Caminaba entre calles oscuras y desiertas, acompañado por dos personas desconocidas que en aquel instante me resultaban familiares.
Al menos eso recuerdo. Existen pequeñas lagunas que desaparecerán en el momento en que vuelva a recostarme en mi sillón, la sensación de comodidad traerá consigo una bomba atómica de fragmentos faltantes en este texto.
Fue sólo un instante en el que sentí dolor, voltee a ver mi brazo y podía observar como de él colgaban trozos de piel, dejando al descubierto esa tonalidad de rojos al que tantas personas le tienen pavor.
Fragmentos de un sueño más que, se hundirá en mi memoria pese a ser desarrollado en esa preciosa ciudad sin nombre a la cual viajo cada noche, y si tuviese talento para dibujar, podría realizar un mapa perfecto de ella y sus alrededores. Un lugar utópico donde el desierto, océano, bosques y montañas logran coexistir en perfecta armonía.