Espada de Hierro

Ocho años atrás

VIOLET 

 

Violet tomo el cepillo de madera con cerdas estropeadas, y con movimientos rápidos restregaba lo que podría haber sido mugre acumulada en el suelo desde hace años, las yemas de sus dedos estaban adoloridos y algo rojos, los sanitarios apestaban, y algunos ni siquiera tenían agua. Hebras de cabello color violet se le escaparon de su corta trenza, las bayas que había restregado en él, para volverlo rojo y ocultar su verdadero color, estaba empezando a desaparecer.  

 

Su estómago crujió  en lo que parecía un enorme rugido, llevaba más de un día sin comer algo, y le ardía la boca del estómago, apenas si podía mantenerse de pie, la visión de unos ojos turquesa como los de ella aparecieron en su mente, su hermano menor Aslak la estaba esperando tan hambriento y enfermo. Así que saco fuerza de su pequeño y delgado cuerpo, y siguió con la tarea, el señor de la taberna le pagaría una miseria, pero al menos obtendría algo de dinero. Siendo tan solo una niña de nueve años se había criado en la zona más pobre de la corte luna menguante, por lo que sabía sus padres habían muerto y como no tenían más parientes, aslak y ella tuvieron que vivir en la calle.  

 

Hizo un movimiento abrupto, lo que provocó que su brazo derecho se resbalara, provocando que la palma de su mano se rasgara con la punta filosa del borde del balde de agua, soltó un quejido de dolor, un hilo se sangre empezó a caer, manchando el suelo, y sus pantalones de tela mugrientos. Enterró los dientes con fuerza en su labio inferior, para evitar llorar, se había raspado cientos de veces las rodillas, al trepar en un árbol y coger frutas para su hermano y ella, pero la herida de su mano se veía peor, y  el dolor era insoportable, tenía que cubrirla, de manera que se quitó una de sus botas rotas y desgastadas, se sacó el retazo de tela que utilizaba como media, rasgo una tira, hizo un nudo que atravesara la herida y luego la apretó fuertemente de un tirón con sus dientes, lagrimas le escocían los ojos. al instante la tela se manchó de un color escarlata, Violet continuo esforzándose, aunque su rostro abandono todo el color, y fue reemplazado por uno más amarillento.  

 

Cuando hubo terminado, el señor Holisqui, de una apariencia desagradable, con una nariz chata como la de un cerdo, olía a colilla de cigarrillo y alcohol, le sonrió mostrando el espacio entre sus dientes, y luego le dio tres Crechs de plata como pago, por haber aseado los baños. Violet no pudo evitar la media sonrisa que se formó en sus labios. Salió caminando por la parte de atrás, evitando por poco que un hombre ebrio le callera encima, justo cuando el sujeto acababa de salir por la puerta de la taberna.  

 

Despues de varias calles llego a la zona de negocios ambulantes ilegales, lo que muchas familias de ese sector tenían que hacer para poder llevar un plato de comida a la mesa, cada noche, incluso vendían sus partencias o hacían cambios de cualquiera cosa como ropa o joyas.  

 

Cuando el rey Adalsteinn subió al trono hizo que mucha gente personas perdieran sus propiedades, y el fuera el nuevo dueño. La razón por la cual no cerros esos negocios, era porque cada mes tenían que entregan como ofrenda una suma de Crechs de oro alarmante, a menos de que quisieras que te encerraran en las mazmorras.  

 

Se detuvo en un puesto de comida de un vendedor ambulante y compro dos panes rancios, y tres manzanas a punto de ponerse mohosas, camino por las calles adoquinadas y mugrosas, cruzo la calle y entro al callejón, vio a tres niños, uno de ellos era Aslak su hermano menor, con el cabello castaño oscuro, tenía puesto un saco feo marrón, que ella había robado en el mercado hace unos días, unos guantes en sus delicadas manos, y tan excesivamente delgado, los pómulos ahuecados y los ojos brillantes por el hambre, su piel pálida, tosiendo sin parar, junto al fuego, tratando de calentarse. El más alto era Lambert, con un gorro en la cabeza, algunos mechones rubios se salían por el borde, su ojos miel apagados y tristes. Quien huyo de su casa antes de conocerse, era el menor  de cinco hijos, quien decidido escapar antes de que sus hermanos lo asesinaran, o su padre lo vendiera por ser un hijo no deseado.  

 

HACE UN AÑO

 

Violet y él se habían conocido hace un año, cuando ella vagaba por la calles, porque siempre había sido una niña demasiado curiosa, por eso iba todos los días donde Luxil era una amable mujer que había servido fielmente al rey y era tan encantadora que logro llamar la atención de uno de los guardias del castillo, ellos se enamoraron profundamente, a pesar de que estaba prohibido que una mujer de bajo rango, una simple sirviente se casara con un guardia, su compañera de trabajo los traiciono delatándolos, y el rey los convoco a una audiencia, donde en frente de todos, le ordeno al amado de Luxil que le rompiera las piernas con sus propios pies, él horrorizado se negro profundamente, a cambio de esto, otro guardia le enterró una espada en el corazón y luego le rompió las piernas a Luxil, como un espectáculo para que todos supieran que eso les esperaba si rompían las reglas. El rey le prohibió a una sanadora curarla, dejando que su apellido se viera manchado y repudiado por la sociedad.  

 

Violet había escuchado la historia con suma atención, y luego le cogió la mano a Luxil, era hermosa, con el cabello rojizo como el fuego de un atardecer, muy característico del otoño, la contextura de un cuerpo que antes hubiera sido impresionante, a hora ella se dedicaba a contar historias de las más inigualables aventuras a cambio de una moneda, su familia le había dado la espalda como a un enfermedad contagiosa, Violet le había dado una de las manzanas que había robado, la mujer agradecida le paso una mano por el rostro, con una delicadeza que hizo que el corazón de Violet se encogiera, ella no recordaba cuando fue la última vez que alguien la había tocado asi, con una familiaridad, como la de una madre.  




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