Una tarde, recostada sobre el patio de mi colegio,
miré el cielo azulino, años ya lejanos.
Fue la sensación más placentera del día,
éramos yo y el cielo, éramos los dos un rato.
No había cabeza para temas tristes ni dolor extenso del qué preocuparse.
Damos cabida que la niñez es la etapa donde más feliz se era,
etapa hermosa al que ya no se regresa.
¿Recuerdas que solo te preocupabas por las tareas de la escuela y lo mal que reaccionaria por las notas del fin de semestre tus padres?
Eran mejores que las preocupaciones del presente.
Tranquilo, que no abunde el pánico,
todo es parte del crecimiento del cuerpo, de la mente y del alma,
del que no podemos escondernos, porque vienen y nos sacan.
Dejamos de ser niños para pasar a ser adultos.
Solo asegúrate de madurar ese pensamiento, porque abundan adultos con mente de niños.
No hay peor ciego que el que no acepta lo que está en sus propios ojos y el tiempo está corriendo,
así implores un descanso.
#Escritos.