Capítulo 2

Actualidad:

- ¡Ethan baja a desayunar! – grito

- ¡Deja de gritar!, sabes muy bien que no te hará caso… hermanita – lo último Lariza lo dice con algo de ironía

- ¡Buenos días! - escucho desde las escaleras

Volteó y veo a Emily pasar de largo, ignorando así a Lariza, hasta venir a mí, a darme un abrazo y un beso.

- Sigo aquí Emily - dice ella mientras levanta su mano para que la vean

- Hola, buenos días, Lariza - responde con un poco de amargo, mientras que se dirige al comedor y se sienta a lado de mí sitió

- ¿Eso es todo? - pregunta con una ceja alzada - ¡Que grosera!

- No empieces, Lariza - ella voltea a verme y me rueda los ojos

- Emily, ¿Sigue durmiendo? - sabe a lo que me refiero y solo asiente

4 años y sigues siendo el mismo, he tratado de ganarme su cariño y pocas veces lo aceptado, pero luego el cambia a los pocos segundos y vuelve hacer simplemente él.

Ya saben a lo que me refiero, ¡Es bipolar!

- ¡Dios esté niño me tiene más estresada que el mismísimo trabajo! - exclamo

Ya solo me falta 2 años para graduarme de la universidad y luego podré recibir mi título, pero al igual que estudió también trabajo por las tardes.

Voy casi 6 meses trabajando para la familia Clayton que son socios de mí padre.

Su familia consiste en la señora Helena Clayton, su esposo Marc, y su hijo Jashley.

El muy condenado, es apuesto, aún más con sus hermosos ojos de color café, con su tamaño perfecto, su piel blanca, su voz es gruesa, sus labios son gruesos, cabello de color negro y un cuerpo con abdomen perfecto que sé muy bien que abajo de su uniforme de empresario lo trae, pero su frialdad y ser una persona autoritaria, hace que a veces agaché la cabeza.

Yo creía que era el único hijo, pero no fue así.

Recuerdo muy bien que un día choque con un chico de Maso menos de 19 años, que salía de su oficina.

- ¡Oh, Lo siento mucho! - se disculpa mientras suelta sus puños en tranquilidad, me da la mano para que pueda levantarme y de tan solo mirarlo puedo notar lo guapo que es - ¿He? Hola, ¿Estás bien?

¡Mierda!, su voz es tan hermosa.

- ¡Ha si, si no te preocupes por mí! - reacciono mientras que me acomodo y sacudo mí uniforme

Veo las hojas del contrato con las otras empresas que llevaba y este chico guapo hizo un gesto muy lindo.

- ¡Ten! - exclama mientras que me da los papeles que acaba de recoger - En verdad, lo siento tanto

- ¡Gracias! - es lo único que logró decir

- He, ¿Cómo te llamas? - pregunta algo confundido

- Soy Zu-Zuri Wilson - mí voz suena con algo de timidez - ¿Y usted?

- No me llames de usted - exclama mientras se ríe

Su dentadura es tan perfecta.

- Apenas tengo 19 años - dice

Y hay es gente dónde Zuri Wilson acertó en la edad de este chico.

- ¡Oh! No sabía, lo siento - murmuró apenada

- No te preocupes - prosigue - Soy Jahym Clayton

Me quedo fría al terminar de escuchar su apellido - ¿Eres hermano de Jashley?

Me da una sonrisa pícara - ¡Sí!

¡¡Oh, por Dios!!, ¡Sí que estos dos hermanos tienen la perfección creada por el mismísimo Dios!

Este chico tiene sus ojos de color verdes claros, igual que su padre. Además, su cabello es marrón, labios gruesos, su voz es gruesas, al igual que su hermano, piel de color blanca, puedo notar que tiene un lunar en su labio y es alto.

- Mucho gusto, entonces - digo finalmente

La ropa que llevaba puesta ese día lo hacía ver muy, pero muy guapo.

¡Cálmate Zuri, se te subirá la presión!

- ¡¡Zuri, me estás escuchando!! – escucho el grito de Ethan que me saca de mis pensamientos y volteó a verlo

¿Cuándo ha bajado que no lo he visto?

- ¿Dime qué pasó? – pregunto

- ¡Lo que pasa es que no escuchabas a lo que te decíamos… hermanita! – Lariza habla mientras me mira rara

- ¡Si, perdón!

- ¡Debes saber que tu simple perdón no arreglará mí desayuno! – dice Ethan con molestia

- ¿Qué?... - digo confundida

¡Hay Dios lo acabo de recordar, los huevos revueltos!

- ¡Mierda! – maldigo mientras me doy media vuelta y lavo la sartén

- ¡Oye! Esa boca – salta Emily y eso que hace que ruede los ojos

- No debes hablar malas palabras en frente de nosotros – dice Ethan – Recuerda lo que nuestros padres siempre dicen