Número Seis.

A veces, cuando me siento deprimido, me siento en el sofá y comienzo a llorar. El llanto resuelve mis problemas en ciertas ocasiones, pero, en otras, tengo que recurrir a la escritura para no cortarme/autodestruirme. Hoy quiero liberar mis sentimientos mediante esta canción, ignorando completamente su traducción al Español obviamente.

Cuando me siento en mi sofá, a mirar a la nada mientras lloro silenciosamente, siento que algo me pesa por la espalda. Ese peso es todo lo que vengo cargando durante los años, y es lo que cargo ahora para poder escribir este capítulo. Te sumerges en un mar donde no puedes escuchar a las personas que te rodean, estás solamente tú: quieto, mirando a la nada mientras lloras de manera silenciosa en tu interior ya que hay personas muy cerca de ti que ni se dan cuenta de lo que está pasando. Lo peor es aquello, que no se dan cuenta de lo que está pasando. Al mirar a la nada, sabiendo que lloras internamente y de manera silenciosa, suspiras para fuera con una profundidad extrema. Tratas de liberar esa carga, pero no puedes: es muy complicado. Le diriges una mirada hacia tus alrededores, observas que a nadie le importas, y aquello hace que te hundas más en un calabozo obscuro sin salida. Después de entrar a la caberna, te sientas en el suelo, doblas tus piernas y las pegas en tu pecho, para luego abrazarlas sabiendo que es lo único que tienes: a ti mismo. Cuando te das cuenta de que ya estás totalmente solo, empiezas a llorar y escondes tu rostro entre tus rodillas por si alguien viene y te encuentra. Sabes que siempre estarás solo, que nadie te va a ayudar y el abuso de manera psicológica, emocional y física dentro del Instituto o en cualquier otro lugar va a seguir viviendo junto a ti. Esos tipos de abusos son una razón por la cual muchos adolescentes tienen depresión y no mejoran tan fácilmente, cuesta muchísimo pedir ayuda de verdad.

De pronto, cuando te das cuenta de que hay algo mal en tu forma de ser y personalidad, intentas transmitírselo a la persona más cercana a ti, pero lo único que hace es reírse en tu cara y decir: "Tú no tienes nada, deja de molestarme". Suspiras nuevamente con profundidad y te largas de allí, sabiendo que nunca nadie te ayudará en esto y tienes que tratar de seguir adelante por tu cuenta: tendrás que sobrevivir hasta que ya no puedas. Te vas a tu cuarto, te encierras con llave y te tiras en tu recámara, comenzando a llorar y pensando por qué razón las personas se ríen de ti cuando tratas de transmitir que hay algo mal en tu forma de ser, que por eso necesitas ayuda profesional. Aquello te va consumiendo por dentro y te es mucho más difícil sobrevivir por tu cuenta, así que, con las fuerzas que te quedan, tratas de llamar la atención desde lejos para que la gente te escuche y sepa que pasa algo contigo, que necesitas ayuda urgentemente. Pero aquellas personas te ignoran, se dan la vuelta y siguen caminando como si nada, sabiendo que te escuchan y que hay algo mal en ti. No les interesa, prefieren que te mueras antes de desviarse un momento de sus caminos habituales para ayudar a uno o a una de los suyos. Y tú te quedas allí, tirado en el suelo, sin fuerzas para poder seguir, llorando del dolor y sufrimiento que te va desintegrando mucho más rápido de lo normal, sabiendo que no te queda mucho tiempo de vida. Después de levantar el brazo por más de una semana, una hora, un día o lo que fuese, lo bajas y lo colocas en el suelo, para ponerte boca arriba y observar a la nada nuevamente. Entiendes que ha llegado tu final, que no tienes más nada que hacer en este mundo tan hipócrita e inútil. Dejas que el viento te lleve, pero hay algo que lo impide: una chispa de esperanza te sigue permaneciendo vivo, aunque... Hay varias personas que se sienten así y no la tienen, otras, por lo contrario, sí. Esa chispa que te mantiene vivo, la esperanza, te da tus baterías otra vez y tratas de seguir permaneciendo vivo. La vida te ha dado una segunda oportunidad, quiere que te recuperes para poder seguir adelante. Sabes que será mucho más difícil que los últimos episodios que has vivido, aunque, igualmente, tratarás de seguir adelante para mejorar.