CAPITULO 2

CASSANDRA MILLER

Sentí que la clase de Arte pasó rápido, pero siempre fueron 3 horas en aquella aula, no logre terminar mi pintura, lo bueno es que no fui la única, muchos de mis compañeros tampoco terminaron así qué sentía cierto alivio. El maestro solía ser bastante estricto con el tiempo de entrega de los trabajos, pero tenía ese lado comprensivo. Me solté el cabello y lo acomode para que se viera bien mientras estaba suelto. No le preste mucha atención a todo el tema de Emily al ser nueva, así que no le hable en todo el transcurso de la clase, algunos pensarán que soy antipática o que simplemente estoy celosa, pero la verdad es que por el momento no me quería relacionar con ella.

Después de aquellas 3 horas de clase, teníamos un pequeño receso en donde aprovechábamos para hablar en la cafetería o para descansar un poco en el patio, donde había un hermoso césped verde y algunos arbustos y árboles. Esta vez decidimos ir a la cafetería para tomar o comer algo. Nos sentamos en una mesa cerca de la salida para así salir rápido de aquel lugar, ya que a esa hora llegaban los que tenían deportes de primer año, no es que me desagraden, solo que piensan que por que están en primer año ya se pueden comer el mundo en dos bocados y están totalmente equivocados.

Llego Aaron casi con una bandeja con lo que solíamos tomar a diario, Marcus solía tomar café, Santiago solía tomar jugos naturales o embotellados, y por mi parte yo estaba acostumbrada a beber tomar agua saborizada, los temas de conversación no eran monótonos, siempre encontrábamos de que hablar, en esa ocasión hablamos de las chicas de primer años, por mi lado a veces nombraba algunos chicos. Algunos era bastantes guapos y otros por ni se hacían notar, en aquel momento Marcus desvió el tema:

— Bueno, hablemos de cosas más importantes, la chica nueva está bastante guapa, o ¿no? —. Lo dijo con una sonrisa en el rostro, mientras le daba golpes a Santiago en la espalda. Santiago no era de llamar tanto la atención, era un chico con una tez bastante pálida, ojos azules y algunas casi imperceptibles pecas que adornaban sus pómulos, era un chico guapo, pero muy tímido pero me agradaba porque era buen concejero y directo.

— No lo puedo negar está muy linda, no me digan que ya estas planeando algo Marcus —. Le dijo mientras lo volteaba a ver de manera severa—. Es nueva, deja que disfrute un poco —. Marcus levanto las manos a forma de rendición.

— No estaba pensando nada, solo quería saber si a ustedes también les parece bonita —. Marcus miro a Santiago y luego a Aaron, me parecía extraño que en toda la conversación haya dicho como máximo 10 frases, sabiendo que él solía hablar demasiado y más de los juegos o de su familia, de hecho desde la mañana se encontraba extraño, parecía que algo le estaba pasando o algo le estaba afectando.

— Si...esta linda, pero nada del otro mundo —soltó Aaron en un tono frio y severo, definitivamente algo le estaba pasando y no era normal en el ese tipo de comportamientos.

El pelinegro se levantó de la mesa con rapidez y salió de la cafetería dejándonos sentados, pensando en las posibles que le pudieron afectar de esa forma.

AARON O'CONNOR

Aquel día en especial no me sentía bien, toda la semana mis padres estuvieron en discusiones por las universidades que podía tomar, o como mi padre y mi madre se han sido infieles desde hace ya 10 años, la relación de ellos no era muy sólida, lo único que los mantenía unidos era mi hermana menor y yo, no se querían separar por el hecho de que querían terminar de criar a mi hermana juntos como "padres ejemplares". Ya me habían hostigado toda la semana para que les dijera a que universidad me iba querer inscribir.

Ese día no tenía ganas de nada, de absolutamente nada, pero tenía que ir a la escuela y mostrar que seguíamos siendo una familia ejemplar y como de películas de Hollywood sabiendo que en mi casa todo estaba mal, Cassandra era muy cariñosa conmigo y bastante cercana, no podía negar que ella y yo teníamos algo, pero del sexo no pasaba, era solo amigos, no la podía ver como un apoyo sentimental porque simplemente no lo podía hacer. Una vez intentamos tener una relación pero no funciono todo cayo en toxicidades y en celos estúpidos por parte de ambos, por eso decidimos ser compañeros sexuales de ambos.

No le quería contar lo que me pasaba, por eso mismo siempre le regalo una sonrisa, pero para mi sorpresa ese día llegó una alumna nueva, Emily era su nombre, su cabello resaltaba bastante y era bastante botita, pero no tenía la cabeza y mucho menos la paciencia para lidiar con esto. Cuando estaba en la cafetería solo podía pensar en las palabras de mis padres y la presión que sentía por parte de ellos; escuche como hablaban de temas que sinceramente en mi mente no pasaban en ese momento, no recuerdo bien que respondí, pero salí de la cafetería.

Quería pensar, despejar la mente, y permitirme aclarar las ideas, fui al patio trasero del instituto, casi nadie iba allí y por eso me gustaba, no había ruido, la gente que iba, que era muy poca, se encargaba de simplemente no molestar a los demás, me senté en el césped y puse mi cabeza en mi rodillas, mi hermana Camille...era uno de los temas que me preocupada y como mis padres la iban a criar, mi hermana tenía 7 años era una niña inocente y bastante dulce, pero mis padres siempre le han intentado inculcar un complejo superioridad, arrogancia.

Sentí que alguien se paró frente, era una chica por el calzado que llevaba, aunque había chocas que también utilizaban el uniforme "varonil". Levante la mirada y vi a aquella chica de cabellera dorada frente a mí, se me quedo mirando mientras cargaba una pluma en su mano. Se me quedo mirando un rato para después suspirar un poco.

— ¿Estas bien? —. Desvío la mirada, jugó con sus dedos mientras esperaba una respuesta de mi parte, la quería mandar a la mierda, pero sinceramente ni ganas de hacerlo tenía; quería simplemente relajarme.