Capítulo Trece
¿Crees que tenga una oportunidad con él?
Había pasado una semana y la mamá de Thomas había tenido otra recaída, el doctor dijo que no había mucho que hacer.
La noticia destrozó a la familia, no querían perderla, pero sabían que no había nada que hacer, su padre habló con los mejores médicos para tener otra opinión, pero todos le decían lo mismo.
Thomas y Alessia se fueron a vivir a casa de sus padres, para que él estuviera más cerca de su mamá, nadie había querido decirle que ya se iba a morir, querían que ella no se preocupara, aunque ya lo sospechaba.
―¿Está Romina? ―le preguntó a Lauro.
―Si, ahora viene ―hizo un ademán para que tomara asiento ―¿Gusta algo de tomar? ―negó.
―Eva ―dijo al ver a su amiga ―que bueno que estas aquí ―le dio un corto abrazo.
―¿Cómo está tu mamá?
―Mal ―añadió triste ―ya hemos visto a muchos doctores, pero todos dicen lo mismo.
―Romí, debes ser fuerte.
―A mi mamá le queda mucho por vivir.
―Lo sé.
―¿Tienes hambre? ―preguntó para cambiar de tema y su amiga negó
Tomaron asiento en la sala, Eva iba a hablar pero una voz hizo que se detuviera, fijó sus ojos en aquel chico y una sonrisa se dibujó en sus labios.
Su amiga la miró y negó sutilmente, se dio cuenta de sus intensiones, la conocía perfectamente, era su mejor amiga y esa mirada no le gustaba nada.
―¿Sabes si ya van a servir la comida? ―interrumpió su hermano al entrar a la sala ―lo siento, no sabía que estabas ocupada ―se disculpó al ver a Eva.
—No te preocupes.
―Tú eres Eva, ¿cierto? ―asintió.
―¿Se conocen? ―ambos asintieron.
―Le derramé un poco de jugo encima ―lo miró ―en serio lo siento.
―Ya te dije que no importa ―ella sonrió.
―Con respecto a la comida, me parece que en una hora la sirven ¿Por qué?
―Ya tengo hambre, voy a pedir que nos sirvan a nosotros ―añadió refiriéndose a Alessia y a él, pero Eva no lo entendió así ―con permiso.
Se retiró y Eva soltó un pequeño suspiro.
Se preguntó como sería ser su novia, que los vieran tomados de la mano, que les tomaran cientos de fotos, acompañarlo a las alfombras rojas, a la premier de sus películas, salir en revistas...
—Sería maravilloso.
—¿Qué?
―Nada. ¿No vamos a ir a comer? ―Romina frunció el entre cejo.
―Me dijiste que no tenías hambre.
―Pero tu hermano dijo que...
―Entendiste mal, él dijo que iba a pedir que le sirvieran la comida a Alessia y a él, a nosotras no.
―¿Quién es Alessia? ¿Es su novia? ¿Pensé que seguía soltero?
―Es la chica que llevó a la premier de su película en Los cabos, ¿recuerdas la entrevista? ―negó ―incluso salieron en varias revistas ―Romina empezó a buscar en su celular ―mira ―le enseñó la noticia.
Leyó la nota muy rápido, hizo una mueca y luego le devolvió el celular a su amiga.
La chica era hermosa y lo peor, se veía bien a lado de él.
—Yo me puedo ver mejor.
—¿De qué hablas? —negó al darse cuenta que lo había dicho en voz alta.
―¿La chica vive en Acapulco?
―Por ahora no, vive a cinco horas de aquí.
―Eso quiere decir que no se ven muy seguido.
Sonrió, si no se veían seguido podía conquistarlo y meterse en su vida, sería fácil.
―En eso te equivocas ―la miró confundida.
―No creo que Thomas vaya a verla diario, dudo mucho que él pierda 10 horas solo por ella.
Era ridículo que perdiera tantas horas en ir y venir.
―No lo dudes ―expresó con seriedad ―si por él fuera iría a verla todos los días, pero por suerte no tiene que hacerlo.
―¿Por qué? ―quiso saber.
―Porque ella está viviendo aquí ―la mirada de su amiga reflejaba molestia y sorpresa.
¿Cómo podía vivir en casa de sus padres?
Ninguna de sus ex-novias había pisado esa casa, a excepción de Emily, una novia que tuvo antes de Vanesa.
Terminaron su relación porque ella se tuvo que ir, pensaron que funcionaría una relación a distancia, pero no fue así, hubo muchas peleas entre ellos hasta que los decidieron que no iban al mismo lugar y fue cuando cada quien siguió su camino.
A veces cuando ella venía a Acapulco los Pritzker la invitaban a cenar, pero siempre le preguntaban a su hijo si se sentía cómodo.
Emily fue la única ex-novia que a pesar de haber terminado seguía acudiendo a la casa de sus padres.
Y no era incómodo, porque ambos se veían como viejos amigos.
―Eso no es verdad ―añadió rápidamente ―ni siquiera Vanesa que fue su novia durante años ha venido aquí.
―¿Por qué te mentiría?
―¿Cómo pasó?
―Hace dos semanas ellos se fueron a Canadá ―Eva se quedó con la boca abierta ―le comenté lo que sufrió mi mamá y tuvieron que venir de inmediato, se quedaron unos días en la casa y después se la llevó a su residencia.
―¿Quieres decir que esa fue la única ocasión en la ella fue a casa de él? ―negó ―¿Duermen juntos? ¿Ya tuvieron intimidad?
―No lo sé, si tanto quieres saber pregúntale tú ―respondió un poco molesta.
―Romí, lo siento.
―¿Por qué te interesa tanto mi hermano? ―se quedó pensando en la pregunta que le hizo ―¿Te gusta? ―asintió ―no puede ser.
―Llevo años enamorada de él, sé que él ni siquiera me mira, pero no pude evitarlo ―respiró profundo ―¿Crees que tenga una oportunidad con él?
―Soy la menos indicada para responderte eso.
―¿Por qué?
―Porque eso debes preguntárselo a él, no a mí.
―Lo voy a conquistar ―Romina negó levemente con la cabeza ―¿No vas a decir nada?
―No tengo nada que decir.
―¿Tanto te molesta la idea de que me guste y lo quiera conquistar?
―La verdad es que si ―respondió con sinceridad ―¿Sabes por qué? ―negó ―porque tú no lo quieres, solo te gusta porque es el único que no te hace caso.
―Eso no es verdad ―respondió de inmediato ―te lo juro ―la miró a los ojos.
―No solo es eso, tu manera de conseguir lo que quieres no me gusta y siempre te lo he dicho, yo siempre he respetado lo que haces, pero esta vez no, porque se trata de mi hermano.