Me sentía más que cansada, el viaje desde Vermont me había dejado sin ganas de nada, no quería levantarme. Tan solo abrí mis ojos cuando sentí que alguien se afirmó en mi cama, lo que claro provoco un gran susto, al abrir los ojos, vi a Nath quien me había traído desayuno. Sus rostro relucía por la luz tenue que se filtraba por las cortinas de mi cuarto, sus ojos cafés se veían mas claros ¿Es normal que un chico tenga una piel tal tersa y bien cuidada? Tiene la piel mejor que la mía.
—No tenías que molestarte. Gracias.
—No hay de que, ojala te sienta bien no soy tan bueno en la cocina. Creo que queme mas de algo.
—Gracias. De verdad.
—Bueno, ya te dejo debo irme a la universidad.-Despeino mi cabello, un gesto bastante infantil de su parte.-
—Adiós, suerte.
Me serví mi desayuno con total calma. Siendo sincera estaba delicioso, había olvidado como se sentía ser mimada de esa forma. Me recuerda cuando mi madre me despertaba entre susurros sorprendiéndome con un delicioso desayuno. Deje la bandeja ya vacía a un lado y sin tardar me fui hacia la ducha, deje mi ropa a un costado para poder ingresar a la regadera. El agua estaba realmente deliciosa, cálida. Cada gota sobre mi cuerpo, llevándose todas las malas energías. Tarde unos diez minutos en ducharme, una vez lista fui a buscar mis pertenencias para poder vestirme y maquillarme un poco, o al menos intentar hacerlo, no soy muy diestra con el arte del maquillaje. Si, definitivamente soy un torpe con las cosas femeninas. Ya estaba bastante retrasada y no podía darme el gusto de demorarme más. Un vestido y unos tacones bajos, una chaqueta de mezclilla sobre el. Bueno, no me veo tan mal, podía ser peor. Tome la bandeja entre mis manosy bajo mi brazo mi carpeta con mi hoja de vida y mi cartera colgando desde mi hombro. Baje por las largas escaleras hacia la cocina en donde se encontraba Ian, al que claro ignore por completo. La verdad no tengo intención alguna de relacionarme con el.
—Creo que no te enseñaron modales, se dice buenos días.
—Buenos días.-Dije entre dientes intentando mantenerme serena.-
—Niña tonta.
—¿Tienes algún problema conmigo? –Gire sobre mis talones hasta quedar frente a el.-
—No, solo te me haces desagradable.-La expresión en su rostro fue desagradable, una mezcla de arrogancia pura con sarcasmo.-
—Igualmente.-Tome una de las frutas de la canasta, y sin más avance hacia la puerta.
—Tarada.-Dejo salir una risa llena de burla, que solo logro hacerme enfadar mas.-
—Idiota.-Le lance la fruta dándole de golpe en la cabeza, sin mas me di la vuelta para salir de ese lugar, prácticamente huyendo. Fue inevitable no reír al escuchar su reclamo.-
Tome el ferri que me llevaría hasta mi primera entrevista de trabajo, estaba nerviosa y supongo que no es para menos, es mi primer empleo, al menos en esta ciudad. En Seattle trabajaba cuidando niños y en una cafetería que estaba a unas calles de casa, el dinero que tenía lo guarde en una cuenta, al menos puedo decir que tengo dinero ahorrado. No conozco del todo bien la ciudad, a quien engaño no conozco absolutamente nada, espero no perderme.
Durante gran parte del día fui a diez lugares diferentes, y en todos, un rotundo NO, no cumple con los requisitos, no tiene la experiencia suficiente, buscando a alguien mayor, a alguien mas bonita ¿En serio? Que frustrante, solo me quedaba un lugar, un café, el lugar se veía bastante bien. Amplio y con un colorido letrero en la parte superior del edificio. Ya estaba lista para otra respuesta negativa. No tengo ni la menor idea de como sobrevivir sin empleo. El solo pensar en pasar mis días escuchando al irritante de Ian, me causa escalofríos. No y no, necesito un trabajo.
Tome el suficiente valor antes de entrar en aquel café. En el interior, había tres chicos. Uno más guapo que el otro. Me quede idiotizada viendo a esos chicos quienes lucían como modelos de revista de modas. Su piel de porcelana, sin ninguna imperfección, su cabello bien peinado, ojos claros. Ahora me siento fea estando cerca de ellos.
—Hola.-Salude alzando mi diestra para saludar a aquellos chicos, avanzando temerosa hacia el mostrador.-
—Hola ¿Qué necesitas? –Cuestiono uno de ellos dedicándome una amplia sonrisa que logro ponerme aun mas nerviosa.-
—Vengo por el anuncio.-De mi carpeta saque una de mis hojas de vida poniendo esta sobre la vitrina.-
—Oh claro, Emma ¿No?
—Si.