Escritos Anónimos.

Capítulo 23: Recuerdo.

Día gris, nubes despintadas pero no por completo, viento frío arrasaba mi cuerpo con la intención de llevarlo con él. 

-Hermoso día para caminar- pensé -solo a ti se te ocurre caminar lejos de la comodidad en un día así, pero bueno, tenía que complacer a eso inexplicable que me indicaba caminar- protestaba y razonaba en mis pensamientos. Una gota helada tocó mi nariz alarmando la llegada de los hermosos llantos que las nubes dejarían caer. No le había dado tanta importancia y seguí caminando. 

     Truenos empezaban a sonar como nunca antes acompañados de un poco de pena callando como gotas, recuerdo haberme importado poco y fue cuando el clima me desafió, calló más fuerte la lluvia, no tuve otra opción que correr para resguardarme en una chocita de madera vieja a punto de caerse; era eso o me empapaba más de lo que estaba. 

      Llegue agotado por correr y me senté en una pila de tablones, miré al piso sacudiendo mi cabello para que se secara y un ruido de chillido hizo que elevara mi cabeza para encontrarme con ella, ese pelo largo mojado, su rostro empapado, su vestimenta empapada y cuando menos lo espere su pronunciación fue como una estrella fugaz cayendo en mi. 

-Disculpa, pensé que no habría nadie, lo siento- me sonrió- ya me voy- tarde unos segundos en reaccionar, mis ojos estaban pegados a los suyos, esos hermosos ojos verdes pardos. Al reaccionar podía ver en cámara lenta como la estrella estrellada en mí se preparaba para marchar a otro destino. 

-No te vallas- la tomé de la muñeca impulsando la con suavidad hacia adentro- te vas a mojar más si te vas, no me molesta que estés aquí- tenia su pecho pegado al mío, sus ojos directamente viendo los míos. Todo parecía sacada de una novela romántica donde ambos protagonistas estaban destinados a amarse por los siglos de los siglos pero no se conocían y una simple lluvia provocó que dos caminos se unieran. Recapacite, la tenía muy cerca de mi y quizás eso le molestaba o incluso la incomodaba, la solté y me alejé lo más que pude- lo siento, no fue mi intención...

-No pasa nada- me sonrió y se sentó al lado mío en los tablones apilados. Su postura era tan delicada, su cruce de piernas le daban el significa a lo le llamaban "ser femenina" a una mujer, su mirada perdida en el horizonte contemplando el paisaje era algo hermoso, muy hermoso de observar.

       Estuve envuelto en una novela romántica por unas horas, jamás había sentido el "Flechazo de cupido" (como le dicen muchos) hasta ese momento que con solo verla había bastado. Y si quieren saber que pasó luego de ello... La lluvia paró, ella se levantó y con una despedida se marchó a estrellar y cumplir más deseos.

     Recuerdo haber suspirando profundamente, una sonrisa se escapó de mi rostro y me sentía feliz, muy feliz, por más que el encuentro de los protagonistas haya sido unos instantes, podía sentir que su amor fue tan grande, que existirían más lluvias unidoras de almas que los unirían las veces necesarias para que se sigan amando.

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Escrito de: Neo. 



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En el texto hay: aventura, experiencias de vida

Editado: 28.11.2019

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