"Eres TÚ: Mi Verdadera Esencia De La Libertad"

O N C E

|C A P Í T U L O: O N C E|

Continuación... 

Al estar contigo las palabras no dejaban de fluir como el exuberante caudal de un río, en conversaciones que entabláramos sobre cualquier tema de interés que saliera a colación.

Pude descubrir que teníamos varias cosas en común, y no ninguno de los dos estaba fingiendo adoptar puntos afines para lucir más interesante asombrando al otro como hacían algunas personas; nosotros en verdad las teníamos, estaba muy seguro de ello. Eso no pudo hacer que mis adentros estuviera como un monito tocando dos platos de lo feliz que me sentía estando frente a ti hablando contigo.

No pasaron muchos minutos cuando ya un mesero bastante joven nos atendía. Era un moreno de fornido cuerpo, con cabello crespo que jugaba a su favor, ojos negros saltones y para rematar tremendos labios regordetes cargaba. ¡Lucía tan jodidamente caliente con aquella indumentaria acorde a su oficio! Cuando se nos acercó por poco ambos babeamos de la impresión. Es que de cerca lucía mil veces más atractivo de lo ya que era. Me quedé admirando su brazo derecho sin ningún disimulo cuando pasó el dorso de su mano para retirar el sudor que yacía en su frente, es que un tatuaje de espada enrollado con una serpiente le recorría todo el antebrazo hasta llegarle a la mano, llamaba mucho la atención a la vista. ¿Alguien que me explicara por qué los hetero eran tan jodidamente atractivos?

—Buenas tardes, chicos, bienvenidos sean a "Súper Café" —nos saludó y yo rápido subí la vista a su cara sintiéndome avergonzado por mi escrutinio—. Estas son las cartas que contienen los menús —Nos pasó una a cada uno, abriéndolas ambos por instinto—. Los dejaré un momento para que decidan qué van a ordenar y cuando lo hagan, me llaman o hacen una seña, ¿okey?

—Siii—balbuceé embriagado por su atrapante tono de voz, era el definitivamente un hombre hetero, lo que lo hacía verse tan varonil. Tenía que controlarme... o mis alborotadas hormonas iban a poder conmigo.

Para no quedarme como un bobo, te eché una mirada por el rabillo; tú ya te encontrabas con los ojos perdidos en aquella cartilla, por lo que te imité. Y justo cuando no avanzó bien cinco pasos, lo llamaste, despertando sin reparos mi curiosidad. Joder, ¡que rápido eras decidiendo cosas! Ya sabias lo que ibas a comer y yo apenas pasaba de los platillos principales, que eran la especialidad de la casa. El mesero giró en sus talones viniendo hacia nosotros, no había avanzado mucho por lo que regresó a nuestra mesa de inmediato.

— ¡Ufff, sí que son veloces, amigos! —Reconoció con asombro —Bueno ¿Y qué van a ordenar, díganme? —interrogó mientras agarraba su libreta y un lapicero para anotar en espera de nuestra orden. Y yo que no había leído la gran mayoría de los platillos y bebidas plasmados, por lo que vi más sensato darle un barrido sin detenerme a analizar nada en específico para ver si encontraba algo "interesante" para salir del paso.

— Nooo todavía... —chillaste a lo que el mesero bajó su libreta—. Fíjate que tengo una duda con relación al menú... —Te removiste en tu lugar y entrecerraste las manos frente a tu pecho.

—Sí, ¿cuál, a ver? —insto el mesero a que prosiguiera.

—Es que creo que este menú está incompleto, le falta un platillo que se me antojó desde que lo vi pero no lo veo aquí... —Los dos te mirábamos curiosos sin entender para nada a que te estabas refiriendo con tus palabras.

—No entiendo... porque todos los platillos y bebidas que están ahí son lo que ofrecemos y esta carta se han mantenido sin modificarse desde que abrimos el local —explicó pacientemente el moreno rascando su nuca incómodo sin comprender. Hasta yo estaría en su misma postura si fuera mi caso.

—No, no estoy hablando de eso... —Tu vista se dirigió hacia a mí por breves instantes y luego volviste con una sonrisa pícara. Ya te empezaba a conocer... Juraba que algo sugerente dirías—.Es que veras por más que te busqué no te vi incluido en el menú bombón, no sé me apetecería ordenarte —Soltaste de lo más tranquilo, relajado y confiado, sin inmutarte ante tus propias palabras.

Mis ojos se abrieron como platos secundados por mi boca. Mi cara debería verse como todo un crucigrama.

— ¡Ahhh! Sí verdad, se los comentaré a mis superiores, quizás cuando vengas en otra ocasión se te cumpla tu demanda —sonrió ensanchando sus morados labios mientras te seguía el juego, dejando ver unos dientes que brillaban de los lustrados que estaban.

—Era solo eso... Cuando decidamos lo que vamos a ordenar te llamamos —le guiñaste un ojo y el moreno partió dejándonos ahí en tal atmósfera.

— ¿Qué? —Me cuestionaste, por lo que supe que no había cerrado la boca—Tenía que decírselo. Y sino eras tú, sería de todas formas yo. Y te caché señorito más que comiéndotelo con la mirada, no te hagas —me acusaste fingiendo enojo, yo sentí el corazón alterarse.

—Cla-ro que n-no —mascullé nervioso con la lengua enredándoseme en el proceso.

—No me mientas... que te voy conociendo Dad, entonces ¿Por qué tartamudeas, señorito? —protestaste juguetón.

—No es cierto. Olvídalo —dije incómodo y tú entrecerraste los ojos a mi dirección.

—Sorry, es que me puse full celoso, Dad, es que quiero muchísimo que me veas así como lo mirabas —confesaste sincero mirándome a los ojos.

Me mordí el interior de mi mejilla sin saber qué decir. Porque aquella confesión me sacó el corazón de home run en primer plano. Me sentía flotando en el aire venciendo con brutalidad y destreza la gravedad como si no existiera.

¿Tú Celoso de mí? ¡Nunca una noche me había tenido tan en vilo como aquella! El que tenía que estar celoso era yo por aquel piropo atrevido. No dejabas de sorprenderme cada vez más.  

 

P.D. ¡Ahora es que esto se va a poner bueno, mi genteee!




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