Escalera Real

Capítulo 3: Q

 

Entonces (tic), ¿mató a la mujer y al niño?

¿No te ha quedado claro, pequeño retrasado? Claro que los mató, pero no sólo eso, se folló el cadáver de la madre sin saber que estaba muerta. Ja, ja, ja, menudo hijo de puta, seguro que le ponía más que estuviese fresquito.

No d-deberías decir eso.

¿Qué vas a hacerme sino? Cállate y deja hablar a los mayores.

Eso (tic).

Es de sobra conocido que los celos nunca son buenos, pero este capullo lo ha llevado al extremo.

Sí (tic), al extremo (tic).

Seguro que este final le ha encantado a Q, como le tiene tanto cariño a J.

Je, je. No le gusta (tic) nada J.

La verdad es que al cabrón no le quedó otra, tenía que matar al niño sí o sí. Puede que se descontrolase con lo de la madre, pero ya sabes, todos la cagamos alguna vez.

P-pero…

¿Qué te he dicho desecho mental? ¿Quieres que no te dejemos dormir cuando se acabe todo esto? Créeme, si todas las historias son como la de J lo vas a estar deseando.

Eso, créele (tic).

Además, querrás dormir después de recordar cómo acabamos así. En algún momento nos tocará nuestra historia.

Sí, lo vas a pasar (tic) muy mal.

Cállate tú también, mira. ¿Qué están haciendo?

 

La habitación estaba en silencio en un ambiente reflexivo. Al terminar la historia de J, todo se había puesto en tensión. La escena final nos había dejado a todos con la boca abierta mientras observábamos los desastres de la guerra. Durante el shock postraumático nadie se movía. Todo estático excepto las manos de Joker, las más cercanas a la grabadora, cambió la primera cinta por la que tenía el número dos.

  • ¿Q-qué haces? – le pregunté
  • No sé vosotros, pero yo no quiero que venga la poli aquí. – se notaba un matiz de ira en su voz - Solo sigo las normas y las normas dicen que cuando acabe una historia hemos de poner la siguiente cinta. – le dio al play
  • BUENO, BUENO, MENUDO FINAL ¿NO? NO OS VOY A MENTIR, LA DE J PUEDE SER LA HISTORIA MÁS… TURBIA. LA HISTORIA DEL PALO RECTO QUE SE TENSA DURANTE AÑOS HASTA QUE UN LIGERO GOLPE LO TUERCE. IMAGINAD AL SOLDADO J FIRME MIENTRAS EL SARGENTO LE GRITA ÓRDENES Y AHORA MIRAD COMO HA ACABADO. ¿ES LA MISMA PERSONA? NO HAY MAYOR EXCUSA QUE LA DE “LA GENTE NUNCA CAMBIA”. NORMALMENTE O ES LA PERSONA QUE LO DICE LA QUE NO CAMBIA O “LA GENTE” NO TIENE MOTIVOS RAZONABLES PARA CAMBIAR. EL HOMBRE QUE ESTÁ SENTADO A VUESTRO LADO, PROBABLEMENTE CON LA CABEZA BAJA – acertó – NO ES LA MISMA PERSONA QUE SE ALISTÓ AL EJÉRCITO, NI SIQUIERA LA MISMA QUE MATÓ A AQUEL NIÑO. NO CREO QUE NINGUNO DE VOSOTROS CUATRO SALTE A LA DEFENSA DE J AHORA MISMO, ESE DEGENERADO QUE VIOLÓ UN CADÁVER, POR ESO LO HARÉ YO, POR MUCHO QUE ME PESE. LAS PERSONAS CAMBIAN Y EL QUE LO NIEGUE BASTA CON QUE HAGA UN REPASO A SU PROPIA VIDA. SI LAS PERSONAS CAMBIAN, SI EL CULPABLE DE UN TERRIBLE CRIMEN HA CAMBIADO RADICALMENTE, ¿MERECE SER JUZGADO? SI UN ASESINO MATA Y SUFRE UNA LESIÓN QUE LE PRODUCE UNA AMNESIA ¿ES RESPONSABLE DE SUS ACTOS? ¿SIRVE DE ALGO CASTIGARLE? ¿ENCARCELARLE ES JUSTICIA O ANSIA DE CASTIGO? ¿CUÁNDO SABEMOS SI ALGUIEN HA CAMBIADO O NO? TODOS SOMOS RESPONSABLES DE NUESTRAS ACCIONES, PERO NO SOMOS NUESTRO PASADO. EL JUEGO DE LAS CONFESIONES NO SOLO CONSISTE EN CONFESAR LO QUE UNO HA HECHO, SINO EN JUZGAR LO QUE ESE UNO HA HECHO Y PARA JUZGAR HAY QUE TENER EN CUENTA MUCHAS COSAS. – se cortó
  • Cada vez esto tiene menos sentido. – intervino Q – Ahora nos hemos transformado en una especie de Alcohólicos Anónimos que debaten temas filosóficos.
  • Pensaba que eras una persona inteligente. – dijo K con una sonrisa – ¿Tanto te molesta darle un poco al coco de vez en cuando?
  • Solo me sorprende que tengamos que hacerlo en una situación como esta. Es decir, estamos aquí en contra de nuestra voluntad, sin conocernos ninguno de nosotros, en una nave del puerto, con una especie de pervertido que le va el rollo Saw, pero con toques de escritor de autoayuda y sociólogo que nos observa y después de que un desconocido me confiese un infanticidio y una violación, espera que me ponga a debatir sobre la responsabilidad.
  • Y encima gratis. – dijo Joker
  • Sé que es extraño, pero es lo que Croupier quiere y si no hacemos lo que quiere, llama a la poli y eso no lo quiere nadie. Solo quiero acabar lo antes posible.
  • Exacto, ¿podemos rebuscar en su subconsciente para encontrar la raíz de sus celos y acabar con esto de una vez?
  • ¿Vas a obviar el hecho de que matase a un niño y violase el cadáver de su madre? – Q parecía fuera de sí
  • Intentaba hacerlo para dormir esta noche.
  • Yo no voy a hacerlo. ¿Qué tienes que decir en tu defensa, gilipollas degenerado?

J no dijo nada. Agachó la cabeza y se quedó en silencio.

  • Muy conmovedor, el violador en el papel de víctima. No me vas a dar pena ahora. ¿Te sirvió de mucho matar a ese niño con tal de no ir a la cárcel? ¿Te lo pasaste bien metiéndosela al cadáver de su madre? ¿Disfrutaste después de reventar su casa?
  • Cállate, Q. – Q calló ante la inminente participación de K – Piensa en la persona a la que amas, piensa que tras dedicarle toda tu vida y más, alguien te la arrebata. – bajo la mesa K apretó el puño – Le deseas lo peor a esa persona. Tu cerebro no piensa bien en las situaciones en las que debería hacerlo. No puedes transformar el amor en odio de la noche a la mañana, pero el odio ha de caer sobre alguien, y suele hacerlo sobre la persona equivocada. Una vez desahogado, piensa que las consecuencias salpican al amor de tu vida con las proporciones con las que atacaron la vida de J. Carga encima que te carguen a ti toda la responsabilidad de su muerte cuando ni siquiera deseabas matar a la víctima de tu odio. En ese momento no puedes exigirle a nadie ser racional, aunque deba serlo. Por mucho esfuerzo que pongas en ello, tu cerebro está demasiado recalentado asimilando todo lo sucedido como para pararte a pensar. Si alguien te ofrece una salida a todo eso, la aceptas sea cual sea el precio que tengas que pagar. Eso no significa que lo que hizo no sea repulsivo, lo es, pero dime ¿crees que el hombre que llora en esa silla está orgulloso de lo que hizo? Obviamente no, ya se arrepintió a los treinta segundos de correrse. Eso no le exime de la culpa, le exime de que creas que ese enfermo es el mismo que este ser lamentable.




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