Espera, ¡este es el Final! [libro #2]

Besos.

Capítulo 29

Jules.

— ¡Verónica, me odia! — afirmó con convicción.

El cuerpo de Ian se tensa, y voltea lentamente hacía mí.

— No te odia — dice mintiendo.

Sus manos sostuvieron un libro y lo deja en mi mini biblioteca quitándome la mirada.

— Dale tiempo — dijo dándome la espalda.

— Odiar es poco para lo que está sintiendo ahora.

Silenció de parte de él, hace una semana que supe que Verónica sabía la verdad, una semana dónde Ashton cumplió su promesa de alejarse por fin y eso me alegra definitivamente.

Lo que no me alegraba era la idea de Verónica, no he sabido nada de ella desde su pelea con Ashton y desde luego se marchó a San Francisco, lo he intentado todo para hablarle y explicarle cómo sucedieron las cosas, pero no deja de colgarme y me odio por eso, a pesar de todo es mi cuñada.

La risa de Ian me hace prestarle atención — Verónica no odia a nadie. — me reprende.

Ruedo los ojos a sus mentiras.

Esa es la solución a todos los problemas que le presento con su hermana.

"Verónica no te odia".

"Verónica no siente odio en su corazón"

"Verónica... esto, es muy buena"

Claro que no me odia, ella me detesta. Me quiere ver muerta.

Lo puedo sentir.

Le sostengo la mirada a Ian que aún revuelca todo en mi habitación, mi sonrisa se asoma y no puedo creer que tenga tanta suerte con él.

Su cuerpo era un afrodisíaco a mis hormonas calientes y era algo que quería disgustar, probar y saborear.

— Te gusta... ¿no es así?

Mierda me ha pillado otra vez comiéndolo con la mirada, me enfocó en sus ojos y no en su trasero redondo y perfecto que es una belleza, la octava maravilla del mundo.

Lentamente llegó hasta su vista y me confundo cuando sostiene un libro y no cualquier libro.

Es un libro que escribí como hobby y lo imprimí para mí.

— Sexo en Venta — dice divertido —Te gusta el sexo en venta.

Esta vez no aguanté la risa — No es lo que piensas.

— Me estas comiendo con la mirada y me estás diciendo que no te gusta el Sexo en Venta.

Rayos se dio cuenta.

— Es normal que lo hagas — dice clavándome la mirada — yo aún no puedo contener mis sueños húmedos contigo.

Las mejillas se encienden en segundos, Ian podía hacerme sentir tan bien con comentarios así.

Su cuerpo se abalanza hacia la cama cayendo y en ningún momento me quitaba la mirada de lujurioso que tenía.

Ambos estamos jugando con fuego y ambos queríamos apagarlo.

Moja sus labios carnosos con lentitud.

Adiós fuerza de voluntad.

Y hola calentura.

Tomó mi rostro, sin dudar toco mis labios provocando espasmos a mi cuerpo. Lambió succiono y volvió a lamberlos.

Dos cosas que no sabían que se hacían en los labios.

Ian sonríe victorioso cuando doy algunos gemidos en voz baja.

— Dime — susurro en mi oído a tiempo que lo toco y chupo tomándose su tiempo.

— Ian — solté un pequeño gemido con su nombre.

— Cuando estarás en mi cuarto — besa mi cuello repartiendo besos en el — en mi cama — besa mi pecho — en mis sábanas dentro de ella. — esta vez dijo mirándome.

Sonríe con malicia, tomando su rostro y recordé todo en estos últimos días.

Se había alejado de todo, de ese mundo. Lo había hecho por mí.

 No te dejaré en este momento fueron mis palabras

No lo dejaré como a papá.

A él no lo voy a dejar, no voy a dejar que la droga me lo quite como a papá.

Lo quiero en mi vida ahora y siempre.

Ian estaba limpio... y todo por mí.

Algo que papá nunca hizo.

— ¿Dime cuando Jules? — está vez sonó impaciente tocando mis piernas.

—Pronto — mencioné lo único que puede pronunciar en ese momento.

Estaba ida en el mar de placer que me estaba dando Ian con tan solo besos y toques suaves.

— ¿Pronto, cuando? — paró y mi su consciente volvió cuando alzó mi vista hacía él. — te estas convirtiendo en algo que deseo y eso me asusta.

—Ian— toque su rostro.

Su mano toca la mía con suavidad— desde que te vi, supe que ibas hacer mi perdición, Jules Larson.

Esta vez unió nuestros labios con fuerza dejándome sin habla, sin respiración... el único que me había besado así y tocado así era Ashton Cranston y ahora Ian, pero porque no siento ese choque de electricidad que hacía que mi entrepierna brincara.

Justo en este momento solo siento la necesidad de que Ashton me quite la ropa y bese cada parte de mi cuerpo cuando lo hicimos por primera vez.

Reprendo mis pensamientos, justo en este momento decidiste aparecer en mi cabeza Ashton.

La respiración de Ian se sentía agitada y solo estaba a mercer de que yo me sintiera a gusto con él.

No merecía mis pensamientos impuros que provoca Ashton en mí.

Dicen que el primer hombre que toca siempre estará ahí presente sea bueno o malo te desfloró y eso no se quita.

Ian no merecía esto, yo lo deseaba tanto como él a mí.

— Mi cumpleaños — solté cuando separo nuestros labios

— Lo sé — volvió a hundir su cabeza en mi cuello oliendo cada parte de él —en dos días, lo sé.

Una risita nerviosa salió sin pensarlo, no había entendido mi indirecta.

— Razón suficiente para estar juntos — solté la indirecta completa.

Dejo de besarme.

— Que mejor regalo que tu cuerpo — dije firme.

— Que perversa, señorita Larson.

—Tu trasero desnudo es el único regalo que quiero recibir.

Ian apoyo las manos en mi cintura con fuerza, su cuerpo se encontraba encima de mí a un peso que podía soportar.

—No provoques Jules.

—Ian — dije buscando su mirada, sus ojos verdes se encontraron con los míos, aun creía que no hablaba serio. —Hablo enserio.



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En el texto hay: humor, recuentro de amor, risa y comedia

Editado: 28.09.2020

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