Espera, ¡este es el Final! [libro #2]

Regresando a casa.

Capítulo 1

Señoras y señores, amables pasajeros, hemos arribado. Conforme vayan saliendo, asegúrense de llevarse todas sus pertenencias. Todo lo que dejen será equitativamente repartido entre los miembros de la tripulación. Por favor, no dejen niños ni cónyuges. El último en salir del avión deberá limpiarlo.

Las palabras de la azafata, hicieron que se me olvidará lo nerviosa que estaba. Mi risa salió al igual que todos los pasajeros. Habíamos estado en vuelo durante 9 horas muchas caras largas, caras de cansancio y por supuesto cara de quererse matar antes de bajar el avión. Y esa última era la mía. Cinco años, cinco largos años han pasado y aún no quiero regresar. Miro por última vez a todos, el uniforme azul con rojo de la azafata reluce al igual que su sonrisa, era lo único amable que había en este avión.

─ Felices vacaciones ─ le sonrío por sus palabras ojalá fuera vacaciones y no vivir por una temporada con mi madre, casi 23 años y aún necesito vivir con ella. Luego de graduarme, necesitaba estar una temporada con ella antes de irme a vivir completamente a Vernaza un pueblo pequeño de Italia.

Viajo por todo el aeropuerto buscando a mis padres.

Un papel con letras grande que decía.

Mi niña está en casa.

Fue lo único que pude observar de las manos de mamá, al lado se encontraba Fred y mi hermoso hermano menor, sus ojos verdes relucieron cuando me miraron, ruedo mi maleta hasta ellos con la cara roja de vergüenza. Mis tacones hacían eco cuando corría con ellos a mitad del aeropuerto.

─ Mamá por dios ─ dije un tanto avergonzada llegando a ella, sus manos me envolvieron en un abrazo. ─ ¡baja eso!

Todos rieron.

─ Me alegras que llegarás bien cariño - dijo Fred separándome de mamá que no quería soltarme, algunas lágrimas rodaban en sus mejillas.

─ Estas más grande - soltó en un sollozo.

─ Enserio mamá - la voz del amor de mi vida me hizo bajar hasta él. Su cabello negro puntiagudo y sus ojos. Ese niño iba hacer un conquistador.

─ Mi beso ─ Hago la mímica del beso, pero la cara de asco de Gabriel se interpuso en ello, sus manos detuvieron mi cara.

─ Hay gente viéndonos Jules - dijo con autoridad me sobresaltó al escucharlo. Gabriel era único en su forma de niño de cinco años.

─ Está bien, pero cuando lleguemos a casa no te soltare.

Vuelvo a estar de pies. La cara roja de mi madre relucía por sus lágrimas, las manos apoyadas de Fred en su cintura.

─ Por Dios mamá Gabriel tiene razón pasé de un metro cincuenta y dos a un metro cincuenta y tres. La risa de Gabriel resonó en mis oídos como odiaba a ese niño, pero como lo amaba. Pongo en los blancos.

─ Por Dios Jules comprenderme no te he visto desde navidad.

─ Eso fue solo apenas 6 meses.

La voz de mi madre iba a contraatacar cuando Fred la detiene.

─ Por favor cariño Jules viene de un viaje largo, es mejor ir a casa.

Suspire de alivió, Fred tomó mis maletas y mi brazo fue sostenido por mi madre que caminamos hasta el parqueadero del aeropuerto. El agarre de madre era fuerte. Habíamos estado separadas solo 6 meses, todos los años era lo mismo.

─ Hija cuando volverás.

─ Necesitamos pasara fechas especiales desde casa no en tu universidad.

─ Necesita respirar otro aire.

Cada visita era lo mismo, nunca había querido ir después de lo sucedido, pero aquí estoy de vuelta. El trayecto en el auto era silencioso, mi bolso de mano se encontraba en mis piernas tomó la tarjeta en mis manos.

─ ¿Iras? - dice mi madre mirándome, le sostengo la mirada indecisa.

─ Aún no lo sé.

Miro la tarjeta de invitación.

Nuestra boda.

Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección.

Aarón Jones y Elizabeth Stone.

Invita a Familiares y amigos a la ceremonia de Boda.

Trago saliva cuando termino de leer en mi mente, cada frase me la sé de memoria. Como pudo pasar esto. Cuando la recibe hace unos dos meses mi corazón se volvió chiquito cada mensaje de él, cada correo que no abrí que no leí y ahora se casará.

─ Nadie te va reprochar nada cariño lo sabes - dijo Fred viendo por el espejo retrovisor.

Asentí.

─ Acabas de llegar de viaje no iras - soltó Gabriel, mi sonrisa se asoma y me volteó hacia él.

─ No te vas a embarazar de un extraño en una fiesta, así que no iras.

Todos nos ahogamos con nuestra saliva que nuestra tos salió.

─ ¿Quién te dijo eso? ─ pregunté.

─ Mi padre.

─ Fred - dijo mi madre golpeando su brazo.

La risa de Fred resonó en el auto al igual que la mía.

─ Solo le dije que en las fiestas donde había alcohol las chicas tomaban decisiones equivocadas. - dijo defendiéndose.

─ ¿En que universo paralelo paso eso? – Pregunté.

─ En CSI.

Todos miramos a Gabriel.

─ La novia del muerto se embarazo del primo en una boda, y resultó ser el asesinó. - terminó de hablar.

─ Cuantas veces te dije que no me gusta que andes viendo eso ─ la furia de mi madre se veía en sus ojos cuando miraba a Fred y luego a Gabriel.

─ Mamá lo siento - dijo Gabriel ante la mirada de ella.

Me dirigí a Gabriel.

─ Prometo no embarazarme. ─ él asintió alegre y volvió con su juego de vídeo a veces me olvido que solo tiene 5 años.

─ ¿A qué hora es? - volvió a preguntar mi madre con curiosidad.

─ 3:00 p.m.

─ Son más de las 2:30, no alcanzarás a llegar a la boda - interrumpió Fred.

─ Podrías llegar a la recepción al menos podrás verlo.

Fred la mira extrañado haciendo una mini discusión, dos padres con decisiones diferentes. Uno quiere que vaya y el otro no, pero es cierto no alcanzare la boda. Pero necesitaba verlo, después de esto no lo vería más.



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En el texto hay: humor, recuentro de amor, risa y comedia

Editado: 28.09.2020

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