Escuela de Villanos: Los inicios

Día 3: Frost

Todo el camino hacia el punto de partida, acompañado por el asistente, iba pensando cómo ganar esta prueba. Pan comido, éramos 50 concursantes, de los cuales los mejores 30 ganarían, las posibilidades estaban a mi favor. La mejor estrategia era utilizar todos los días de la semana al máximo y estar siempre alerta a posibles ladrones, dormiría sobre algún árbol. Y de paso, estaría bueno encontrarme a Twister. Alguien tiene que darle su merecido.

Mis primeros dos días fueron tranquilos, hasta que apareció el enano.

Estaba yo solo buscando cofres, ya tenía una buena suma, 22 puntos, cuando de pronto comencé a escuchar pasos que corrían, que corrían hacia mí.

—¡Frooost! ¡Frooost!— escuché gritar a una voz familiar. Era Dafs, que venía a toda velocidad.— Al fin encuentro a alguie...— Dafs pisó una raíz y cayó de cara al suelo. No pude disimular una leve sonrisa. Se quejó un poco pero se incorporó con la cara llena de tierra, que se sacudió y siguió acercándose.— ¿Y ya encontraste algún puntaje?— me preguntó, cuando finalmente estuvo cerca.

—Nada que te interese— le respondí al enano. Lo que menos quería era un compañero en esta prueba. De modo que comencé a caminar, pero desafortunadamente me siguió.

—Ah, bueno— me contestó Dafs— si no me interesa no me cuentes, yo encontré 15 puntos, mira. Estaba muy solo, en realidad había encontrado más de 15 puntos, pero alguien me robó el otro, así que caminé solitariamente hasta que...— Comencé a caminar más rápido— ¡Ey!— me llamó. Diablos.

—No me interesa.— le respondí sinceramente.

—Está bien— me contestó. Qué bueno que finalmente entendiera.— Pero no te vayas, no me gusta estar solo, porque una vez, cuando era chiquito...— Ugh, ahí viene el dolor de cabeza. Decidí interrumpirlo, por mi salud.

—¿Es que nunca te callas?— le grité. ¿Que no le gustaba estar solo? ¿A quién no le gusta eso? ¿Cómo encontraba la paz ese chico entonces?

—Claro que me callo— me respondió él— No podría estar hablando todo el día ¿no? Aunque un día, un amigo me retó a que lo hiciera, y creo que lo hice, pero no me acuerdo muy bien, porque fue hace mucho... a ver... creo que fue cuando...

—¡Silencio! ¿Por qué no vas por tu camino y yo por el mío?— Suspiré.

—Ay, qué mala onda. Mira, está bien, me callo, pero si me dejas acompañarte, porque no me gusta estar solo ¿sabías? Es como que...— No, este chico no sabe lo que es el silencio. De un rápido movimiento le congelé la boca.

Y así continuamos caminando, en silencio. Aliviador. De pronto noté un cambio en su mirada ¿ojos rojos? Después de observarlo un buen rato, noté que Dafs encontraba los cofres con más facilidad, incluso los que estaban escondidos en lugares rebuscados. Me estaba sacando oportunidades de encontrar mis puntos, esos cofres podrían haber sido míos.

—Alto.— Frené en seco de pronto— Vete— Dafs balbuceó algo, y luego otra cosa que pareció una maldición por no poder hablar. Y ahí fue cuando me di cuenta, le descongelé la boca.

—¡Finalmente!— exclamó él— No, no te preocupes, prometo no hablar mucho yo...

—¿Cómo encuentras los cofres?

—¿Yo? Ah, pues tengo visión de rayos x, ¿nunca te he hablado sobre mis poderes?

—Nunca me había interesado escuchar sobre eso— le respondí sinceramente— Pero ahora lo entiendo, o te vas o dividiremos los puntajes.— Él, obviamente, eligió dividir los puntajes. No vivimos en un mundo perfecto, pero algo era algo.

Y así continuamos, Dafs hablaba y buscaba los cofres. Me contó algo sobre Wany y Flux, no le estaba prestando mucha atención pero con lo poco que escuché entendí que habían asustado a Flux, me reí por lo bajo con su anécdota. Pronto me desharía de él, su palabrería me estaba irritando. Aunque fue bastante fructífero, el primer día habíamos logrado 32 puntos yo y 35 él.

Al día siguiente repetimos la estrategia de que él los buscara con su visión de rayos x. Hasta que de pronto, lo que estaba esperando: una ráfaga de aire diferente a la corriente natural que allí había.

—¡Silencio!— le grité entonces a Dafs que venía hablando sobre algo que yo no estaba escuchando—Aparece— le ordené a Twister.

—No eres nada lento, congeladito— apareció con una ráfaga de aire. "Congeladito" pff, ¿en serio cree que eso me ofende?

—A un lado— le ordené a Dafs.

—Oww— comentó Twister— Qué adorable, no quiere que sus amiguitos débiles salgan lastimados— y rápidamente se corrigió— Uy, pero si no son tus amigos, cierto que no tienes amigos.

—¡Ey! ¡Yo sí soy su amigo!— gritó Dafs— ¿o no Frost?




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