—¿cazadores? —repetí—, ellos se supone que están extintos hace años.
—Pues no lo están, se esconden en las zonas más pobres de las manadas para que nadie los moleste, se dividen en pequeños grupos para pasar desapercibidos. No fueron una molestia hasta que se llevaron a Ady.
—¿Cómo sabes todo esto? —gruñí. ¿De dónde sacó la información?
—Tengo mis informantes Lukyan, hace poco tiempo nos introducimos en la manada de Alemania fuimos a uno de sus territorios y que tiene menos protección, un infórmate nos indicó que allí podríamos encontrar respuesta, fui con veinte vampiros volvimos seis de ellos, solo eran cuatro cazadores y nos vencieron fácilmente, aunque me cueste admitir no estábamos tan en buena forma como ellos.
Ignoré el dato de la perdida de sus soldados—, ¿encontraste algo?
—si—sus ojos se volvieron más oscuros—, creo que ella se encuentra en los calabozos— caminó hacia un mapa gigante que tengo en mi despacho—, aquí están —señaló una pequeña isla—, allí torturan a sus prisioneros, esa es toda la información que tengo. Por eso estoy aquí buscando tu ayuda, si vamos ambos ganaremos.
Golpeé fuerte mente mi escritorio, luego lo agarré y lo estampé contra la pared. Ella estaba siendo torturada, los mataré a todos—. Debemos ir hasta ella.
—¿Quieres hacer una misión suicida? —rodó sus ojos—, debemos idear un plan y buscar a los mejores guerreros.
—Pediré ayuda de manadas amigas, todos me deben favores, deberán pagar.
—Necesitamos toda la ayuda posible—susurró.
Una semana después...
Le pegué a mi contrincante en la pierna derecha, él se tambaleo un poco y aproveché ese descuido para hacer un corte con mi espada en su muslo. Los entrenamientos con los guardias eran los peores, ellos eran rudos y en ningún momento había un descanso.
—¡Basta! —alguien gritó. Me agarraron de los brazos sacándome la espada de las manos, eso significaba que el entrenamiento terminaba—. Hoy no podremos seguir jugando contigo.
Me arrastraron por el pasillo hasta llegar a mi celda, ellos me tiraron sin ningún cuidado en mi celda, miré por la pequeña ventana que daba hacia afuera esta permitía la circulación de aire, era de día eso era raro porque los entrenamientos siempre terminaban a la noche. ¿Por qué la rutina cambio?
Me senté contra la pared y masajeé mi pierna derecha, se había entumecido y estaba más morada de lo normal, el veneno del infectado no se fue completamente. A los pocos minutos un llanto se escuchó, la preocupación apareció de repente, Ian lloraba, pero en ningún momento escuché el llanto de Mateo.
Pisadas rápidas percibí, al poco tiempo mi celda se abrió haciendo un poco de ruido—, Solo has que se calle mujer—empujó a Ian a mis brazos y luego cerró la puerta.
—Mami—lloró en mis brazos—, lo tienen—lo abracé más fuerte—, le están haciendo cosas feas a Mateo.
Intenté consolarlo, lo abrazaba para reconfortarlo. Mateo estaba siendo torturado mas de lo normal y quería matarlos por dañar a los niños.
—Tranquilo cariño—agarré su pequeña carita, los golpes eran evidentes—, ya veremos cómo lo podemos ayudar.
El asintió, pero las lágrimas todavía estaban presentes.
—Nos atacan—el grito nos asustó a ambos. Los guardias que nos vigilaban se pusieron alerta por el grito, luego una explosión sacudió todo el lugar.
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Editado: 01.01.2021