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Nakia miro nuevamente el contrato que ya llevaba su firma, cerro sus ojos entendiendo que sucedía. Theo se comenzó a convertir en un salvaje por la repentina muerte de Alycia a causa de un ataque por alguien, pensaba que no era para nada sencillo afrontar aquello.
A sus 22 años nunca había tenido contacto con su pareja o con alguien, tampoco sentía a su pareja por ningún lugar, siendo que ella exploraba las manadas mientras estudiaba fuera del territorio en una universidad demasiado prestigiosa.
Por lo que ir hacia Theo en aquella condición difícil en cierta forma le rompía su estabilidad, aquel hombre fue su amor a primera vista cuando ella simplemente era una niña de primaria. Que miro a aquel alfa ser alguien grande mientras salía de una de las universidades de la manada junto con uno de sus hermanos menores que cursaba aquella universidad, nunca se enamoró de nadie más, simplemente quedo flechada.
Pero sabía que aquel Lobo tenía una pareja, por lo que ella no era nada como para atreverse a cumplir su sueño de estar con dicho alfa. Se había olvidado de aquel amor platónico que tuvo hacia Theo cuando dejo la manada, pero ahora que lo vio nuevamente y escucho lo que tendría que hacer por él todo regreso sin más.
Era una burla para ella que ocurriera aquello, más siendo que ahora la persona a la cual más amo ese alfa había muerto hace unos meses. No estaba segura de estar preparada para aquello, ni mucho más por aquellas palabras que le dijo, nunca había visto que entre lobos hablaran así.
Curiosa de aquel tema por el cual escucho a aquel hombre hablarle claramente por su mente, entro a la casa de los Zuhair con una sonrisa algo asustada de lo que podría suceder con aquel alfa, todo parecía desolado nuevamente.
Su olfato logró perseguir un aroma del cual quedo encantada, ese aroma parecía fuerte por lo que inocentemente lo siguió para dar con el dueño de aquel aroma. Quedo estática al mirar quien era la persona que olía tan bien, por lo que solo bajo la mirada cuando él la poso sobre ella.
'Dije que no te quería ver'
— Lo siento, lo siento... yo no pensé que mi presencia te incomodaría. — Theo se acercó hacia ella como si cazara su comida, Nakia cerro sus ojos mientras sentía como la olfateaba escuchando sus gruñidos comenzaba a ser sumisa enseñando su cuello hacia aquel alfa.
'Con que me escuchas, eh. Odio tu aroma, odiosa coneja'
Nakia abrió sus ojos mientras aquel alfa la menospreciaba sin ella entender por qué hacia aquello, quiso irse de ese lugar, pero fue detenida por él atrapándola contra la pared. Tembló miedosa sobre lo que pudiera suceder, comprendía que él no la quería, pero para su mala suerte aquella coneja no le gusta que nadie la odie, por lo que la tendrá pegada como sanguijuela hasta que ella sea de su agrado.
— ¡Theo Zuhair Rossi!
El grito desesperado de Giovanna alarmo a todos en la casa, quienes curiosos fueron a ver porque su madre gritaba de esa forma, siendo ella tan pacifica a menos que alguien hiciera algo realmente mal, y por el grito todos se guiaron a que algo malo podría haber sucedido.
'Dile que no te voy a hacer nada'
— ¿Nadine, estás bien?
Solo miro al alfa enfrente suyo con un gran nudo en su garganta. Parecía no poder hablar por lo que lentamente asintió tratando de calmar a la luna, el gruñido de Theo atemorizo a todos y Trevon era detenido por los gemelos Miriam y Marcus que temían de su hermano por el estado en el que estaba.
— N... n-no sucede nada, él dice que no me hará nada.
Todos se quedaron congelados por lo que ella había dicho, Abdel se apresuró a quitar a su hijo, pero una asustada conejita negó atrapando la mano de su alfa. Al igual que Nakia negaba por no querer meter a nadie en riesgo.
'¡Largo!'
En su mente todo se vio en cámara lenta cuando él quitó sus brazos dejándola ir atemorizada, corrió hacia la luna de la manada, siendo recibida con preocupación por todos los familiares más que estaban mirando la escena.
Theo gruño yéndose hacia el jardín para estar a solas sin importarle la demás gente que sentía miedo por él.
— Oye, ¿estás bien? — Pregunto Trevon mirando a la chica con una sonrisa simpática, Nakia asintió aún perdida entre sus pensamientos.
— Todos regresen a sus asuntos, estaremos en el despacho. — Dijo Abdel mientras Giovanna se llevaba a la chica junto a su hijo Trevon. — Trevon, trae algún té para la joven.
Trevon asintió yéndose de nuevo hacia la cocina mirando de extraña forma todo lo que había ocurrido, nunca vio a su hermano ser de esa forma, pero entendía que en estos momentos esa cosa no era su hermano, solo era una bestia. Se sentía mal por no haber podido ayudar a su hermano trillizo en esa situación difícil que se le presentó y en la cual está cayendo.