Érase una vez un Sueño

Capítulo 5

Per

—Si una persona te acercará a su bebé que llora, a) lo hechizas, b) lo encierras en una torre, c) le das un biberón o d) le arrancas el corazón —pregunta el hada madrina.

Le doy un ligero vistazo a la pizarra y vuelvo a enfocar la vista en el libro que me prestó el profesor Coleman.

Tenía razón, las teorías están explicadas de manera simple. Ahora entiendo con más claridad de que trata el tema que nos tocó.

—¿Cuál era la segunda? —pide Evie haciendo reir.

—Ah, okay. ¿Alguien la sabe? —cuestiona el hada madrina ignorandola completamente —. ¿Mal?.

La mencionada despega su atención del cuaderno para echarle un vistazo a la pizarra.

—C) le doy un biberón —responde con evidente aburrimiento.

—Correcto, otra vez —la felicita con una sonrisa.

—Hoy estás muy inteligente —bromea Carlos del otro lado del salón.

Despegó la mirada del libro y le enfoco en él.

—Solo pienso en la suena aburrida —dice la peli morada como si fuera obvio.

Los tres ponen un gesto de sorpresa, como si acabarán de descubrir que la tierra es redonda.

—Tiene mucho sentido —comenta Evie mientras asiente.

Mal imita su gesto haciéndome gracia.

—Hay veces que me preguntó si tendrán la cabeza hueca —los insulto con una sonrisa.

Mal suelta una risita que termina contagiandome.

Un chillido resuena en la habitación.

Una chica con un horrendo corte de cabello pasa entre nosotros dando pequeños saltitos.

¿Qué le pasa?.

Se acerca al hada madrina dándonos breves vistazos con una expresión de auténtico terror.

La villana en mi interior se regocija por ello.

—Hola cariño —la recibe con una sonrisa.

—Hola. Necesito que firmes esto para la coronación.

Desvío la mirada de la chica hacia Mal.

Me percató del dibujo de Mal, capturó detalladamente la varita mágica.

—No importa cuántos dibujos hagas, siempre me sorprende lo talentosa que eres —murmuro cerca de ella.

Esboza una sonrisa sin despegar la mirada de su dibujo.

Quizás en otra vida Mal pudiera ser artista y vería sus cuadros en las famosas galerías de arte de Rapunzel.

Es un sueño que no está a nuestro alcance.

—Ella es mi hija Jane —la presenta el hada madrina.

Mal me da un pequeño codazo sacándome de mis pensamientos.

—¡Mamá, no!.

—Shhhh, tranquila hija —le da un pequeño abrazo —. Jane ellos son nuevos.

Da unos pequeños saltos en nuestra dirección.

¿Acaso no sabe caminar normal?.

—Hola —nos muestra una sonrisa tímida —. Tranquilos, olvidenme ¿Si?. Continúen —intenta hablar claramente pero sus manos tiemblan un poco.

Trato de esconder mi sonrisa maliciosa.

Gracias a mi crianza en la isla puedo reconocer a un eslabón débil con un solo vistazo.

Pasa junto a nosotros rápidamente en dirección a la salida soltando un otro chillido.

Claramente, esa chica no es normal.

Me giro a ver a Mal. Ella tiene el mismo brillo malicioso que supongo que tengo yo.

Hemos encontrado a nuestro próximo objetivo.

—Lo viste —susurra mi hermana con una sonrisa macabra.

—Por supuesto que lo ví.

—¿Qué vieron? —pregunta Evie del otro lado de la mesa.

Nuestra profesora se aclara la garganta dando por terminada nuestra conversación.

—Hay que continuar —se posiciona frente al pizarrón —. Si encuentran un frasco con veneno, ¿Qué hacen?. a) lo ponen en el vino del rey, b) lo ponen dentro de una fruta o c) entregan el frasco a las autoridades.

Los tres levantan la mano mientras yo me acerco a Mal.

—¿Qué tienes en mente?.

—No es obvio, ver cómo puedo usarla para llegar a la varita.

—Jay —escoge el hada madrina.

—C) lo entrego a las autoridades —hay un tono algo engreído en su voz.

—Yo quería decirlo eso —se molesta un poco Carlos.

—Pero yo lo dije primero —suelta burlón. Se levanta de su asiento haciéndole maldades a Carlos.

De verdad que hacen pasar vergüenza a cualquiera.

—¡Vamos! ¿¡Quien lo dijo primero!? —estan sobre la mesa.

Pongo los ojos en blanco.

El hada madrina le da ligeros golpecitos al pizarrón.

—Muchachos —continua haciéndolo porque no le prestan la mínima atención —. ¡Muchachos! —sube el tono de voz —. Tendré que pedirles que los usen esa energía dentro del campo de tourney.

—No, no está bien. Sea lo que sea, no voy —afirma Carlos.

La campana suena y nos levantamos de nuestros asientos.

—Sobre el asunto de la varita —digo captando la atención de Mal —. Solo tienes que averiguar que es lo que ella desea, y manipularla desde ahí.

Me dedica una sonrisa siniestra.

—Adoro cuando tenemos los mismos planes macabros.

Le dedicó una sonrisa sincera.

Recogemos nuestras cosas y nos disponemos a salir del salón.

Me despido del hada madrina con la mano.

—¿Qué fue eso? —cuestiona Mal fuera del aula.

—Ella y Ben son los únicos aquí que no nos miran con desprecio —mi hermana relaja el semblante —. Además no puede sospechar que tramamos algo con su hija.

Deslumbra una sonrisa.

—Iré a buscar a Jane, ¿Me acompañas?.

—No puedo, tengo que ir a la biblioteca hacer un trabajo para psicología.

Pone los ojos en blanco.

—¿Qué hay de ti, Evie?.

—Lo siento, tengo clase de química.

—Que espanto. Suenan como buenas personas —hace como si estuviera aguantando las ganas de vomitar.

Le doy un ligero golpecito.

—No la asustes, ella podría ser lo que necesitamos para la misión —mi hermana asiente —. Nos vemos.

Me despido de ambas y camino en sentido contrario.

¡Carajo! Se me olvidó preguntarle al hada madrina donde queda la biblioteca.

Me detengo en seco, los estudiantes que están en el pasillo se alarman un poco.

¿Qué les pasa? Ni que fuera a hechizarlos, aunque...

Observo mi mano.

Podría hacerlo.

—Per.

Siento todo mi cuerpo erizarse y mis piernas están apunto de flaquear.



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En el texto hay: fanfic, descendientes, romance

Editado: 22.11.2024

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