Ojalá fuera de esas personas que piensan antes de actuar. La verdad y me hubiera ahorrado un par de problemas no solo ahora si no también durante mi adolescencia.
Pero para cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo ya es demasiado tarde. Me aparto del contacto con la suficiente rapidez para que el no tenga tiempo de rechazarme, pues es lo que me indica su rostro denotando sorpresa. No puedo soportar la vista de sus ojos brillantes aturdidos, ni la idea de mi rostro desencajado por el bochorno.
Puedo ver por el rabillo de mi ojo la gente al rededor de la pista y creo que no pude haber elegido peor momento para demostrar mis recién nacidos sentimientos. No sé si debería de sentirme avergonzada, aliviada o espantada por la idiotez que acabo de cometer, pero el golpeteo furioso de mi corazón no da espacio a etiquetas. Rápidamente saco mis brazos de sus hombros e intento retomar el hilo de la canción como si nada hubiera ocurrido.
Trato, por todos los medios, de evitar su mirada y término por finalmente murmurar algo incoherente y alejarme de la pista de baile. Ni siquiera me molesto en buscar a Leticia para recuperar mi calzado, más bien fui directo a las puertas de vidrio a un lado de la entrada, por las afueras se encuentra un pequeño balcón donde se aglomeran algunas mesas y en este momento nada me viene mejor que un poco de aire fresco.
Una vez fuera, la noche abraza mis ansiedades con delicadeza pero el viento incapaz de llevarse con el un temor al rechazo que pensé había superado. No puedo evitar dejar escapar un suspiro mientras me recargo sobre la baranda.
Lo arruine todo, ahora ya nada volverá a ser lo que era y aún no estoy lista para ello. Acabó de arruinar la única cosa buena que me paso en muchísimo tiempo y aún peor, tendría que afrontarlo, pues se suponía que dormiriamos en la misma habitación esa misma noche.
No sabría decir cuantos minutos pasaron, pero mis pies comenzaban a enfriarse al contacto con el piso y mi corazón no hacía ningún amague de volver a su ritmo normal. Fue un error haber venido y lo sabía desde un principio, pero quería sentirme cercana de alguna manera. Quería involucrarme en su mundo pero solo termine por meter la pierna en una zanja de la que no creo poder salir.
Ahora me quedan dos opciones; decirle que fue un error y que lo olvide haciendo que nuestra convivencia se vuelva incómoda, o podría confesarle lo que sentía y que la convivencia se vuelva muy incómoda. Ninguna de las opciones me gustaba.
Por un breve instante considero la posibilidad de escapar de la boda, pero aún si lo hiciera no se como volver a la casa para recoger mis cosas y mucho menos como volver hasta el departamento. Lugar donde también tenía todas mis cosas y no tenía llave. Mis planes de escape siempre fueron un fiasco, probablemente por que el futuro más cercano que tiendo a poder ver es ese que es de este momento a los próximos cinco minutos.
Mientras mi mente divaga por lugares desconocidos una mano me sorprende posándose en mi hombro y de inmediato un escalofrío recorre toda mi espina dorsal. Cuando me volteo me encuentro con Leticia y una mezcla de alivio y decepción me invaden.
¿Por que me siento decepcionada de que Adam no haya venido a buscarme?
La mujer señala una de las mesas antes de correr una silla y tomar asiento. Noto entonces que en una mano lleva mi calzado y, a pesar de que son tacones, mis pies sabrán agradecer, los deja junto a una silla frente suyo. De repente ya no me siento tan agradecida de que sea ella quien vino a por mi.
¨¿Que pasó ahí dentro?¨ Preguntó, yendo directo al punto.
Puedo notar que se puso de espaldas a la puerta de cristal y aún más notorio, que no esta utilizando el lenguaje de señas como hizo desde el momento en el que se enteró que también soy sorda. Esta intentando que quien sea que vea desde afuera no sea capaz de entender la conversación que vamos a tener.
¨Supongo que me deje llevar.¨ Respondo de la misma forma, intentando no sobrepensar mi respuesta.
La veo reír un poco antes de negar divertida.
¨Solo se me ocurren dos opciones por la reacción de mi hijo.¨ modula señalando hacia su espalda con discreción. ¨Le dijiste que lo amas por primera vez o esa fue la primera vez que lo besas. Porque a Adam jamás le ha importado hacer lo que quiere ante un público, no es precisamente tímido.¨
Es entonces cuando todo el calor se acumula en mi rostro. Ni siquiera me di tiempo de ver la reacción del susodicho, ni siquiera voltee a ver cuando lo deje allí varado. Tomó asiento frente a ella y aprovecho para mirar por detras, solo para encontrarme a un para nada discreto Adam mirando hacia aquí. Cuando nuestras miradas se cruzan el la parta de inmediato.
¨No necesitas que yo te diga que el te quiere para saberlo ¿Verdad linda?¨ Dice y la curvatura de sus labios me hace imaginar que lo dice con ternura.