Luego de una larga lucha le lanzó a Su-ji su tan anhelado antebrazo, me costó obtenerlo estoy cansada, golpeada y una enorme marca en el rostro, desde abajo puedo ver la satisfacción en su rostro al tomarlo y guardarlo en una tula negra, pero entra otra mujer casi idéntica mostrando el antebrazo con un mismo tatuaje - mierda - Su-ji tiene la misma confusión y cuando está a punto de bajar lo detengo con la señal por un solo comentario de esta mujer.
Me llevan dentro a la fuerza y pretendo oponerme, pero mi intención es obtener información, hablan de que han avanzado en parte del plan y es cambiar a la mayoría de la resistencia, pero hay una mujer de ojos rojos y látigos salvajes que ha dificultado las cosas - sin duda es Aline - avanzan conmigo arrastras y me dejan en un calabozo, paso dos días según mis cuentas y al final decido hablar un poco de lo que me conviene, solo espero que ellos se den cuenta de quién es quién.
En ese proceso finjo estar adormilada por la tortura, pero a decir verdad ya nada me es igual con respecto a lo que viví en manos de ellos, escucho la idea de infectar con algo Ael y así llegar a ella, es un rastreador o algo parecido que guiará a Zeto, pero me aterra mucho más el saber que han duplicado a alguien importante en nuestras líneas y que espera el momento que ellos crucen.
Todo se los conté y me alegra que se fijarán que no era yo quien estaba frente a ellos, ahora que me encuentro un poco aliviada de los malestares generados gracias a la sanación de Aline y sin opción, dejo que José me lleve, quiere ayudarme a subir a la camioneta y me niego a que me toque, llamo a Su-ji y me envía su ubicación.
No respondo y eso le molesta, pero no tengo ganas de dirigirle ninguna palabra, suspira cansado o enojado por como aprieta el volante, trata de anclar algún punto de conversación, pero mi respuesta sigue siendo el silencio.
Digo viendo las rejas doradas y sin importarme lo que me iba a decir, al cruzar no veo a nadie, pero sé que su seguridad está oculta y con trajes negros, ese color le encanta a Su-ji, me espera en la puerta con pantalones negros y camisa deportiva del mismo color, se acerca para ayudarme a salir, pero José pasa los seguros.
Me deja salir y con dificultad Su-ji me ayuda a entrar a su casa, no le deja ir y lo invita ganándose una mirada de fastidio de mi parte, su casa es enorme y cada pared tiene libreros de techo a piso con puertas de vidrio - sin duda es el paraíso de Elena - sus pisos son claros y contrasta con lo poco gris que se ve en algunas partes de las paredes, sus muebles son una antigüedad muy hermosa de admirar, tiene un cuadro en el recibidor de Gustav Klimt, es un cuadro hermoso que pintó entre 1907 a 1908 y se le llama El Beso , luego subiendo las escaleras tiene otro pero en escalas de grises es de Pablo Picasso se le llama Guernica, recuerdo que una vez me comentó lo que significa para él este retrato del dolor, tiene demasiadas pinturas famosas me pregunto si las que exhiben son las verdaderas o estás una excelente copia.
Recorremos un largo pasillo hasta las habitaciones, por todo lado hay cuadros, esculturas y libros, la recamara tiene paredes blancas y los tendidos de cama son negros, me deja descansar un rato mientras trae lo que necesita para curarme, entra luego de media hora con José y cada uno trae frascos en sus brazos.
Cuando me enteré que se encontraba en este mundo, me alegré mucho pues tenía siglos sin verle, lo que no me imaginé era que cambiará tanto, igual se mantiene neutral como siempre y me anima con sus locuras, ocurrencias y anécdotas tan disparatadas, al pasar el tiempo y que no pudiera sanar como se debe decidí hablarle y confiar en sus dones místicos con la sanación, lo que se traduce como bebedizos horribles que ayudan acelerar el proceso y así sanar, es como si fuera un suplemento a nuestra forma, con las heridas que tengo me duele y si no fuera por el bebedizo que me hizo estaría retorciéndome del dolor, coloca sus manos en las zonas afectadas y recita algo que no entiendo haciendo que una energía azul salga de sus palmas, José se mantiene al margen de todo pero con su cara de disgusto es suficiente para saber que le molesta la cercanía, de repente Su-ji se detiene y me ve sorprendido, sé muy bien de qué y cuando me di cuenta tampoco lo esperaba.
Lo tengo claro y ahora entiendo por qué muchas decían "daría mi vida”, le digo que deseo continuar y por eso vine a buscarlo, decido hablarle en coreano para evitar comentarios alternos.
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Editado: 12.01.2023