Levanna
Confianza
La cabeza me duele y el cuerpo me pesa, una habitación oscura me rodea, intento ver más allá pero me es imposible. Toco mi estómago siento como si una bola de fuego estuviera instalada en esa parte y no dejara de quemarme.
Sé más fuerte, no dejes que te controle.
Una suave voz me susurra en el oído pero no se distinguir de quien es.
Harán que te mate, contrólala.
En ese momento una figura se ilumina frente a mí, no puedo distinguir su rostro, su vestimenta es completamente negra y puedo asegurar que es una mujer. Conforme más identifico de ella un llanto aterrador se comienza a escuchar más y más hasta convertirse en gritos de dolor que hacen que la piel se me erice y un sudor me recorra la espalda.
Puedo sentir mi cuerpo temblar, quiero moverme pero mis pies no reaccionan, tengo miedo, quiero salir de aquí.
─ ¡Ayúdame! ─grita y siento todo mi cuerpo tensarse.
La extraña mujer estira su mano hacia mí y solo puedo sentir como el sudor y el temor recorren todo mi cuerpo embriagándome por completo.
─ ¡Me duele! ─solloza y comienza a caminar en mi dirección.
Me siento paralizada, mi corazón comienza a latir precipitadamente. Mi respiración se acelera de la misma forma, puedo sentir el grito ahogado en mi garganta, la mujer corre y sé que es todo, sé que se estrellara contra mí y cuando lo hace puedo sentir por fin el grito desgarrarme la garganta y unas manos deteniéndome de los hombros.
─Anna ─mis ojos enfocan el lugar, puedo ver a Max frente a mí─. Tranquila, estas bien ─mi respiración junto con mis latidos empiezan a relajarse.
Estoy en mi habitación. Estoy a salvo, solo fue un sueño.
─ ¿Qué pasó? ─pregunto confundida.
Mi garganta está seca, mis manos aún tiemblan. Mi pelo esta mojado por el sudor pero me siento más tranquila por saber que solo fue un sueño.
─ ¿No lo recuerdas? ─susurra─. Atacaste a tu hermana.
─No es cierto ─me apresuro a decir.
Es imposible, yo nunca haría algo como eso. Me detengo un momento intentando traer imágenes a mi cabeza pero lo último que recuerdo es la pelea y a mi hermana pidiéndome que parara pero solo eso.
─Tu sombra te obligo a hacerlo.
─Mi sombra no haría eso ─es ilógico.
─Pues lo hizo ─se levanta y desvía su mirada de la mía─. Yo mismo te vi llegar a la enfermería bañada en sangre ─aprieta los puños y yo lo observo impactada─. Dicen que tu sombra te poseyó y te obligó a atacar a tu propia hermana.
─No puede ser cierto.
─Pues lo es ─afirma─. En cuanto te vi llegar pedí me regresaran a las labores.
Me sorprendo.
─ ¿Por qué?
─Por qué no podía dejar que alguien más te cuidara si es que lograban salvarte ─fija su mirada en la puerta del balcón donde la tenue luz del sol le da directamente en el rostro dando una vista perfecta de su perfil, su nariz puntiaguda y sus grandes ojos cafés que resaltan aun más con su cabello castaño que cae levemente por su frente─. Pensé que morirías, me asuste como nunca en mi vida.
─Pues sigo viva Max ─murmuro tratando de consolarlo.
─Lo sé y no gracias al inútil que tenías como guardia, si yo hubiera estado ahí, tal vez... hubiera podido hacer algo.
─Oye ─lo interrumpo─. Esto ─me señalo─, no es tu culpa, no cargues con una responsabilidad que no es tuya.
─Tu eres mi responsabilidad Anna,
Lo observo detenidamente sin saber que decir ante sus palabras y el tono de voz que ha usado, pero es ahí donde me doy cuenta que su porte es tensa, lo noto nervioso y en ningún momento me ha vuelto a mirar a los ojos.
¿Me tiene miedo?
Tengo miedo de hacer la pregunta pero más miedo me da la respuesta, por increíble que suene me da tristeza pensar que la única persona que nunca me trató como una chica normal ahora cree que soy vulnerable, que puedo perder el control y matarlo en cualquier momento, pero no será así, no soy así.
No quiero que Max me vea como todos aquí me han visto en algún momento; como una bomba que algún día explotará.
─ ¿Me tienes miedo Maxim? ─pregunto con temor.
Me repugna y sorprende la idea de pensar y descubrir que me he hecho dependiente de lo que Max piense sobre mí, no quiero permitírmelo, no por el hecho de que él sea de un nivel inferior al mío, no, mi madre lo era cuando se casó con mi padre, es más por qué en él siempre veo lo que en mi familia nunca logré conseguir; aceptación.
Lo consideró un apoyo, una persona en la que puedo confiar, puedo soportar que mi familia me tenga miedo y me tachen de peligrosa, pero no Max, no cuando es la única persona que jamás me trato como si fuera a desplomarme en cualquier momento.
─Nunca te he tenido miedo ─frunce el ceño y me mira por fin─, no a ti.
Vuelve a acercarse y yo puedo sentir como cada musculo de mi cuerpo se relaja
─Todo esto te está afectando, la muerte de tu padre, la angustia por saber si serás tú la que reine, el miedo de perder ante tu hermana, en el castillo todos los dicen, no estás bien emocionalmente. Y no te tengo miedo por qué nada de esto es culpa tuya.
Me tomo un momento para procesar sus palabras. Todos en el castillo me consideran una inestable emocional, y aquello me molesta por el simple hecho de que esos rumores no van a tardar en llegar al pueblo y eso me costará la corona, me costará su confianza.
La muerte de mi padre me está afectando tanto como a Arianna, como a mi madre, a mi abuela o a cualquiera que amó a mi padre, pero eso no tiene nada que ver con lo que me está sucediendo, yo no estoy mal, no puedo estarlo ¿Cierto?
De pronto me siento enojada, frustrada y por alguna razón incluso usada. Aprieto los puños a mi lado intento calmarme para no pagar con Max mi repentino enojo pero no puedo evitarlo, siento como las barreras que siempre pongo ante cualquiera vuelven a construirse y las palabras salen de mi boca.