CHASE
Su rostro está a escasos centímetros del mío, desde esta posición puedo sentir su entrecortada respiración golpear sobre mi piel, al igual que puedo sentir los acelerados latidos de nuestros corazones. Claramente la castaña no está totalmente en sus cabales como para notar la extrema cercanía de nuestros cuerpos, si ella en este momento estuviese sobria, esta situación no se estaría dando, es así que disfruto los escasos segundos en los que su hermoso rostro y cuerpo está pegado al mío.
—Creo... q-que tomaré... ot-otro vaso...—vuelve a decir la castaña en un estado de ebriedad casi alto. Intenta levantarse del sofá colocando ambas manos en mi pecho para utilizar a éste como soporte pero se resbala y vuelve a quedar en la misma posición de antes: ambos frente a frente. Para su suerte, mis reflejos son más rápidos y logro sujetarla para que caiga sobre mis brazos antes de terminar desplomada en el suelo.
Esto está resultando más difícil de lo que esperaba, nuestros rostros están a escasos centímetros de distancia y mis ganas por abalanzarme sobre ella y besarla son muy fuertes, sé que no debería hacerlo porque su estado no es el mejor, pero no creo que se dé una situación como ésta otra vez
—Te traeré un vaso de agua—digo sujetándola del brazo y luego sostengo su cabeza y cintura, sus ojos comienzan a cerrarse lentamente, pero en cuanto se percata que está sobre mis brazos salta de los mismos—y aquí está otra vez esa chica temerosa y desconfiada—y de un golpe se lanza al suelo y se acuesta sobre la fría arena
—¿Cuantas estrellas crees qué hay?—pregunta la castaña desde la arena mirando hacia el cielo con una voz infantil—porque parecen demasiadas.
—No lo sé, ¿tú cuantas crees qué hayan?–respondo y ella se encoge de hombros—ven, dame tu mano, creo que deberías alejarte de la barra por un buen rato.
—Estoy perfectamente— dice intentando incorporarse y acomodando su ropa.
—No te dejaré sola, así que te vienes conmigo.
—Estoy per-perfectamente Chase
—¿Quieres que te ayude?— pregunta Amber llegando a nuestro lado.
Ella por su parte no está tan afectada por el alcohol. No puedo decir lo mismo de Wendy, Liz y Margot, estas dos ultimas se encuentran en la misma situación que la castaña. O incluso peor.
—Creo que puedo solo, voy a intentar acostarla en uno de los sofás. No puedo llevarla así hasta su apartamento.
—Está bien, yo creo que haré lo mismo con las chicas— dice señalando hacia donde se encuentran. Doy media vuelta volviendo a centrar mi atención en Wendy pero esta ha desaparecido. Observo todo a mi alrededor y no logro ubicarla, es imposible que haya ido muy lejos teniendo en cuenta en el estado de ebriedad que está.
—¡Wendy!— grito, como si se tratase de un perro y no de una persona, pero no obtengo respuesta alguna. Dos segundos que la he dejado sola, y ya ha desaparecido de al lado mío.
—¡Wendy!— esta vez si llamé su atención, se voltea para mirarme y la encuentro con un vaso en la mano.
El cual por supuesto que no contiene agua.
—¡Esa soy yo!— grita la castaña alzando su vaso al cielo y con una sonrisa de oreja a oreja como si le estuviesen contando un chiste.
—Ven, quiero mostrarte algo— miento. Es la única forma de hacer que me siga. Tomo el vaso que lleva en sus manos, lo deposito sobre la barra y nos alejamos.
—¿¡Qué haces!?
—Deja de beber alcohol por favor, mañana me lo agradecerás. Si es que lo recuerdas— digo por lo bajo.
—Eres un iniota— la miro y comienzo a reír. Estoy seguro que quiso decir "idiota".
—Como tu digas— digo riendo.
Coloco uno de sus brazos por encima de mis hombros dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre el mío, e intento esquivar a las demás personas que aún se encuentran en el lugar.
Son las cuatro de la madrugada, estás fiestas suelen terminar a eso de las seis de la mañana, pero debido a la gran cantidad de personas que se encuentran en la misma situación que Wendy o muchos otros como yo que deben cuidar a alguien, debieron irse más temprano.
Alex y los chicos se fueron hace un buen rato hacia la casa de Caleb. Yo también fui invitado, pero decidí quedarme con Wendy. El estado en el que se encuentra no es el mejor, y teniendo en cuenta que fui yo quien la ha invitado sería un tanto descortés dejarla aquí sola.
O al menos eso es lo que quiere que mi cerebro crea, porque estoy casi seguro que no es del todo ese el motivo por el cual estoy aquí y no en casa de Caleb.
—Brittany irá—me dijo Alex. En ese momento no le di importancia, es decir, hemos terminado, finalmente le he puesto punto final a lo nuestro y aunque me parezca raro y difícil de creer estoy bien. Por primera vez en mucho tiempo puedo decir que estoy bien.
—Está bien—le respondí. Hasta ese momento todo iba viento en popa, Amber y las chicas irían, por lo tanto Wendy también, nos quedaríamos hasta altas horas de la madrugada bebiendo y riéndonos como hacemos siempre, pero en cuanto la vi a ella, a Brittany, caminar por delante de mi a unos escasos metros de donde me encontraba, no me pregunten porqué pero cambié de opinión. Automáticamente busqué una excusa para no ir. No sé si fue porque no quería encontrarme con ella, porque el verla o estar cerca de ella haría que volviéramos a estar juntos y retrocederíamos diez pasos atrás en lo que tanto he estado luchando por finalizar, quizás también fue el hecho que he venido con otra chica que no sea ella, quizás sea porque esa chica es la misma que vió el día que nos peleábamos fuera en el pasillo del edificio y a la cual le habló de malas formas, quizás sea porque dije el nombre de esta chica luego de habernos acostado, quizás sea porque no quiero que me vea con Wendy y sepa que la olvidé, quizás sea porque aún no la olvidé y estoy aquí con Wendy para olvidarme de ella, quizás sea porque siento algo por esta chica.