"Eres TÚ: Mi Verdadera Esencia De La Libertad"

V E I N T I S I E T E

|C A P Í T U L O: V E I N T I S I E T E|

Continuación...

Tomando una gran bocanada de aire preparándome para lo que haría a continuación, di un giro brusco sobre el eje de mis pies encontrándome con su mirada dura y desafiante (que en otro momento, me hubiera intimidado sin más), sin embargo, tratándose de ti, de que estabas en peligro, nadie te haría daño y yo lo permitiría frente a mis narices sin hacer nada... A pasos apresurados y descoordinados, me acerqué con el propósito único de entrar, porque no estaba delirando cuando escuché tu inconfundible voz pidiendo auxilio; y más cuando Pablo, el mismo que te amenazó, estaba dentro quién sabe haciéndote qué. Su amigo con esa actitud pasiva-agresiva desde que cruzamos palabra; el mismo que estaba haciendo de gualdaespalda aparentando que ese no era su rol, cuando su posición lo replicaba. ¡No podían ser tantas coincidencias de sopetón!  

Fue una faena tratar de que se alejara de la puerta, porque al contar con gran peso y musculatura lo beneficiaban, siendo su fuerza en consideración de la mía muchísimo mayor. El forcejeo que compartimos era un duelo estilo vida-muerte; demasiado intenso para mi favor, restándome cada vez más energía.

¡Hey! ¿Pasa algo, amigos? —dijo una voz madura detrás de nosotros preocupada. Yo no volteé ni nada para ver quién era, pero puedo constatar que se trataba de alguna persona adulta ya entrada en edad.

No... no pasa nada, señor —Su campo de visión dejó de concentrarse en mí para hacerlo a mi espalda—. Solo estamos jugando, pero no pasa nada grave, descuide... —Su fuerza había disminuido, por lo que era mi momento estelar para aprovechar tal debilidad de su parte para entrar.

Pues yo que los vengo observando desde un buen rato... no creo que estén jugando, la verdad. —argumentó el anciano que había sido como un ángel enviado a socorrerme. 

Claro que sí... ¿verdad? —De nuevo recayó en mí con ojos cómplices para que lo secundara. Pensé en un momento girar para hacerle aparentar al buen samaritano que se trataba de un manoteo entre colegas. 

¡PABLO, POR FAVOR DÉJAME SALIR... QUE ME ESTÁN ESPERANDO FUERA! —Escucharte con tanta desesperación fue mi detonante para descontrolarme y ya por fin tener el tan anhelado acceso dentro.

La puerta se estampó de la pared tan duro, que puedo decir, que seguro se escuchó en los alrededores de aquel sitio. Sin embargo, eso también me tenía sin cuidado, ya que tú eras mi objetivo principal a amparar que estaba corriendo peligro en ese momento de tanta incertidumbre y tensión.

 La escena que encontré, fue como si un boxeador de renombre le diera el mayor golpe de toda su carrera a mi pecho; sentí como retrocedí unos pasos de la impactante impresión con la que choqué de frente, sosteniéndome del picaporte de la puerta como sostén para no caerme.

Estabas tumbado en una esquina a pocos metros, mientras que el otro amigo (el que sí había visto antes en el segunda piso) te tenía con los brazos por detrás de la espalda en una llave que a simple vista se podía verificar que te estaba realmente lastimando... Cuando nuestros ojos se conectaron, en ese mismo instante, pude ver como la desesperación, la ansiedad y el miedo en su máximo esplendor estaban en ti. Sentí como si se me partiera el corazón, más de lo que ya lo tenía presenciando aquella horrible y terrorífica circunstancia. No pasó demasiado para que dirigiera mi atención al miserable de Pablo, que tenía el pantalón a medio quitar dejando entrever los bóxer blancos que llevaba; mientras sus dedos todavía reposaban colocados en tu boca semiabierta. La expresión tan descompuesta de tu rostro... me hizo arrepentirme de no haber llegado antes a intentar socorrerte. Los rostros de tus dos agresores principales eran una mezcla viva de miedo con desconcierto.

Su otro amigo (olvidado por mí) de la entrada, llegó a mi lado y quiso sacarme para fuera llevándome de la espalda siendo más ágil a su intención, al reaccionar con un empujón bastante imprevisto, para nada esperado que no le dio tiempo a esquivarme sacándolo hacia fuera; provocándole una no muy grata caída. Tan pronto, volví a concentrarme en lo que estaba, me desentendí queriendo mirar atrás para ver si no se había hecho daño o lo que fuese. ¡Es que mi jodido interés precisamente no era compadecerme de darle su merecido a un idiota!

Siendo hábil, me aseguré de cerrar la puerta esta vez para evitar el contraataque que pudiera provenir de nuevo del exterior. Quería tener privacidad para que nadie más quisiera entrar a interrumpir. Aún con los repetitivos y persistentes toques con la que resonaba la puerta, me enfoqué con más detenimiento en Pablo, que continuaba paralizado con el pantalón todavía sin abrochar ofreciendo sin darse cuenta libre albedrío a gran parte de su miembro. Su tamaño no le hacía justicia para nada a las sucias conversaciones que escuché de que "su antebrazo era digno de verse por su longitud". Si todas las chicas que suspiraban en silencio tener un encuentro íntimo con él estuvieran enteradas de ese detalle, estoy segurísimo que rompería sus ilusiones como trocitos de papel.

Entendí ya lo que pasaba...

Vinieron a mí las últimas palabras que te dirigió, las cuales estaban cargadas de tanto resentimiento y venganza:

"Esto no se va a quedar así, te lo advierto, maricón"

(continuará)

 

***

NOTA DE AUTOR: ¡Holaaa, mi genteee querida y estimada de Booknet! ¡Buennn día, familia! ¿Qué tal, criaturas? Espero que estén súper bien, cargadísimos de buena vibra! *lo que han visto a Yarissa, entenderán de una la referencia, xD* Yo como siempre feliz, complacido pero, sobre todo, agradecido tenerlos otro día más aquí conmigo. Gracias por estar aquí hermosa personita.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.