Sinceramente ya no sé qué oír
Tu sola presencia me recuerda un terrible mártir,
Bendito seas que lo pasaste junto a mi
Y al sol de hoy todavía te puedo sentir.
En las mañanas con tus abrazos,
En las tardes con tus besos,
En las noches con tus consuelos
Y en mi vida con tu cercanía.
La mentira nunca fue nuestra realidad
Y a la luz de la luna de esta noche
Puedo ver tu luz tintineando en las estrellas
Mientras que yo estoy atrapado en el infierno
Al creer que incluso en la eternidad y el más allá
Todavía juntos podríamos estar.
Dios se apiade de mi pecadora voluntad
Que no me sirvió
Para a tu lado por siempre estar
Cual ángel de la infinidad
Y tu extraordinaria voluntad.