13 de abril de 2020.
Ha pasado un año desde que Ramón y yo nos comprometimos, al mes de la propuesta me gradué de la secundaria y en seguida pude conseguir trabajo siendo asistente de una pediatra.
En este lapso de tiempo nos enfocamos mucho en ahorrar, ir a conferencias cristianas de parejas para futuros esposos y en disfrutar, en ser felices.
Hoy, 13 de abril, se hará la unión más hermosa entre Dios, él y yo.
Hoy será el día que siempre recordaré, hoy me casaré con Ramón.
En estos días terminamos de comprar lo esencial para acomodarnos en la que será oficialmente nuestra casa, Dios abrió las puertas de una manera la cual no puedo explicar y pudimos buscar los medios para poder tener nuestra casa propia.
Hoy estuve toda la mañana en la habitación de mis padres, mi madre me peinó, Josefina me hizo un maquillaje muy hermoso y a Ramón se le ocurrió la gran idea de contratar a un fotógrafo para la boda. En cierta parte no quería gastar tanto dinero, pero aún así lo hizo.
Contrató a una pareja de fotógrafos. Robert y Laura.
Ahora en la habitación está la chica, me cayó tan bien desde que la vi llegar, es muy profesional y linda.
—¿Cómo te sientes? —pregunta mientras le toma fotos a Josefina maquillándome.
—Me siento muy nerviosa en el buen sentido hoy —confieso—. No puedo creer que me casaré, ¿sabes? Siempre es algo que vi muy lejos de mí. Pero con Ramón todo fue más sencillo.
Él entró a mi vida para hacerme mejor, para enseñarme el significado de ese amor tan lindo y especial que se ve en las películas. Con Ramón siento ese amor de manera tangible. Es muy lindo.
—Robert me contó todo lo que pasó Ramón —informa Laura—. Me impresionó mucho cómo él habla de ti, Robert me lo dijo todo a detalle y se nota que te ama, te ama muchísimo —mientras dice esto, me guía para que me pare frente al espejo largo que está en la habitación.
—¿Qué debo hacer?
—Solo mírate y ya —toma su cámara—. Yo me encargo de capturar el momento.
Al mirarme al espejo veo todo lo que pasé y lo fuerte que todo eso me hizo ser, veo cómo Ramón llegó a mi vida, cambió todo en mí, me hizo mejor.
Sé que vendrán momentos difíciles.
En todos los matrimonios los hay, pero sé que Dios estará con nosotros y nos ayudará.
Así, de la misma manera en la que ayudó a que Ramón pudiera sanar.
—Hermosa.
—Gracias —respondo y, al sentarme de nuevo, noto cómo el celular vibra, al tomarlo, es Ramón.
—¿Hola? —puse la llamada en el altavoz.
—Estoy nervioso —y su voz lo confirma, lo dijo con mucha euforia—. Pero solo quería decirte que me siento muy afortunado de dar este paso contigo, eres mi milagro de amor —con esta última frase su voz se quebró.
—No llores que voy a llorar yo también —digo entre risas y mis ojos también quieren desbordar lágrimas—. Tú eres mi milagro de amor. Gracias, porque casi te vas a convertir en mi esposo. Amo saber que voy a correr esta aventura contigo.
—No me arrepiento de nada —escucho cómo seca rápidamente sus lágrimas—. Te amo, mi sol.
—Te amo, mi luna —digo y cuelgo.
—¿Ustedes siempre son así? —pregunta Laura de manera divertida y yo asiento con una sonrisa.
Mi mejor amiga termina justo de maquillarme y mi mamá junto con ella se van a mi habitación a buscar el vestido
La forma de arriba es de un escote no muy sexi, pero conservador, largo hasta los pies, apretado en la parte del estómago y un poco ancho de ahí para abajo.
Cuando termino de ponerme el vestido, mi mejor amiga me da un beso en la frente y le pide a las demás salir junto con ella ya que mi padrastro vendrá a buscarme, él me entregará en el altar, la boda será en la iglesia.
A los minutos mi padrastro ya está aquí.
—Wow. Estás preciosa.
—Gracias, papi —respondí—. Gracias por estar aquí hoy.
—Te amo, mi niña —me abraza.
—Yo también.
Salimos de la habitación y vamos hacia el taxi, entramos y llegamos a la iglesia en cuestión de minutos.
Al llegar, noto desde afuera que las damas ya están comenzando a entrar. Papi me ayuda a salir sin que el vestido se atasque en el auto.
Cuando salgo, él entrelaza mi brazo derecho con el suyo izquierdo.
—¿Nerviosa? —pregunta y me observa mientras me acomodo.
—Eso no se pregunta —bromeo y él sonríe.
Así que nos motivamos mutuamente a entrar a la iglesia.
Cuando me paro en la entrada, todos se levantan de sus asientos y el instrumental comienza a sonar.
Los miro a todos y también a Ramón. No puedo creer lo hermoso que se ve y sí —ya comenzó a llorar— . Él me advirtió sobre esto, solo no pensé que sería realidad.
Siento un nudo crecer en mi estómago a medida que me voy acercando al altar, esto se siente en cámara lenta.
—Te amo —le dije en lenguajes de señas y él respondió limpiándose las lágrimas.
Estando al frente de él. Mi papá me entregó y abrazó a Ramón, me reí al escuchar lo que le decía: —Si la haces sufrir, te mato.
Todos se sentaron, menos nosotros, en su lugar nos miramos fijamente.
La alegría desborda de nosotros en este momento y se nota.
El padre de ceremonia comienza a hablar.
Entra un momento de adoración, el grupo de la iglesia comienza a cantar mientras nosotros cantamos al unísono con ellos.
Están cantando Hasta el Fin de Majo Solís.
Ramón y yo amamos demasiado esta canción y admiramos mucho la relación que ella tiene con su esposo. Son un ejemplo a seguir.
No pude sacarte de mi mente
Tatuaste tu nombre en mi interior
Constante deseo de tenerte, a mi lado amor
No pude ignorar que solo al verte
Logró despertar mi corazón
No pude evitar el deshacerme en tu dulce amor
Tú y nadie más