—¡Te juro que lo que vi es real! No eran de este planeta. Dijeron que venían de una luna, una cercana a Saturno.
Lynn asintió tímidamente, mordiéndose el labio inferior mientras me escuchaba.
—Eso suena muy interesante —susurró en voz baja, agarrada a mi brazo.
Al salir del recinto escolar, Lynn se acurrucó más cerca, disfrutando de estar en mi compañía como si fuera una afortunada por tenerme a su lado.
Por supuesto que yo la amo, aunque en ocasiones me molesta su falta de confianza.
Después de un rato nos tomamos de la mano y fuimos a su tienda de cómics favorita mientras conversábamos sobre el asunto de los extraterrestres.
—¿Entonces vendrás a mi casa esta noche?
Una sombra pasó ante sus ojos cuando mencioné mi casa, como si le preocupara algo. Sin embargo, con una ligera sonrisa de felicidad, asintió y apretujó su mano en la mía.
—Claro, te echo de menos cuando estás fuera de mi alcance.
Su gracia natural y el temblor en su voz hicieron que sintiera algo florecer dentro de mí, el deseo por protegerla y hacerla feliz. Sabía que era parte de sus problemas, pero ahora decidí ser todo lo fuerte que ella necesitaba.
Con eso, llegamos a su tienda de cómics preferida y pasamos algunas horas juntos, compartiendo historias, riendo y charlando como siempre.
Fue lo último que hicimos.
Fin
Editado: 02.05.2024