¡eres mía! ¿entendiste?

Capitulo 2


Me despierto soñolienta y con un tremendo dolor de cabeza, cada movimiento así sea el más pequeño me daba punzada de dolor. Me siento mareada y me cuesta abrir los ojos, lo siento pesado, mi cuerpo es como sino respondiera a lo que quiero hacer.

¿Que me pasa?

Me remuevo de nuevo donde estoy postrada y algo hace que me ponga alerta, mi cama no es tan dura, yo no uso edredón, ni mucho menos mi cuarto no tiene a olor de perfume de hombre.
Más bien mi cuarto tenia olor esencial de lavanda. 
Abro mis ojos sin importar el dolor que me estaba produciendo insoportable.
Al abrir lo único que mis ojos captan es el color del cuarto, es un azul eléctrico cada punta de esta tenia ese tono, el piso es de cerámica, lo que puedo distinguir con diseño de flor y el tono de color café.

Al frente veo que esta posicionado un televisor y a lado de esta, un ventilador. Entre otras muchas cosas más.
Algo de esto recuerdo a ver visto antes, pero no se adonde.

¿Donde?

Esto se me parece familiar, trato de esforzar mi cerebro para traer recuerdo de aquel lugar, pero nada. 

Pero lo peor ¿Que hago aquí?

¿Donde estoy? 


Este no es mi cuarto, ni mucho menos recuerdo que me paso para llegar aquí postrada sin ningún logro de recuerdo.

Hago aun lado mi mano y lo alejo rápido sintiendo miedo, al sentir algo peludo, giro y observo que ahí hay un perro durmiendo solo su cabecita esta descansando en esta cama y su cuerpo esta en el piso.

Lo observo varias veces, no lo toco porque siento que si lo hago, me morderá.
Pero al observarlo con detenimiento y tratando de recordar quién es. 
Lo reconozco al instante.

-Deivid -susurro despacio a lo que da mi voz.

Deivid es el perro de Roger, lo recuerdo perfectamente, Roger me enviaba foto de él con Deivid cuando se fueron al lago, muchas fotos de ellos juntos.
Antes de que él se comportara como un sicópata eramos buenos amigos, hablábamos mucho por whatsApp, era una persona muy confiable hasta el punto de cogerle cariño. 
Y eso fue que hice.
Hasta puedo decir que me estaba enamorando de él.
Hasta que llego a demostrarse a lo que en realidad era. Todo ese afecto que tenia sobre él, se había esfumado muy rápido, cuando su primera amenaza fue que quería observarme por vídeo chat y yo insistía muchas veces que no podía porque siempre estaba rodeada de personas.
Mis padres, mis hermanos, hasta mis amigos y casi muchas veces no podía estar sola, ni tenia nada de tiempo para mi misma.

Su amenazante mensaje fue que me obligo hacerlo, eh irme al baño y abrir el vídeo chat.
Sino lo hacia él subiría capture de los chat pervertido que habíamos hablado en algunas veces, tenia que hacerle caso, sino las fotos serian vista antes mis amigos y familiares y eso era lo que más temía.
No quería ser humillada ni ser la atención de las habladuría de las personas.

En algunas ocasiones habíamos tenidos esas clases de conversaciones pervertida, y era porque él comenzaba a nombrar aquellas palabras que produce excitación con solo pensarla o imaginarlas. Quería probar esas cosas con él, cada vez que eran nombradas me hacia desearlo, Roger producía esa sensación tan placentera para mi.
Me resistía algunas veces en no quererlo hacer, pero era tan débil que con solo escuchar su voz, hacia que me convierta en una esclava por sus deseos.
Pero al pasar el tiempo, esas clases de cosas que hacíamos me hacia sentir y pensar que estaba siendo las cosas mal. Yo ya no quería seguir siendo esa chica tan débil ante él.
Comenzó a tratarme de una forma diferente a lo que me trataba en antes, era más insistente, más manipulador y eso ya estaba yendo a un camino diferente al que no conocía.
Antes sus mandados y insistencia me hacia cogerle odio, miedo, asco. Yo no quería un hombre así, comencé con este juego, era porque pensaba que solo era una diversión por momento que tendríamos, pero Roger lo llevo a un alto nivel de quererlo a la hora, en cada puto instante que él quisiera.

Cada vez que abría el chat siempre él aparecía sin camisa y me obligaba a verlo con repugnancia, esas fueron sus amenazas.
Sus acosos fue que el instante que Roger me escribía, sin importar la hora, los minutos o incluso lo segundo, o sin importar lo que estaría haciendo, si estaba con mis familias o amigos, tendría que responderle.

Su obsesión, fue a lo que le llevo a ser necesitado de mi. No entendía que quería o que fue que le hice para que él sintiera esa atención, pero lo que si estaba completamente segura era de que él estaba obsesionado, no enamorado como Roger decía.
Roger podía decir muchas cosas, que me amaba, que me necesitaba, que me quería solo a mí. Son palabras que a simple vista, le haría enamorar a cualquier chica con tal de demostrarle sus afectos, que para mí son nada más que engaños. 
Su ultimo vídeo chat fue que él se había quitado más de lo debido y lo que pude conocer fueron muchas cosas, hasta el fondo de sus cosas del cuarto.

-¿Cuarto? ¡Roger este es tu cuarto! ¡Es tu maldito cuarto! -me desespero. Y comienzo a recodar como llegue aquí.
Pero por más que lo intento mi mente no recuerda, lo sucedido.



#12740 en Thriller
#7304 en Misterio
#3799 en Detective
#1966 en Novela negra

Editado: 20.02.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.