “clara” de su próximo rey, sin embargo, no puedo evitar divertirme al pensar en estas ideas, porque sobre todo, yo sí lo conocía en profundidad, desde el momento de nacido, jamás ha existido, hombre más inquebrantable, su madre y yo, nos esmeramos en su crianza.
Las personas a su alrededor, utilizaban su propio reflejo para describirlo, cometiendo así, grandes equivocaciones. Vestían pieles impostoras como si fueran capaces de actuar sin hipocresía. Pero él lo sabía, era el costo de pertenecer a la realeza, es necesario dudar hasta de lo más verídico, creo que yo no soportaría algo así, claro que podía comprender sus actitudes…
Resignada a la idea de que algún día iba a comer su cena, pregunte si necesitaba algo más, a lo que él respondió rotundamente no.
Me dijo entonces:
- Solo vete a dormir… nos vemos mañana.
Le dije buenas noches señor, como acostumbraba, y me retire.
El cansancio había hecho sus efectos sobre mí, ya era tarde, muy tarde, corrí lo más rápido que pude a la cocina, creí que el señor se iba a enojar mucho si no llevaba el desayuno pronto para arriba. Ahí vi a Mildred, otra criada, le pregunte si no había visto al señor despierto a lo que ella contesto sí.
- ¡Dios mío me va a matar!
- No creo que lo haga, durmió junto a la ventana de la sala no se movió de ahí.
- ¿De verdad otra vez…?
- Como lo oyes, se despertó muy temprano, vio a un mensajero desde el ventanal dirigirse a la entrada y rápidamente bajó a recibirlo, el hombre se encontraba totalmente sediento y cansado le dimos agua y el señor le ofreció sentarse, cuando recupero el aliento el hombre le dijo al señor que había caminado toda la noche y que lo enviaba su padre para que le dijese que lo necesitaba pronto en el reino.
- de modo que… ¿el señor se fue?