Esperando al Destino.

En defensa de… (Emma)

¿Quién dijo que ser mujer era fácil? En estos momentos yo era madre, esposa, consejera de Erick, protectora de tres lunáticas, policía y abogada. Y no sabía cómo lo íbamos a lograr, pero definitivamente esas mujeres no iban a ir a la cárcel. Cuando llegué a dónde estaban los chicos, estos tenían armado un escándalo, se gritaban los unos a los otros, René había tomado a un abogado del traje y lo sacudía exigiéndole explicaciones.

-¡¿Qué está pasando aquí?!- grité por encima de todos, se hizo silencio y todos los rostros me miraron.

-¡René quiere acusarse a sí mismo!- acusó Erick señalando a su primo.

-¡Todo con tal que mi Karen quede libre!- se defendió René con lágrimas en los ojos.

-No sea loco hombre, ningún policía cuerdo le va a creer- explicó el policía sexy.

-¡Ya basta!- ordené- René, suelta a ese abogado. Erick, toma un vaso con agua que pareces al borde del desmayo. Y tú policía sexy, quítate la camisa para verte esos abdominales- todos hicieron caso menos el policía-Muy bien, escúchenme todos voy a hablar con ustedes, en completa confidencialidad- miré al policía- Si tú no estás dispuesto a guardar confidencialidad, te puedes ir, comprendo que estás comprometido con tu profesión-

-No, yo dejé el caso- respondió el policía sexy- Estoy emocionalmente implicado, así que lo mejor es no participar, en estos momentos estoy aquí en condición de pareja de una de las acusadas-

-Muy bien- accedí, definitivamente la mujer más afortunada del mundo no era Diana, sino Mary - Entonces estamos amigos y abogados en esto, por eso la confidencialidad es importante. Voy a comenzar por la verdad: Las chicas si son culpables de lo que se les acusa- en la sala se hizo un silencio total. Erick se pasó las manos por el cabello con desesperación y René contuvo las ganas de echarse a llorar.

-¿Por qué no nos lo dijeron?- preguntó Erick con un evidente nudo en la garganta.

-Porque no se sienten orgullosas de eso- le respondí- Tienen miedo. En el fondo son unas niñas asustadas del mundo. Y ahora vamos al resto de los hechos: Sí, las chicas hicieron eso, pero estaban en situación de calle, asustadas, tenían 18 años, no tenían ni padres, ni tíos, ni nadie más que a ellas mismas-

-Eso no las justifica- apuntó el policía- Miles y miles de chicos se encuentran en la misma situación y no hacen esas cosas-

-¿Ah sí?- le pregunté cruzándome de brazos- Y estadísticamente hablando, ¿Cuántos chicos en las mismas condiciones terminan envueltos en problemas peores?- el policía se quedó callado, concediéndome la razón- Todos sabemos que la mayoría terminan en la mafia, en las drogas o en la prostitución. Las chicas no hicieron nada de eso, hurtaron, sí, pero invirtieron en conseguir trabajos, en comer, en levantarse. En su trabajo anterior, Diana trabajaba catorce horas. Mary por su parte trabajaba de día y estudiaba de noche, lo cual casi ni le dejaba tiempo para dormir. Y Karen, empeñada en ayudar a las otras dos, se sobre cargaba de trabajo y terminaba casi viviendo dentro de la compañía. Las chicas solamente recurrieron a eso en momentos de extrema necesidad. Y según he revisado, Diana estaba reuniendo dinero para devolver la cantidad exacta de lo que habían tomado-

-Todo eso tiene sentido- concedió el policía sexy- Sin embargo, el jurado o el juez pueden alegar, que el riesgo está en que si ellas se vuelven a ver en la necesidad de robar son capaces de volver a hacerlo-

-Pues no lo creo- rebatí- Esas mujeres son honestas y lo puedo demostrar fácilmente: A ver Erick, como tu secretaria Diana ha manejado tus cuentas del banco, ya que posee claves y muchas veces ha tenido las tarjetas y chequeras en sus manos, ¿Alguna vez te ha faltado dinero, aunque sea un centavo?-

-Nunca- admitió Erick- También ha manejado dinero de la empresa y la verdad nunca ha faltado nada, ni siquiera se ha perdido un lápiz de la oficina-

-¿Y a ti René?- le pregunté y este se sobresaltó al escuchar su nombre- Karen vive contigo, ha estado en tu empresa, ha ido a casa de tus amigos, ¿Alguna vez ha faltado algo?-

-No, no, mi Karencita sería incapaz- René dejó escapar algunas lágrimas.

-Aparte, si mal no recuerdo, cuando Karen se enteró que estaba embarazada, se desapareció de tu vida, porque no quería solamente sacarte plata para el bebé, ¿O me equivoco?- insistí.

-Tienes toda la razón- concordó René sacando un pañuelo para soplarse la nariz.

-¿Y tú, ángel de la justicia?-le pregunté al policía- Eres detective y de seguro le has comentado a Mary algo de tus casos, ¿Alguna vez notaste algo extraño? Y no me refiero solamente a que te falte dinero, porque se nota que tú no ganas mucho, hablo de que se haya filtrado información o que no te hayas sentido seguro y a salvo con Mary-

-No, para nada- reconoció el policía- Ella siempre se ha mantenido confiable, hasta ha venido a la comisaría a atender gratis a mis compañeros con problemas de salud-




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.