MARLON
Una vez revelada mi verdadera identidad, podía demostrarle a Leah la realidad de quién yo era de muchas maneras: con mis propias redes sociales, enseñándole mis canciones en alguna plataforma de música o solo pidiéndole que me buscara en internet. Cualquiera de esas opciones bastaba para que ella lo comprobara. Sin embargo, planeé algo distinto, que fuera más determinante y... emocionante; tal vez, para suavizar un poco cualquier posible reacción negativa por su parte.
Por eso, allí estaba, en busca de aquella revista.
Varias manzanas atrás del punto en el que se encontraba la cafetería en la que habíamos entrado, había visto de reojo un local de periódicos y revistas en donde alcancé a ver mi nombre y mi propio rostro en una de las tantas portadas en exhibición. Aún no era tan popular en la industria de la música, pocas veces me detenían por la calle y me seguían los periodistas, pero ya comenzaba a aparecer cada vez más en diferentes titulares. Como cantante de country y pop, poco a poco, me estaba haciendo de un lugar. Y tenía que confesárselo a Leah: quién era yo, mi mundo y lo que este mismo representaba.
Así que, con el afán de comprar aquella revista para revelarle así mi verdadera identidad, comencé a caminar con premura sobre los pasos que ya habíamos dado con solo una cosa en mente: la posible reacción de Leah. ¿Lo tomaría bien?, ¿me culparía por mentirle? Ella era todo lo que pensaba cuando, con un rápido vistazo, comprobé que aún podía cruzar la calzada. Pero sonó mi celular y me distraje un segundo.
Ya no estaba permitido y avancé.
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