ZETO
Quise hacer las cosas diferentes, desde que planee traerla mi objetivo fue estar con ella como debe ser y no que Lico haga de su voluntad, por eso todo lo que le di a beber, lo que la hice hacer y sobre todo el tiempo que gaste en cada palabra que le dije, la mayoría no fue mentira y llegué a sentir que mis sentimientos hacia ella habían crecido, no importó cuando descubrí su mentira porque ella estaba a mi lado, no importó cuando se fue de visita al otro mundo, no me importó nada de eso y siempre trate de que mi padre no se diera cuenta, pues quería hacerlo a mi modo, pero ya las cosas se salieron de control y decidí hacer todo diferente.
Mi primer paso fue encerrar a Sami dentro de su mente, no fue fácil pues ella tiene mucho poder y en aquella ocasión me desgaste mucho, tanto que cuando fui por Elena caí en sus brazos como si fuera un maldito bebe, es que solo recordarlo me enoja mucho.
Acababa por fin de encerrar a Sami y me encontraba arrodillado frente a ella, respirando profundo y tratando de recuperarme para ir a la otra habitación, mi vista se queda en ella mientras respirar de manera pausada, sus ojos nunca abandonaron los míos y por un momento pensé que ella tenía sentimientos hacia mi hasta que hablo
Cuando por fin mi respiración se regulo fui a ver a Elena, al abrir la puerta lo primero que veo son también esas cosas negras que están por todas las paredes y casi las ocultan, ella se gira en mi dirección preguntándome que hago acá, avanzo con calma y sus ojos azules hacen palpitar mi corazón, entonces caigo de rodillas y debo apoyar las manos en el suelo y respirar bastante profundo en más de una ocasión, ella se acerca de inmediato sujetándome de los hombros, parezco una marioneta en sus brazos cuando me coloca en su regazo y acaricia mis cabellos con dedicación, coloca su mano en mi pecho aliviando la presión que siento - deberá descansar en esta ocasión y hacerlo tal vez luego- dice ya mirándome fijamente, me acomodo quedando frente a ella pero seguimos acurrucados y sujeto su rostro inexpresivo - claro que volveré - le digo antes de darle un beso sellando lo que acabo de decir, no me corresponde y trata de alejarme, me hace entender que la que respondía ante mi tacto y cercanía era Sami, esa afirmación parece dolerme o hacer algo en mi pecho, la sujeto con una aparente rabia antes de salir de su mente.
Pero ahora es diferente, estoy en su mente con mucha energía dispuesto a encerrarla con tal que se aplaque y pueda controlarla mejor, pero ella está frente a mí con sus ojos ya no tan azules y su mirada es la más fría que me ha dado en la vida, me dejó entrar en esa barrera que hizo al lado del piano y así acceder a su mente, la cual estaba mucho más fría, negra y oscura que en otras ocasiones, apenas doy un paso ella me enlaza con la parte de los recuerdos que maneja, llevándome inevitablemente a ellos.
Nos encontramos en la que era nuestra casa hace demasiados siglos atrás, era una gran mansión y tenía buena vista hacia los jardines, pero acá no conviví con Elena y entonces sé que ella entró a la mía - has mejorado - le digo cuando la veo entrar a la habitación en la que aparecí, lleva un vestido turquesa con los hombros descubiertos, escote que le llega al ombligo, adornos en los bordes y cintura color oro, todo el vestido y la tela que cae en los brazos le llega hasta el suelo, sus cabellos negros como siempre están sueltos y lisos, sus ojos acá son azules tal como los recordaba, debo desviar la mirada cuando siento que fue más de lo normal.
Mis memorias llegan como avalanchas y en esta habitación se quedaba la única mujer que he amado de verdad, este era nuestro refugio cada vez que veníamos a este mundo a distraernos de las obligaciones, pero después de todo lo que pasó nunca volví, todo son decoraciones de color pastel y esta tal como lo dejamos la última vez que estuvimos en este lugar, sus joyas regadas en la mesa, su peine en el suelo por el afán que teníamos, pues la jale y se calló todo, ella solo reía diciéndome que estaba mal con el tema de la puntualidad, la cama a medio hacer y las cortinas abiertas, dejando ver el hermoso paisaje que rodea esta casa, coloco mis manos en los bolsillos de mi pantalón y me acerco a la ventana para verlo de nuevo.
Decido darle un cambio a la decoración, la llevo ahora sí a la que era nuestra casa, ella ve a su alrededor sin ninguna expresión y hago que vea a Evelin para ver si logro algo, efectivamente abre los ojos como platos cuando baja por las escaleras, sus manos las lleva llenas de frascos y la seguimos hasta la cocina, donde los bota con rabia en el fregadero, pero al entrar una pequeña de cabellos negros lacios y rebeldes que no se dejan en una trenza, ella cambia su semblante y le da una bebida dulce con panecillos
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Editado: 12.01.2023