La vi sonreír, su mueca ocupaba ambos extremos de su casa expresando una felicidad inevitable de no mostrar, todos la veían con esa sonrisa sin igual, provocaba el contagiar de muchas más, era motivo de alegría para muchos pero...
Fui el único que se dio cuenta que toda aquella alegría era solo para provocar en los demás, fui el único que vio la verdadera realidad de su ánimo. Ella solo quería contagiar a otros de colores brillantes y fui el único que se dio cuenta en que sus ojos junto a algo inexplicable dentro se tornaban grises.
-¿Estas bien?- le dije.
-Si, lo estoy- me dijo muy sonriente. Como amaba verla sonreír, muchas veces deseaba que jamás dejara de hacerlo pero esta vez como nunca antes anhelaba que fuera transparente aúnque provoque la finalización de tal majestuosa sonrisa.
-¿Estas segura?- sabía que no lo estaba y no contestó solo desvió su mirada- No debes fingir ser fuerte ante mi presencia, puedes ser transparente- fue lo único que le dije y después de unos segundos infinitos ella solo me abrazo.
-No estoy bien- me susurro.
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Escrito de: Arsenio.